¡Ay, Ay! ¿qué será lo que quiere Álvaro “El Travieso”? A mediados de la década de los 80, los incontrolables y poderosos narcotraficantes en busca de un antídoto contra el abominable secuestro resolvieron crear un ejército privado que se conoció como el MAS (muerte a secuestradores), criatura monstruosa y cuya génesis tuvo como escenario el Magdalena Medio, a través del ‘reclutador’ Henry Pérez, con el respaldo irrestricto en ese entonces de un Comandante del Batallón Patriotas de Honda, Tolima, siendo éste el primer militar involucrado e investigado en Colombia por estos nexos criminales. Esta pequeña organización, ante el asedio artero de las guerrillas y con la connivencia y protección de las autoridades, se fue expandiendo a todos los rincones de la geografía nacional con diferente gama de prestación de ‘servicios’ y de negocios y visos de legalidad y se protocolizó como una verdadera empresa criminal denominada “ Autodefensas Unidas de Colombia”, y principiaron a permear las instituciones y a `prostituir’ el ejercicio de la política inoculando una especie de bacteria parecida al gonococo que afecta a una parte del cerebro y descontrola los apetitos del poder de manera insaciable. A partir de la década de los 90, y como consecuencia de la injerencia de los grupos al margen de la ley en la política, la gente fue perdiendo el interés y respeto por las instituciones y, en especial, por la majestad que encarna la persona que ostenta la dignidad de la Presidencia de la República, y, poco a poco, se fue prescindiendo de candidatos maduros, respetables, diáfanos y con perfil de estadistas, y se comenzó a escoger a personas inexpertas formadas a base de la prensa que, en algunos casos, opacaron o desplazaron a otros con mejor formación académica, sólo por el prurito de ser hijos de expresidentes o ser de familia adinerada o de tener relaciones non sanctas que ejercían presión efectiva para su cometido. Nunca antes se llego a pensar en un Candidato con pasado dudoso y mucho menos a decir que un Presidente en ejercicio hubiese estado enredado o involucrado con empresas criminales, la ciudadanía se sentía orgullosa de su Presidente, la regla de oro era el respeto mutuo entre el gobernante y los gobernados y los gobernantes jamás afectaron su dignidad con trivialidades conservando el sitio de privilegio en su pedestal. Todo ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político. Puede elegir y ser elegido. Constituir partidos. Movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna, formar parte de ellos libremente y difundir sus ideas y programas. Esto es parte de los derechos fundamentales de la persona y, como tales, no se pueden coartar y se tienen que respetar y proteger. Todo gobierno cuya filosofía u orientación esté marcada por una extrema termina polarizado con detrimento en aquellos que no son adeptos a la política del gobernante, así el régimen sea democrático; es por ello, que la oposición es fundamental y necesaria como control político a las ejecutorias gubernamentales, claro está, que la oposición se debe ejercer con seriedad y responsabilidad controvirtiendo y denunciando de manera pública y concreta lo nocivo o perjudicial y respaldando decisivamente lo bueno y de interés general, sin incurrir en posiciones mezquinos que riñan con la verdad o aprovechando el dolor ajeno en beneficio de obtener dividendos de índole electoral. El discurso de “El Travieso” el pasado jueves 5 de los corrientes en el Club El Nogal, lugar de esparcimiento y de cocteles de la ‘rolamenta burguesa’, sitio despreciado en ocasiones anteriores por Uribe, deja no sólo un sabor amargo con tinte anárquico, sino un preocupante e incómodo interrogante sobre la “insania” del protagonista, por cuanto en forma mañosa busca resquebrajar una relación institucionalizada entre las Fuerzas Armadas y su Comandante Supremo; señala al presidente Santos de brindar concesiones al terrorismo e igualar a militares y policías con el resto de criminales. Además, pela el cobre como terrateniente e instiga a la rebelión, sin mencionar las armas a utilizar. Uribe está en su pleno derecho de aupar candidatos a la presidencia, constituir partidos o movimientos políticos y difundir sus ideas, así sean nocivas, pero esgrimiendo la verdad monda y lironda sin valerse de embustes que lleven a una parte de la opinión pública a incurrir en error o equivocación; esta habilidad que aprendió a la perfección cuando militó ciegamente en el ‘samperismo’ y que puso a prueba con la fundación del Partido de ‘laU’, le permitió aglutinar en esa colcha de retazos a toda la delincuencia desperdigada, con sólo unas pocas excepciones. El éxito que Uribe pueda tener con su deshilvanado proyecto de “Puro Frente Democrático” y la apuesta en la carrera de los siete ‘idiotas útiles’ que lanzó a la competencia y que él en solitario cabalgara y amansará, está en las manos de todos y cada una de las personas que conservan la dignidad y el coraje, que no sufran de temor reverencial ni le rindan culto a la persona, y que en un frente solidario exijan, sin titubeos, la realización de un juicio político en todas sus áreas al gobierno nefasto de los ocho años seguidos, sin perjuicio de las acciones penales a que haya lugar, preferible en la Corte Penal Internacional. Creo sinceramente que a León Valencia, columnista de Semana, le asiste toda la razón cuando reclama del presidente Santos un pronunciamiento enfático e ineludible de su gestión de gobierno ante los ataques del ‘uribato’, y muestre sin eufemismos una por una las diferencias con el gobierno Uribe; además, que lidere con firmeza un severo juicio político y social al gobierno Uribe (Yo agregaría el penal) en puntos clave como la corrupción, afrentas a la democracia y, por sobre todo, a los derechos humanos en su responsabilidad penal extensiva consagrada en el Estatuto de Roma, por ejemplo, en el caso de los falsos positivos ¿Logrará Uribe, con sus obstinados áulicos, consolidar otro ‘engendro’ parecido e igual de dañino al partido de ‘laU’? ¿O sacará avante una Constituyente que le garantice su regreso al poder? ¿O buscará ejercer la presidencia en el cuerpo de uno cualquiera de esos idiotas útiles? Cuando la persona pierde su rumbo y, por ende, su ideología, queda reducido a su mínima expresión. Apostilla: ¿Por qué el ‘bosòn de Higgs’ en ocho interminables años no arrasó con todos los grupo al margen de la Ley? ¿No fue tan efectiva su política bandera de la seguridad democrática? ¿Fueron cortos los billonarios recursos que se invirtieron en los pagos macabros por falsos positivos que recayeron en las personas de gente humilde, campesinos, y, otros, con deterioro cognitivo o cancelando recompensas por apéndices cercenados? Afirma Santos, que la mala imagen de Colombia en el exterior se debe a las críticas de Uribe. No, señor Presidente, Uribe es la mala imagen de Colombia. Vamos por la revocatoria del Congreso y a no permitir la impunidad penal, política y social de Álvaro Uribe. Manizales, Julio 13 de 2012. Marco Aurelio Uribe García.