La masacre que acaba de ocurrir en Cauca, con saldo de 11 militares masacrados y 19 heridos por asalto de las FARC, mas la reciente toma de Ituango, Antioquia, y el soldado que fue incinerado en forma aleve y cobarde, son muestras inequívocas que en el grupo guerrillero no existe unidad de mando, tal cual lo hemos manifestado por esta columna en ocasiones anteriores. Es una clara demostración de que el proceso de paz que nos quiere vender el Ppesidente Santos, en contubernio con el grupo guerrillero de las FARC, no es más que el imperio de dos élites, para engañar y cobrar dividendos al mundo entero, cuando existe pleno conocimiento de causa, que la paz real y sincera continúa enmontada en lo más profundo de las selvas Colombianas. De otra parte, las 45 preguntas que con el debido respeto le formuló el procurador general de la Nación al señor presidente, que después de casi un mes aún no han tenido respuesta, han prendido las alarmas para entender que el proceso de paz que se lleva en la Habana, Cuba, entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC tiene mucho de gato encerrado, y que, como tal, el Ejecutivo quiere sacarla a toda costa aún a espaldas de la opinión Nacional y la internacional. Debe quedar claro para el Gobierno que querer poner las cosas en su sitio, hablar claro y sin tapujos especialmente para quienes tenemos la delicada misión de orientar a la opinión pública a través de las columnas de respetables medios de comunicación, no quiere decir que estamos en contra del Proceso de Paz, todo lo contrario: la queremos, pero que sea una paz justa y sincera, que los delincuentes de las FARC paguen con cárcel por sus fechorías, hagan entrega de las armas, liberen a nuestros niños, indemnicen a sus víctimas, regresen a sus predios a los millones de desplazados, y las inmensas fortunas que poseen producto del: narcotráfico, extorciones, secuestros y chantajes, sean entregadas al Estado, bajo la vigilancia de una ONG responsable, con el fin de desarrollar proyectos posconflicto. Pretender que exista divorcio entre el Ejecutivo y los órganos de Control es violar flagrantemente la Constitución Política del 91, que en su título X les da plenas facultades para que ejerzan lo concerniente a la moralización de la Administración Pública, que para el caso que nos ocupa: Capítulo 2, del Ministerio Público: son los organismos rectores para supervigilar los Actos Administrativos de los Tres Podres Públicos: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. No olvide, señor presidente, que Usted, como primer mandatario, debe dar ejemplo de pulcritud y de grandeza, y no creerse tan soberano para querer ignorar la Constitución y las leyes de la República, que son actos soberanos promulgados por el pueblo, que en su sano leal saber y entender los aprobó democráticamente, y que gracias a ese ejercicio, usted es presidente de la República, y en su acto de posesión juró ante Dios y ante la Patria cumplirlos, hacerlos cumplir y defenderlos aun a costa de su propia vida. Es muy válida la posición del procurador -ya que, el señor presidente no le presta atención a sus requerimientos e inquietudes-, el querer formar un grupo de ciudadanos de las más altas calidades profesionales e intelectuales, para opinar ante el país lo bueno y lo malo que sobre el proceso de paz se adelanta en la Habana, Cuba, considero que este ejercicio es totalmente válido y no tiene por qué estar sometido al capricho del doctor Santos, que si bien anhela la paz para todos sus gobernados, debe abrir espacios de diálogo para que los sectores de la sociedad opinen y propongan planes y programas de desarrollo. No olvidemos que la firma de la paz es apenas el traje de la novia, que durante más de 50 años se ha mostrado demasiado exigente, y que si en la etapa del posconflicto no tenemos con qué alimentarla, es muy poco lo que nos va a durar, como dice la exsenadora Piedad Córdoba, después de la firma de paz, aparecerán otros grupos subversivos que indudablemente estarán alimentados por quienes no fueron resarcidos adecuadamente. Pensar también en que va a ver paz con perdón y olvido es tarea de ingenuos, considero que hay ciertas cicatrices que son imborrables, como por ejemplo las masacres de campesinos con violación de sus mujeres, en presencia de sus hijos menores, estos casos laceran el alma de por vida y por más que se quiera perdonar, existirá el rencor en lo más profundo de sus corazones. Para que todos estos rencores producto de la violencia ejercida por los grupos guerrilleros a través de más de 50 años amainen un poco, es procedente iniciar un proceso de reparación, pero con el acompañamiento de profesionales expertos en derechos humanos para que mediante un proceso de reconversión se logren encausar a las víctimas por los caminos de la paz y de la concordia. Sin embargo, hay casos manifiestos que nos han llegado y que bajo ningún punto de vista aceptan entrar en diálogo con quienes fueron los asesinos de sus padres o violadores de sus madres, tías y hermanas en su presencia, todos sabemos que son cientos los abominables, que sólo escuchar los relatos causa angustia y postración, por eso,se necesita de mucho profesionalismo para llegar al fondo del alma de las víctimas, arrancarles el perdón para sus verdugos, pero jamás se conseguirá el olvido. urielos@telmex.net.co urielos@hotmail.es