Hace un tiempo el tema del balance de vida y el autocuidado era un tema dedicado especialmente a quienes justamente tenían más tiempo libre. No era un punto que se incluyera en la agenda ejecutiva de los equipos en el vivir organizacional. Me encanta escuchar hoy a líderes decir con entusiasmo que la mejor manera de inspirar es conocerse y entender la vulnerabilidad.

Y es que la vulnerabilidad no puede ser vista como debilidad, como algo “flojo” que nos daña y nos hace lucir mal. A los seres humanos no nos gusta vernos débiles y cada día más me encuentro, por ejemplo, con más chicas empoderadas que no se dan derecho a sentir. Pésimo error. Sentir, llorar, reír, aprender es parte del crecimiento y del reconocimiento.

Para mí el bienestar y el desarrollo personal se basan en el equilibrio adecuado de una triada ganadora. Esta triada está basada en tres pilares de cuidado y atención, el cuerpo, el alma y la mente. Todo desde una perspectiva holística donde busquemos el autoconocimiento para tener una autoconsciencia y autogestión. Eso en el papel suena bien pero quizás en la vida real cuesta más lograrlo.

La clave no está solo en criticarnos y darnos palo, ni entender solo las debilidades tenemos, es en realidad que aprende cómo gestionarnos, trabajar más profundamente para saber qué nos afecta como personas para poder ser líderes de nuestro propio destino. Tampoco se trata de asumir una posición de víctima donde los demás tienen la culpa de todas las cosas que nos pasan, asumir la propia responsabilidad sobre nuestras acciones o falta de acción es vital. Por lo que más quieras no te quejes más si no haces nada.

De otro lado, cuidar el cuerpo es algo que suena repetido, pero muchos no lo hacen. Todavía veo a muchos que no practican deporte, comen mal, quizás con una vida sedentaria y una agenda interminable donde no saben cómo alimentarse y no le dan la importancia al sueño que requiere. Me han dicho “no necesito dormir mucho” la verdad es que todos necesitamos del sueño, si nos consideramos mortales. El sueño es como una dosis de energía que nos permite sentirnos mejor y más productivos. Siete horas en promedio diarias.

El cuerpo es el templo, es lo que nos mantiene en movimiento de manera saludable. Pero parecemos no entenderlo y empezamos a preocuparnos cuando tenemos signos de alarma.

Si hablamos del cuidado del alma es una conversación de conexión con la inteligencia espiritual. La forma de encontrar los propios valores y propósito, la vía de encontrar lo que yo mismo busco y necesito.

Conectar contigo mismo no es nada fácil. Especialmente porque vivimos buscando afuera lo que ni siquiera entendemos hacia adentro.

Y si hablamos de la mente, es muy importante nutrir también nuestro conocimiento. Pero no solo de temas técnicos, también de habilidades blandas, de observación del mundo, de sensibilidad para entender a otros . Aprender a escuchar, a ser empáticos, a ser flexibles y a controlar las emociones, es parte fundamental de este auto cuidado de la mente.

Entonces la reflexión está hacia dónde está tu balance en la triada de mente, cuerpo, alma. ¿Sientes que solo te dedicas a llenarte de conocimiento? ¿no has terminado un curso cuando ya estas buscando un nuevo MBA? Tal vez es bueno que tomes aire y veas qué tanto le dedicas al cuidado de tus otras dos variables.

Tengo un amigo muy cercano que se quedó sin trabajo de la noche a la mañana. Su foco absoluto era su trabajo, su crecimiento profesional, su plan de carrera. Cuando se despertó sin su cargo y sin tener como llenar el día no supo que hacer y entró en un bloqueo tan fuerte que lo llevó a una crisis depresiva compleja.

Entonces la invitación es a entender que la vida es un rato, Que las respuestas están adentro no afuera, a que tengas un balance y a que te abraces como eres.

Demasiadas personas sobrevaloran lo que no son y subestiman lo que son (Malcolm S. Forbes)