No deja de sorprenderme la hipocresía y el descaro de los ‘progres’. Sí, esos mismos que estigmatizaron, amenazaron, persiguieron y, en muchos casos, asesinaron a sus opositores, ahora se vuelven víctimas porque se les reclama un voto en el Congreso que va a destruir la vida de millones de ciudadanos.
Así funcionan. Viven de victimizarse incluso cuando están en el gobierno. “No dejan gobernar”, aúllan unos. “No dejan legislar y nos amenazan”, ladran otros. Hagan la tarea, por Dios, y dejen de ser víctimas. Pero además, asuman las responsabilidades que vienen con el cargo en el Ejecutivo o en el Legislativo. Responsabilidades que los ciudadanos están en todo derecho y casi que obligación de vigilar y de exigir.
La visibilización de los que van a acabar con el sistema de pensiones es una obligación. Como es una opción de los ciudadanos, de todos, pero en especial de los pensionados y de quienes están a punto de pensionarse, de reclamarles vigorosamente este voto. Sin embargo, estos ‘progres’ están acostumbrados a tirar la piedra y esconder la mano. Eso es lo que más les duele. Esta decisión no va a pasar en vano, va a quebrar fiscalmente a Colombia y va a destruir el sistema de pensiones que hoy tenemos.
Sí, coticé 39 años y tengo una pensión. Es lo que me tocó y cumplí todas las reglas. No pedí ningún favor y todos los meses, incluidos los de mi secuestro, pagué mi cotización, más de 1.700 semanas. Es más, en el gobierno, cuando fui vicepresidente, asumí la responsabilidad de informarle a todos los periodistas que se acababa ese regalo que les dio el presidente Ernesto Samper para defenderse del proceso 8.000 con el que se pensionaban con 50 años al salario del último año por ser una profesión de alto riesgo. No tengo rabo de paja.
Qué tal el descaro de una criminal como Sandra Ramírez de las Farc, con décadas en la guerrilla y quién sabe cuántos muertos encima, dando cátedra sobre responsabilidad y ética política. El día que responda por sus acciones, algo que con la JEP nunca va a pasar, tendrá la legitimidad y algo de credibilidad para decir lo que quiera. Por ahora, es una asesina que se salvó y tiene total impunidad gracias al regalito del proceso de paz de Juan Manuel Santos.
Y a mi amigo el senador Gustavo Moreno, un hombre decente, quiero ver cómo va a explicar su voto en unos años a sus padres, tíos y conocidos cuando sientan que la pensión se atrasa y se reduce. Así pasó en Argentina y así va a pasar en Colombia. Angélica Lozano también tendrá que dar esas explicaciones, pero ella ya sabe cómo navegar esas aguas donde hoy estoy acá y mañana ya no.
Lo cierto es que le van a entregar cerca de 250 billones de pesos a Petro para que se gaste, si la reforma empieza en el 2025 o 2026. Que por lo menos sea en un próximo gobierno donde se pueda reglamentar el manejo, el uso y la gestión de esos fondos. Lo cierto es que, con esta reforma, el dinero que cotizamos, que era de cada ciudadano que aportaba de su salario, ahora va a ser expropiado y será de la nación. Entra a una bolsa donde la disponibilidad dependerá del gobernante de turno.
El actual gobernante ha demostrado su incapacidad para gobernar y para tener un manejo técnico de tema alguno. Para la muestra, un botón: la crisis del agua y de la energía que estamos viviendo. La evidencia de lo que se venía se comenzó a dar hace un año, y la única medida que ha tomado el gobierno nacional es declarar un día cívico. ¿A ese señor le van a entregar el manejo de nuestros ahorros? ¿A ese señor le van a confiar que monte un aparato técnico para el manejo de las pensiones de los colombianos? Nos vamos a olvidar de la Corcho, o de Roa, o de Irene Vélez o de la señora Rusinque. Adiós platica –tengan la certeza–, si le permiten a este gobierno manejar esos recursos.
Lo peor es que como no hay aval del Ministerio de Hacienda, porque la reforma es una locura fiscal, lo que se viene es que se gastan esos 250 billones, queda un hueco de 250 billones para el futuro y para pagar pensiones toca imprimir moneda o endeudarse. El resultado: se va a disparar la inflación y todos quedamos en la olla. Nuestros legisladores ni siquiera estudiaron lo sucedido en Argentina, pues es el camino que acaban de aprobar.
Nuestros senadores crearon un barril sin fondo que va a generar expectativas por un lado y va a destruir lo que funciona por el otro. Las reformas se podían haber hecho de otra manera, y el pago de subsidios a la vejez se podría crear en otro fondo con un aumento del IVA u otro mecanismo de financiación. Pero no, nuestros legisladores decidieron hacer lo fácil y acabar con las pensiones de los colombianos.
Por eso, a marchar el domingo y con la foto de esos sinvergüenzas bien en alto, pues van dejar al país sin capacidad de pagar a los pensionados y con una inflación rampante que va a empobrecer a todos. Y, además, si los ve en la calle, reclámeles con todo ahínco ese desastre de decisión.