El país entero se ocupó del “bolillo” patán que agredió a su amiga en un bar. No sabemos qué causó la agresión, suponemos que nada de lo que haya podido hacer la señora agredida podría justificar el ataque de Gómez, o al menos nadie lo preguntó. A nadie se le ha ocurrido averiguar qué fue lo que le dijo la víctima al agresor para motivar el ataque. Se da por sentado que no hay nada que haya podido hacer la señora que justifique la violencia de la que fue víctima. Eso es un hecho. El delito cometido por Gómez activó el aparato de justicia de los medios de comunicación y El Bolillo fue “linchado” en radio, prensa y televisión. Insisto, a nadie le interesa saber qué pudo haber hecho la víctima para motivar el ataque. El Bolillo fue acusado y procesado en 24 horas. El mismo país, con menos de una semana de diferencia, se encuentra con que la noche del 19 de agosto, un niño de 16 años que estaba pintando graffitis en la Avenida Boyacá con Calle 116 muere de un tiro en la espalda proveniente del arma de dotación de un agente de la Policía. Ese mismo país aplicado y certero en la condena al Director de la Selección Nacional de Fútbol ahora entra en estado de reflexión preguntándose qué estaría haciendo el muchacho para merecer que un miembro de la policía nacional lo ajusticiara en la calle. Dos hechos, un escándalo. La agresión a una mujer no se cuestiona. El Bolillo patán debe pagar. El otro hecho, el del bolillo asesino, se contempla. Hay quienes en los foros de El Tiempo y de El Espectador aplauden la muerte del muchacho porque ser joven y graffitero son buenas razones para que le peguen un tiro. El mismo país superfluo y farandulero que se concentra en el morbo del chisme feminista a ondear la bandera horripilante de las causas políticamente correctas le da la espalda a un hecho criminal cometido bajo la sombra macabra de los inolvidables FALSOS POSITIVOS. El Bolillo Gómez se fue de la Selección, cosa que me da igual porque de todas maneras van a perder, pero el tipo pagó la condena. El agente que mató a Diego Felipe Becerra fue suspendido por noventa días. No hemos visto una sola fotografía del acusado Wilmer Alarcón y en cambio sí tenemos testimonios de menores de edad amigos de la víctima que narran lo que ha hecho la Policía con algunos de ellos: http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/habla-amigo-del-joven-grafitero-abaleado_10239406-4 Vivir en Colombia exige aceptar que la farándula es más importante que la Ley, que los periodistas de farándula son más importantes que los jueces y que un buen chisme vale mucho más que una vida.