Los efectos del covid-19 y del huracán Iota han dejado en evidencia los problemas del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Luego de más de un año tanto del paso del huracán como del inicio de la pandemia y de las promesas del gobierno para apoyar a la comunidad, cada vez son más los desafíos y menos las soluciones que se les presentan a los isleños.
Para hablar sobre estas problemáticas, la semana pasada llevamos a cabo nuestro foro Ruta País: “El futuro del archipiélago”, organizado por la Universidad del Rosario con el apoyo de aliados estratégicos.
Ruta País es un espacio de encuentro entre la academia, el gobierno, el sector empresarial y la sociedad civil que busca generar un diálogo para conocer las principales problemáticas de la región y buscar soluciones en conjunto.
En esta ocasión, en el evento en el que participó activamente la comunidad, se resaltaron cinco principales desafíos para el archipiélago: la inseguridad y el narcotráfico, la insuficiencia de servicios públicos como el agua y la energía, la precariedad de los servicios de salud, la falta de infraestructura y la baja calidad de la educación.
A pesar de que este departamento tiene como actividad económica principal el turismo, es fundamental procurar por su sostenibilidad.
Debería plantearse una estrategia de turismo que tenga como fin concientizar a los turistas de las dimensiones ambiental y cultural para respetar el archipiélago, desde el primer momento de su visita. El turismo no puede ser un depredador sino, por el contrario, debe contar con una sostenibilidad a largo plazo y traer más beneficios que problemas para la población, convirtiéndose en un aliado clave de la economía.
Uno de los atractivos del archipiélago es la reserva Seaflower, la cual fue declarada como Reserva de la Biosfera en el año 2000 por el programa “Man and Biosphere” de la UNESCO. Sin embargo, existe una paradoja entre tanta riqueza natural y las toneladas de basura que se producen y acumulan en el relleno sanitario Magic Garden, donde la capacidad es limitada y, a pesar de las promesas de las autoridades y de las alternativas propuestas para el manejo de residuos, los problemas persisten.
Asimismo, los ciudadanos piden claridad sobre el uso de los recursos provenientes de la tarjeta de turismo que deben adquirir los visitantes antes del ingreso a la isla, dinero que debe estar destinado a proyectos de infraestructura turística pública y a la preservación de los recursos naturales.
Además, las estrategias de control poblacional y de residencia parecen no ser suficientes en el archipiélago, de tal forma que los ciudadanos, especialmente la comunidad raizal, afirman que los recursos en el departamento son realmente escasos para el número de habitantes por kilómetro cuadrado actual.
Las promesas incumplidas son una constante para la población, pues han pasado más de 500 días desde el inicio del “Plan de 100 días para reconstruir el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina”.
Por eso, hago un llamado a las instituciones gubernamentales para brindar soluciones a las problemáticas de la población y reestructurar las estrategias relacionadas con el sector turístico.
Además, invito a los empresarios y a la sociedad civil (específicamente a los turistas) a promover un turismo responsable con el medio ambiente y con los habitantes del lugar.