Es curioso el fenómeno que ocurre en Colombia. Sería imposible detallar en un documento, por más extenso que pueda ser, la cantidad de acueductos que jamás se han terminado, de hospitales abandonados, de vías pavimentadas que se rompen a los pocos días, de patinódromos comidos por la maleza y de piscinas convertidas en criaderos de mosquitos. Los miles y millones de pesos que se pierden en obras inservibles en Colombia podrían darnos fácilmente el título de la nación más despilfarradora de dineros públicos del mundo.

Detrás de este drama de obras públicas siempre retrasadas, con sobrecostos e inútiles, se esconde la corrupción que va de la mano con la campaña electoral. El círculo es vicioso. Políticos llegan al poder de la mano de financiadores de campaña, que son los únicos capaces de inyectar los miles de millones de pesos que valen las campañas políticas hoy. Y esos montos solo los mueven contratistas y narcos.

Cuando ya están en el poder, esos políticos que fueron financiados por estos personajes pagan las inversiones a sus campañas con la entrega de contratos a través de licitaciones amañadas que garanticen que no se quedará con la obra el mejor, sino el señalado por el político. De esas obras se saca tanto el dinero para pagar la coima al gobernante que le permita mantener su poder político como la “inversión” electoral del contratista. Para cumplir, se bajan las cantidades de obra, la calidad de los materiales, los kilómetros pavimentados y, por supuesto, es necesario hacer adiciones presupuestales. Al final, nada es suficiente y las obras terminan abandonadas, desfinanciadas o inservibles.

Así, una y otra vez, el círculo de corrupción se repite. Por eso es que en todos los departamentos vemos cómo los mismos gobernantes se alternan entre gobernaciones, alcaldías y Congreso.

La Fundación Pares publicó la lista de candidatos a las elecciones regionales que tienen cuestionamientos, la mayoría por ser parte de esta infraestructura electoral-delincuencial. Son 96 las candidaturas que tienen señalamientos.

No todos los precandidatos cuestionados pertenecen a clanes políticos. Hay otros con otro tipo de cuestionamientos. Dos grandes ejemplos son Santander Lopesierra, el Hombre Marlboro, que quiere ser alcalde de Maicao, sin importar que haya estado preso 18 años por narcotráfico en Estados Unidos; u Oneida Pinto, que busca la alcaldía de Albania, también en La Guajira, a pesar de ser ficha del condenado por homicidio Kiko Gómez y en algún tiempo prófuga de la Justicia.

Algunos de estos cuestionados son:

– Nebio de Jesús de Echeverry. Aspira a la gobernación de Guaviare. Ya fue gobernador en 2001-2003 y 2016-2019. Es acusado de relaciones con los paramilitares del Llano. En las audiencias de Justicia y Paz se le ha mencionado como uno de los ganaderos que participó de la reunión de creación del frente Pedro Pablo González. Fue suspendido en 2003 por la Procuraduría por irregularidades en contratos y destituido en 2004 por favorecer en un contrato a una empresa de su propiedad.

– William Villamizar Laguado. Ha sido gobernador de Norte de Santander dos veces (2008 a 2011 y 2016 a 2019) y quiere la tercera. No logró culminar ninguno de los dos periodos, fue suspendido por la Contraloría y la Procuraduría por irregularidades en un contrato de bilingüismo. Es cercano a Ramiro Suárez Corzo, condenado por el asesinato del exasesor jurídico Alfredo Enrique Flórez Ramírez. Lo señalan como cercano a Óscar Camacho, el contratista del que solo se sabe que tiene dos familiares condenados por narcotráfico y que Nicolás Petro mencionó como financiador de la campaña Petro Presidente.

– Yamil Arana. Quiere ser gobernador de Bolívar. Ha sido representante a la Cámara en dos ocasiones como fórmula de Nadia Blel. Es cuestionado por su cercanía con el clan Blel, cuyo miembro más importante, Vicente Blel Saad, fue condenado por parapolítica y enriquecimiento ilícito.

– Erasmo Zuleta. Aspira a la gobernación de Córdoba. Fue representante a la Cámara como fórmula de Johny Besaile. Erasmo es cuñado de Edwin Besaile e hijo de Mara Bechara, capturada en 2017 por presuntas irregularidades en convenios firmados por la Universidad del Sinú y pagados con dineros de regalías. Mara quedó en libertad en 2018.

– Gabriel Calle. Aspira a la gobernación de Córdoba. Fue coordinador de la campaña Petro en ese departamento. Es hermano del representante a la Cámara Andrés Calle Aguas, presidente de la corporación. Ambos son hijos del exalcalde de Montelíbano Gabriel Calle Demoya, investigado por presuntos hechos de corrupción en convenios interadministrativos celebrados entre el municipio de Montelíbano y la sociedad de acueducto y alcantarillado Jaguazul. Gabriel Calle Demoya también quiere repetir alcaldía de Montelíbano. El clan cuenta con el apoyo de Musa Besaile a través de su esposa, Milena Flórez, Julio Elías Vidal, actual senador y hermano del condenado Bernardo ‘el Ñoño’ Elías.

– Cielo Redondo. Fue alcaldesa de Uribia (La Guajira) por dos periodos (2001 a 2003 y 2008 a 2011) y quiere el tercero. Fue elegida con apoyo del senador Alfredo Deluque y del exsenador Ñoño Elías. A Redondo se le acusa de presuntos nexos con paramilitares del bloque Norte. Estuvo detenida por irregularidades en la contratación. En 2016, tras estar prófuga se entregó, pero luego fue dejada en libertad. Ahí quedaron las investigaciones.

– Roberto Jiménez Naranjo. Es hermano de Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, comandante del Bloque Central Bolívar de las AUC. En el 2008 fue incluido en la lista Clinton como testaferro de su hermano. Diez años después fue excluido de la lista. Quiere ser alcalde de Dosquebradas en Risaralda.

– Yahír Acuña. Quiere ser alcalde de Sincelejo. Fue representante a la Cámara por dos periodos. Inició su vida política de la mano del exgobernador de Sucre Salvador Arana, condenado por el asesinato del exalcalde de El Roble, Eudaldo Díaz. Diego Vecino ha dicho que Acuña fue el enlace entre paramilitares y la Universidad de Sucre. Hizo fórmula a la Cámara con Héctor Julio Alfonso, el hijo de la Gata, condenado por parapolítica.

– Juana Gómez Bacci. Es la hija de Kiko Gómez. Quiere ser alcaldesa de Barrancas (La Guajira).