En la vida de los seres humanos, un gran valor ético lo constituye el saber decir ‘sí' cuando se puede cumplir y ‘no’ cuando no se puede cumplir. Lo anterior significa que debemos saber exigirles a todos los candidatos y candidatas que aspiren a cargos de elección popular en Colombia, o a altos cargos tanto en el Estado como en el sector privado, que en la vida no todo vale y menos andar prometiendo lo que —a sabiendas— luego no pueden cumplir.
Eso es lo que de pronto ha venido pasando en nuestro país a nivel nacional, regional o local, en temas de interés para la población como las cero tolerancias con la corrupción, los despilfarros, la violencia, las desigualdades sociales, la ignorancia, el negocio del narcotráfico y los contaminadores ambientales, entre muchos otros temas.
También con la falta de políticas preventivas en materia de tragedias naturales, las cuales, si existiera una verdadera voluntad política de los gobernantes, sería posible prevenir graves consecuencias contra los seres humanos y demás seres vivientes. No olvidemos que, si se piensa a largo plazo, las acciones preventivas siempre son más económicas y rentables que las acciones de pronto socorro, que —por lo general— siempre se quedan cortas en la reparación de los daños.
Lo anterior puede explicarnos lo que ha venido pasando con el presidente Petro y su equipo de gobierno, así como con muchos otros anteriores gobiernos, en su dificultad para emprender y coordinar acciones de prevención, de pronto socorro y solidaridad en hechos sucedidos con millones de personas, tanto en el sector urbano como rural, quienes han venido sufriendo las consecuencias de la grave ola invernal, muchas de ellas que se repiten en el tiempo.
En ese mismo sentido, debemos leer las angustias que están viviendo miles de estudiantes y sus familias que actualmente tienen créditos educativos con el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (Icetex), que hasta la fecha está desfinanciado y, por lo tanto, no tiene los suficientes recursos económicos para desembolsar los miles de créditos educativos que tiene con estudiantes, tanto en Colombia como en el exterior.
Considero que los anteriores hechos son de mucha gravedad y nos demuestran una vez más que no se puede gobernar con promesas y menos echándoles la culpa a otros.
Con todo respeto, considero que el presidente Petro y su equipo de gobierno, en el caso de las víctimas de la ola invernal, debería convocar a un diálogo social, sin ningún tipo de prevenciones, a la Cruz Roja, a la Defensa Civil, a los Cuerpos de Bomberos Voluntarios, lo mismo que a los empresarios, para que conjuntamente con nuestras fuerzas militares y de policía emprendan una acción coordinada y rápida de pronto socorro con todas las personas que, en diversas regiones de Colombia, están sufriendo consecuencias muy duras por las inundaciones, deslizamientos de tierras y avalanchas de ríos y quebradas. Estoy seguro de que, a tal propósito humanitario, las personas que habitamos en Colombia y los colombianos residentes en el exterior, unidos en la diferencia, responderemos positivamente.
En cuanto a la situación que están viviendo miles de jóvenes estudiantes por la grave crisis económica del Icetex, considero que es fundamental que el Consejo de Ministros se reúna y —a iniciativa del presidente Petro, como también del ministro de Hacienda— tomen decisiones radicales en favor de una política de cero tolerancias con la corrupción y el despilfarro, de dialogar con el sector empresarial financiero colombiano para ver cómo le pueden ayudar temporalmente al Gobierno colombiano a superar la crisis económica que actualmente vive el Icetex.
A fin de que los anteriores hechos no se sigan repitiendo en Colombia, con todo respeto, considero que es necesario que desde el Gobierno nacional se cree una unidad especial de las fuerzas militares y de policía, especializada en la prevención y atención de desastres y que bajo la orientación del presidente de la República se convierta en un punto de pronto socorro con la población que sufra diversos desastres de la naturaleza.
Igualmente, y como el futuro democrático de Colombia está en la educación, la ciencia, la investigación y la cultura, sería muy importante que —a iniciativa del pesidente Petro— se creara un fondo para el fomento de la educación, la investigación, la ciencia y la cultura a partir de recursos económicos que se generen con las regalías petroleras y mineras, lo mismo que con los aportes de los gobiernos departamentales, municipales, de los empresarios y de la comunidad internacional.
En esa línea de conducta, deberíamos exigirle a cada uno de los candidatos y candidatas a la Presidencia de la República de Colombia, en las elecciones de mayo de 2026, que se comprometa públicamente con los valores éticos de decir ‘sí' a lo que pueden cumplir y ‘no’ a lo que no pueden cumplir.