Luego de asfixiar en silencio a las EPS y ante la derrota política en el Congreso, el Gobierno Petro ha desvelado su verdadera cara. Por medio de jugadas arbitrarias y sin aparente sustento técnico, el superintendente de Salud, Luis Carlos Leal, se ha convertido en el verdugo del avance social más importante de Colombia en los últimos 30 años. Sin mayor gesto de vergüenza o empatía por los pacientes, Leal ha hecho la tarea que le encomendó su mentora, la exministra de Salud Carolina Corcho, quien prometió una “crisis explícita” del sistema de salud.

La Superintendencia de Salud, que en su momento protegió y defendió a los pacientes, ahora se presta para darle juego a los caprichos políticos del Gobierno Petro, que van desde negar la escasez de medicamentos, llegando a decir estas denuncias son el resultado de una campaña mediática de desprestigio, hasta intervenir en menos de 24 horas dos EPS.

Es tal el imperio del terror en el sistema de salud que Compensar prefirió solicitar su liquidación y perder con dignidad la batalla frente al Gobierno. Esta EPS prefiere dejar de existir a ser intervenida por las manos de la Superintendencia de Salud, a quien poco o nada le importan los más de dos millones de afiliados de Compensar.

Para los colombianos, cada anuncio y tuit de Petro es un recordatorio cruel de que sus vidas penden de un hilo, mientras están a la merced de los caprichos del Gobierno nacional. Para los pacientes y sus familias, las actuaciones de quien debería protegerlos, como es el superintendente de salud, no solo son desconcertantes, sino también un claro mensaje de que sus voces son ignoradas y sus necesidades desatendidas.

Es inaceptable que las vidas y la salud de los colombianos se vean comprometidas por el autoritarismo del gobierno del presidente Petro, quien decidió imponer su nefasta reforma a la salud a toda costa, incluso si eso implica dejar a los pacientes sin acceso a los tratamientos que necesitan con urgencia. Dado que, para el Gobierno nacional, su ego político es más importante que la vida de millones de personas.

Ellos están empeñados en acabar el sistema de salud. Esta es una crisis humanitaria que no puede seguir siendo ignorada ni minimizada. Las mentiras y la negación de funcionarios como el superintendente Luis Carlos Leal y del ministro de Salud son inaceptables e indignas.

Este no es el momento para la indiferencia, el negacionismo o la inacción. Los gremios, los profesionales de la salud y la sociedad civil debemos exigir soluciones inmediatas y efectivas. Los colombianos debemos exigirle al Congreso y a las Cortes que no cedan ante el chantaje del presidente Petro y defiendan nuestra democracia. Y en las calles y las redes sociales, debemos recordarle al Gobierno que ellos deben cumplir con las funciones que establece la Constitución, esa misma que sueñan con refundar.