La maleta de Laura Sarabia era muy pesada, tan pesada que uno de los policías que la custodiaron lo recordó perfectamente. Así lo expresaría a las autoridades cuando rindió testimonio sobre la pérdida de esta, al parecer con una suma importante de dinero en el apartamento de la funcionaria más cercana al presidente Gustavo Petro.

La niñera Marelbys Meza dijo que creía que en la maleta había 150 millones de pesos, mientras que la actual directora del Departamento Administrativo de Presidencia manifestó que se trataba de siete mil dólares. Hasta ahora no ha podido establecerse con certeza cuánto dinero había dentro del equipaje de mano de Laura Sarabia, pero lo que sí sabemos es que pesaba tanto que el policía encargado de trasladarla tuvo que hacer bastante fuerza y usar sus dos manos para poderla levantarla. ¿Pesan tanto siete mil dólares?, ¿vale la pena hacer un interrogatorio ilegal a una señora indefensa por esta suma?

La cantidad de dinero que se utilizó para la elección presidencial fue desbordada. En Barranquilla, tierra del ahora acólito del papa Francisco, Armando Benedetti, a la gente le pagaban incluso el Uber para asistir al puesto de votación y hacer “efectivo” su derecho al sufragio. Luego, en unos audios publicados en la Revista Semana, nos enteramos de que Benedetti consiguió 15 mil millones de pesos para la campaña presidencial, dineros que claramente no fueron reportados en la contabilidad de la misma.

El origen de los 68 mil dólares que le encontraron las autoridades de Honduras a Piedad Córdoba en plena campaña, al igual que los millones de pesos guardados en bolsas por el presidente de la República, en un video realizado por uno de sus amigos, ahora prófugo de la justicia, Juan Carlos Montes, son centavos al lado de los 380 mil millones de pesos que Olmedo López, anterior director de la UNGRD, reveló a los medios de comunicación se habrían utilizado para comprar la aprobación de las reformas en varios congresistas.

El detrimento patrimonial por 70 mil millones de pesos que le costó al Estado colombiano el contrato con Centros Poblados, ampliamente difundido en redes sociales por el petrismo, se hace pequeño al lado de los 380 mil millones de pesos que Olmedo confesó se utilizaron en la compra de conciencias.

Sin embargo, y a pesar de todo, a estas alturas, los escándalos del Gobierno Petro no deben sorprendernos. Lo que realmente debe preocuparnos es de lo que no nos enteramos y de lo que no se está haciendo una veeduría seria ni una vigilancia estricta por parte de la ciudadanía de los recursos públicos. Nos hemos enterado de la corrupción de familiares y funcionarios del presidente por su propia boca, pero ¿dónde está la ciudadanía para hacer control eficaz contra la corrupción?

¿Cuántas maletas como la de Laura Sarabia estarán actualmente extraviadas?, ¿cuántos Olmedos tendrán como directores otras entidades del Estado?, ¿cuántos Juan Carlos Montes saben secretos del presidente y no están dispuestos a contarlos?

Entretanto, en tierra de dictadores, de manera más precisa, de una dictadura socialista como la de Venezuela, se firmó el primer punto del Acuerdo de Paz con el ELN. A buena hora nos enteramos de que los acuerdos que se firmen con las guerrillas, siguiendo la hermenéutica jurídica de los asesores de Casa de Nariño, tienen la capacidad de transformar, o incluso de sustituir, nuestra Constitución.

Buena parte de la ciudadanía no está allí representada. Los dirigentes gremiales, así como otros miembros de la sociedad civil invitados a los diálogos con el ELN, no se sienten incluidos en el texto firmado. De nuevo hago la pregunta: ¿dónde está la ciudadanía? Si bien no invitaron a buena parte de ella a participar en esa mesa, ¿qué vamos a hacer?

En un momento histórico, tan coyuntural como este: ¿qué puede hacer la ciudadanía, además de marchar, indignarse y criticar? Los leo en los comentarios. La patria agradecerá sus ideas.