Victoria Amelina no es una víctima más de la guerra en Ucrania. Ella representaba la lucha y resistencia de un pueblo que sueña con tener de nuevo la paz. Una mujer dedicada al mundo literario que tenía un futuro promisorio como escritora. Hasta el día en el que fue herida de muerte en el restaurante Ria Pizza, de la ciudad de Kramatorsk, denunció los delitos de lesa humanidad que estaban ocurriendo en su país como consecuencia de la invasión rusa.
Con ella se encontraban el escritor Héctor Abad Faciolince, el excomisionado de paz Sergio Jaramillo y la periodista Catalina Gómez Ángel, quienes salieron prácticamente ilesos del bombardeo. Abad y Jaramillo se encontraban de visita en Ucrania en calidad de miembros del movimiento Aguanta Ucrania, promoviendo así la resistencia del pueblo ucraniano. Increíblemente, se salvaron de morir.
Luego del ataque, el Gobierno colombiano emitió, a través del Danilo Rueda, un lánguido comunicado que no condenaba por ningún lado a Rusia por la comisión del atroz delito. Solo muchas horas después, como consecuencia de la presión de la opinión pública, el presidente Petro condenó el actuar de los rusos, siendo esta la primera vez que lo hace desde que inició el conflicto en Ucrania.
Hace unos días, el actual subdirector de RTVC, Hollman Morris, buscando quizás el beneplácito de los rusos, denunciaba que la revista SEMANA era el único medio que había informado que Putin estaba huyendo de Moscú hace unos días, cuando el grupo Wagner amenazó con derrocarlo.
Morris estaba más preocupado por la suerte de Putin que por la situación de los niños en el Chocó, del hostigamiento de las bandas criminales en el Pacífico colombiano o por la grave situación de orden público del país. ¿Curioso, no?
Tanto el comunicado emitido por el comisionado de Paz con ocasión del bombardeo, como el trino de Hollman Morris, muestran la simpatía de este Gobierno por Rusia. Los acercamientos de Petro a regímenes autoritarios como Cuba, Nicaragua y Venezuela, todos aliados de Putin, encienden las alarmas de lo que puede ser el futuro de nuestra democracia.
En el fondo, el conflicto entre Ucrania y Rusia tiene un profundo significado para el mundo entero. Allí vemos representada la lucha entre la democracia y la autocracia, entre el horror y la verdad. ¿De que lado quiere estar Colombia?.
Para regímenes como el de Maduro, Diaz-Canel u Ortega, Colombia es un país clave. Tener a Colombia de su lado es fundamental o, acaso, ¿dónde fue resguardada, protegida y entrenada Aida Merlano, quien siguiendo el libreto acaba de ser trasladada a una guarnición militar en la Costa Caribe?, ¿en que país está Iván Márquez al igual que varios miembros activos de las Farc y el ELN?, ¿no es acaso a Venezuela donde se quieren llevar a Salvatore Mancuso con la excusa de buscar muertos cuando en Colombia hay muchos más por causa del paramilitarismo?
Considero desafortunado que se desarrollen las negociaciones de paz con la guerrilla del ELN en territorio venezolano, cubano y mexicano. El Gobierno mexicano, ahora mismo, es acusado de querer socavar el poder judicial en su país. ¿Esos son los aliados que queremos para Colombia?, ¿podrá llegar a buen término una negociación con la participación de estos actores? Francamente, lo dudo.
Entre tanto, los colombianos tenemos una responsabilidad inmensa en las elecciones del próximo 29 de octubre. No nos estamos jugando simplemente el futuro de las regiones, de los departamentos y municipios, sino de la democracia en conjunto. Desde ahora hay que ser claros y dejar en evidencia qué partidos y movimientos han buscado como aliados a gobiernos tiranos y opresores, algunos con la intención de resquebrajar nuestras instituciones e importar modelos fallidos como el cubano para ser referentes del sistema de salud colombiano.
Es hora de que la Colombia que votó por Petro despierte. ¿Queremos seguir el ejemplo de regímenes autocráticos? Esta es una pregunta que todos debemos hacernos. Entretanto, #AGanarEl29O, luchemos por la democracia y por las libertades, porque prime nuestra Constitución y el Estado de Derecho.
Que la muerte de Victoria Amelina no sea en vano. A manera de homenaje, recordémosla como referente de lucha en contra de la opresión, a favor de los derechos humanos, la resistencia y la verdad. Recordémosla en nuestras conversaciones, muy especialmente a la hora de hablar sobre lo que queremos como país. Al defender nuestros valores, no sólo luchaba por Ucrania, también lo hacía por Colombia y por el mundo.
Ojalá este bombardeo a un restaurante en la ciudad de Kramatorsk le habrá los ojos a Colombia.