Para cualquier consumidor colombiano, esta pregunta concita infinitas risas en su interlocutor. Para quien la ha formulado en un aeropuerto, cuando el domicilio llega incompleto o frío, cuando un electrodoméstico no funciona o, Dios no lo quiera, ante la Dian para un saldo a favor.
Ejemplos hay miles. Saben a lo que me refiero. Bonos que nunca llegan, imputables a nuevas compras en condiciones imposibles de cumplir: ¡redímelo durante el próximo eclipse de luna doble en mercancía seleccionada!
Pues, así como queda uno cuando la niña del despacho de la aerolínea le informa que después la aerolínea le reembolsa en su cuenta el valor del tiquete no utilizado, así se veía el ministro de Salud y Protección Social, Guillermo Alfonso Jaramillo, en la desastrada rueda de prensa posterior al tinto del Centro Democrático con Petro para “salvar la salud de los colombianos” el pasado miércoles 22 de noviembre.
“Devuelvan los puestos”, parecía decir el desencajado ministro. Bueno, a buen entendedor, sí lo dijo. Y el lamento, casi boliviano, iba dirigido al partido Alianza Verde.
Petro, aparentemente, confía más en Jaramillo y su temple pijao que en el ministro Velasco para poner orden en la disoluta bancada de la Cámara de Representantes. Y lo hizo divinamente.
Sin ambages, reconoció haber incurrido él y otros miembros del alto gobierno en concusión, cohecho por dar y ofrecer, interés indebido en la celebración de contratos, y tráfico de influencias.
Y estaba “furioso”, como dicen los niños, porque Alianza Verde no les cumple, votando a pies juntillas la desastrosa reforma a la salud. Y amenazante, insinuando que, como no habían cumplido el pacto del cohecho, les iba, él, que sí es un bravo, a quitar la “representación importante” en el Sena y el Icetex, y que no iba a permitir más el “disfrute” de las entidades del estado a la Alianza Verde.
Desde Salvación Nacional hemos recusado a la bancada de Alianza Verde para efectos de discutir la reforma a la salud, basados en lo enfáticamente afirmado por el ministro de la Salud. A la gente hay que creerle.
Y hemos presentado denuncia penal contra los parlamentarios de Alianza Verde que recibieron las “representaciones importantes” y el “disfrute” de entidades, a cambio de su voto afirmativo en la reforma aludida.
También denunciamos el concierto criminal agravado de los ministros de Salud, Educación y Trabajo, y de los directores del Dapre, el Sena e Icetex, para realizar el cohecho, abiertamente reconocido por el ministro Jaramillo, y que justifica su desvergonzado reclamo.
Lucharemos en los estrados, con la fe del carbonero, para que se haga en este caso justicia. Es peor que la ‘yidispolítica’. Se compran parlamentarios por docenas para que voten, no un artículo, sino bloques enteros de un esperpento con el cual pondrán en riesgo la vida y la salud de millones. Se entrega, no una notaría, sino miles de puestos y contratos. Si la justicia colombiana tiene coherencia y sindéresis, este reconocimiento abierto y descarado de violación de la ley penal, del decoro de la función pública, tendrá a los ministros y directores encartados y privados de la libertad por largos años.
Pero la devolución de los puestos, ministro, va a estar difícil.
No es cualquier bocado. Los sacrosantos de Alianza Verde, sí, los del referendo anticorrupción, los de Mockus, los del no todo vale, tienen en juego algunos de los trofeos más jugosos de la burocracia colombiana. El exgobernador de Boyacá y exsenador del Verde “disfruta” todo el Sena. No solo el Sena Bogotá, ministro Jaramillo.
¡Y Carlos Ramón González, gestor electoral y fundador del verde “disfruta” el Dapre!
¡Y el joven líder de la transparencia, Toro, “disfruta” el Icetex!
Y tienen más. Alianza Verde tiene el plato de lentejas al tope y la barriga llena. Y mientras las exaltadas representantes a la Cámara del Verde se desgañitan, los contratos salen por miles y sirvieron para apalancar los sonoros triunfos del Verde en el concejo de Bogotá y otras ciudades.
Alianza Verde no devolverá nada. Dilian, que de inmediato se ofreció a recibir las cuotas del Verde y dijo estar presta a colaborar con el gobierno, ya pasadas las dignidades de campaña, se quedará con los crespos hechos.
Que será de nosotros si la sal Verde se corrompe.
Deje así, dicen los cínicos que defendían el mercado persa de Santos, el de Duque y ahora el de Petro. Así se hace la política.
Al margen de añorar un decoro que, claramente, el ministro Jaramillo no puede ostentar, no está en su naturaleza, yo sí no me quedo con las ganas: le reclamo al partido Alianza Verde y su principal exponente, la alcaldesa Claudia López, la devolución de los 310.000 millones de pesos que costó su famosa consulta anticorrupción.
Ríanse si quieren.