Si fuera por la jerarquía de la iglesia católica, la tierra sería todavía plana, la inquisición estaría vigente, la medicina se seguiría considerando brujería, las mujeres sólo servirían para hacer oficio en la casa y no existiría la planificación familiar. Sus posturas ultraconservadoras no sólo son anacrónicas, sino que sus líderes usan irresponsablemente su capacidad de mover la opinión pública para “crucificar” a los que no piensan como ellos. Y ello es claro en las declaraciones recientes del episcopado sobre el más reciente fallo dela CorteConstitucionalque reconoce como familia a las parejas del mismo sexo. Una tendencia en los países en los que hay matrimonio católico es que cada vez hay más parejas que se casan por el juzgado que porla Iglesia; cada día se incrementa el número de divorcios y, en consecuencia, también crece la cantidad de núcleos familiares monoparentales, es decir, aquellas en las que una mujer (soltera o no) o un hombre solo son su cabeza, las que son dirigidas por una madre separada o por un padre en similar condición, las cuales se suman a las constituidas por un hombre homosexual o una mujer lesbiana y sus hijos biológicos o adoptados. La iglesia católica tiene graves problemas en la definición de que es una familia, creyendo de manera romántica y anticuada que sólo son constituidas por un hombre y una mujer (crucificando a las madres solteras, viudos, etc). Además, distingue entre aquellas con la bendición eclesial y aquellas que se constituyen en otras circunstancias. Tal vez por ello a muchos no les sorprende su actitud ante el reciente y trascendental fallo dela Corte Constitucionalen el que se indicó a los fondos de pensiones que las parejas homosexuales también constituyen familia y que, por lo tanto, violan se atenta contrala Constitución Políticade 1991. Monseñor Juan Vicente Córdoba, Secretario general de la Conferencia Episcopalcolombiana, ha afirmado a los medios que “la familia en Colombia es entre hombre y mujer…que se reúnan a vivir tres hombres juntos, eso no es familia; que se reúnan dos amigas a vivir juntas, eso no es familia; eso se llama grupos de amigos viviendo juntos”. Bueno, menos mal que solo es en este país y no se atreve a pontificar para el mundo entero. El temor de Córdoba no solo es que se acepte una nueva definición de familia, su temor más profundo es que “para la Iglesia no sería para nada raro que la Corte Constitucional termine concluyendo que las parejas del mismo sexo pueden adoptar”. Claro, así como la iglesia prefiere niños con hambre a condones, también le parece mejor que los menores se conviertan en habitantes de la calle a que reciban el amor y la solidaridad de una persona homosexual o lesbiana. Y si el hecho de que estos padres sean gay incidiera en que los niños se pudiesen volver también gay cuando crezcan, entonces yo sería heterosexual porque la aplastante mayoría de gays venimos de hogares conformados por papá y mamá heterosexuales. O de pronto es que la iglesia quiere aplicar la “caridad cristiana” en sus instituciones, atendiendo a los menores sin hogar, especialmente a los varoncitos (dije atender, no vulnerarlos sexualmente). Legislar pensando en los derechos humanos es “un adefesio de tipo jurídico y de tipo constitucional en el país”, dijo en Secretario en diálogo con RCN. Monseñor considera, olvidandola Constitucióny las estadísticas, que “Colombia es un país católico y cristiano”, y que “no está siendo respetada la herencia cultural y religiosa”. Claro, una herencia que nos llegó vía genocidio y que se impuso sobre la cultura propia, la indígena, mucho más humana y respetuosa que la impuesta por la iglesia católica. El Secretario ha dicho “con los homosexuales no tenemos problemas, son hijos nuestros, son parte dela Iglesia, tiene dignidad y son colombianos con derechos y deberes. Si quieren vivir juntos que vivan, que hereden su salud y derechos patrimoniales” olvidó eso si decir que incluso son o hemos sido sus parejas sexuales. Así como Juan Pablo II debió pedir perdón a los judíos en el Muro de los Lamentos por guardar silencio ante el holocausto nazi, con seguridad en el futuro la iglesia católica tendrá que pedir perdón por tratarnos como ciudadanos de tercera y como pervertidos