He recibido decenas de preguntas sobre la decisión de volver a escribir esta columna. Voy a responder algunas de esas inquietudes y contestaré otras este domingo en la noche a través de Facebook Live. También quiero agradecer a las personas que manifestaron su solidaridad. En otras épocas –por fortuna superadas– los lectores de los medios solo podían expresarse a través de las secciones de cartas al director en las que prevalecían los apoyos sobre las críticas. A ese rincón quedaban relegadas las inquietudes, si llegaban a publicarse. Hoy los ciudadanos hacen sentir su voz. Esa voz ha logrado cambiar determinaciones aparentemente irreversibles. Le puede interesar: El comensal por Daniel Coronell Vuelvo para trabajar para ustedes. Pondré todo mi esfuerzo en cumplir con mi deber. Haré mi trabajo con esmero y trataré de no equivocarme. Cuando me equivoque lo reconoceré públicamente. Mantendré una mirada crítica sobre todos los poderes. Aquí hay algunas preguntas: –¿Volver a SEMANA significa que renuncia a discrepar de las decisiones editoriales de la revista? Al contrario. Vuelvo porque SEMANA garantiza que seguiré escribiendo con total independencia. Esa independencia incluye la posibilidad –presente y futura– de manifestar mi desacuerdo con la propia revista y de atenerme a las consecuencias de hacerlo. Reitero, letra por letra, la columna ‘La explicación pendiente’. Los hechos demuestran la validez de las preguntas planteadas en esa columna. –¿Está satisfecho con las explicaciones ofrecidas por la revista en el editorial ‘Lecciones aprendidas’? Esas explicaciones solo vinieron a conocerse después de mi despido. Valoro mucho que el director Alejandro Santos haya hecho el humilde y complicado ejercicio de evaluar sus decisiones en el caso de la no publicación de las órdenes del Ejército que pueden conducir a la reaparición de los falsos positivos. Aprecio también que SEMANA reconociera al menos tres errores. El editorial contesta una parte importante de mis preguntas. Confío en que la otra parte será respondida por el trabajo periodístico de la revista que seguirá investigando el tema. Opinión: La explicación pendiente –¿Puede un columnista discrepar públicamente del medio para el que trabaja? Puede y debe. Los medios de comunicación aunque sean empresas privadas tienen como objetivo informar temas de interés público. Por esa razón deben estar abiertos al escrutinio ciudadano y ofrecer explicaciones sobre lo que publican o dejan de publicar. Mi petición ha sido firme pero respetuosa. La firmeza no es arrogancia, soberbia, ni altivez. –¿Vuelve porque SEMANA ofreció pagarle más? No voy a recibir un centavo más por mi trabajo. Ni SEMANA, ni yo, planteamos un aumento de honorarios en las conversaciones en las que me invitaron a volver. No mezclamos una conversación periodística con un tema de compensación económica. No podría vivir de lo que me pagan por escribir esta columna, ni aspiro a eso. –¿Es posible reconciliarse con un medio que lo despidió? Siempre es posible reconciliarse. Aunque me dolió mucho la manera como esto sucedió pienso que SEMANA sigue siendo el mejor lugar –en Colombia– para publicar esta columna. Con este episodio redescubrimos que las cosas que nos unen son muchas más que las que nos separan. Entiendo perfectamente que no era fácil para la revista reversar su decisión y creo que ellos entienden que para mí aceptar, después de lo que pasó, tampoco era sencillo. Sin embargo el periodismo debe estar por encima del orgullo. SEMANA ha sido un medio ejemplar en el combate contra la corrupción y la denuncia de los abusos del poder. Todos queremos más y mejor periodismo. Pienso también que todos los ejemplos de reconciliación son importantes para Colombia. Le puede interesar: El testigo estrella –¿Queda debilitada la relación entre usted y SEMANA? Sinceramente creo que esta es una relación fortalecida por la franqueza. Quiero mucho a SEMANA y estoy dispuesto a trabajar para que su futuro sea tan brillante como han sido su pasado y presente. Creo en sus periodistas. La confianza más importante es la de los lectores. Esa confianza hay que ganársela todos los días. Ver a Daniel Coronell comentando su columna