Existe una falsa creencia: lo que importa es el tamaño de tu cuenta bancaria o el valor de tu patrimonio. No es así. No importa si eres Barack Obama, el Papa Francisco, si eres estudiante de universidad, trabajas en una estación de servicio o una multinacional. Si estás vivo o incluso muerto, eres susceptible de que roben tu identidad. Tristemente, cada vez hay más y más “fraudulentos” haciendo de las suyas sin que te des cuenta: usan tu nombre sin permiso, vacían tus cuentas, compran ese pasaje a París que tú nunca te diste permiso de comprar, votan en elecciones presidenciales por ti, sacan una nueva línea de celular o un contrato de arriendo o una tarjeta de crédito. Los ladrones de identidad son tan silenciosos que pasan desapercibidos, rompen barreras de seguridad en bancos, en locales de comercio, tanto en línea como offline, y en organizaciones de todo tipo.
Se estima que diez millones de personas son víctima de robo de identidad en Estados Unidos todos los años (Your Evil Twin del autor Bob Sullivan). En Colombia, no existen estudios suficientes para determinar qué porcentaje de la población ha sido víctima de este delito, pero solo en 2018 se registraron más de 12.000 denuncias. Esto es sin contar todas esas personas que aún no saben que su identidad fue suplantada. Porque los ladrones, hacen maravillas para permanecer fuera del radar de la ley. Los ladrones son artistas Son creativos, ingeniosos, recursivos y evocan emociones en sus víctimas. Estas emociones, a diferencia de las que hacen sentir muchos artistas, nunca son positivas. No conozco a la primera víctima que no haya sentido impotencia, frustración, rabia o ese sentimiento de “me vieron la cara de bobo/a” que es tan, tan difícil de sacudir. Con esta frase no quiero de ninguna manera absolver a los ladrones. Por el contrario, quiero condenar el hecho de que canalicen su creatividad para sacar provecho de personas desprevenidas e inocentes. Me sorprende muy negativamente las marañas y piruetas que hacen para robar información. Desde aprenderse el árbol genealógico de sus víctimas con el fin de extraer sus datos personales, perseguir y acosarlas para hacer una reconstrucción de sus rutinas, clonar sus documentos de identidad y tarjetas de crédito, y otro mundo de acrobacias dignas de una película de Hollywood. Es aterrador cuánto saben estos ladrones de sus víctimas y los extremos a los que llegan para engañarlas, hacerse pasar por ellas y por último vaciar sus cuentas. Decir que me indigna es un halago.
La tecnología que ayudará a identificar estos casos La buena noticia es que los avances tecnológicos en este espacio son fascinantes. Existe una red de compañías casi futuristas que trabaja sin descanso para entender el perfil de quienes suplantan identidades ajenas y cometen fraude, entender también el comportamiento de las víctimas y de esta manera, generar una fórmula ganadora para comprobar la identidad de las personas. Inteligencia artificial Mastercard es de mis ejemplos favoritos. Su compañía NuData, hace un estudio detallado del comportamiento humano para detectar si las personas accediendo a sus productos y servicios son quienes dicen ser. Por otro lado, Visa tiene la Visa Advanced Authorization, otra iniciativa de inteligencia artificial que hace análisis de hasta 500 atributos por transacción, desde el valor gastado, la hora del día y lugar de la transacción para predecir si la compra proviene del mismo usuario. Behavioral analytics (Análisis de comportamiento) - El tipo de navegador utilizado, velocidad del internet, tiempo de sesión en un página son indicadores importantes para saber si hay alguien cometiendo fraude online. Biometría activa - El reconocimiento facial, de iris y de huellas dactilares son algunas de las tecnologías que existen para comprobar la identidad de las personas, con una exactitud del 99.9%. Biometría pasiva - En mi opinión, la más fascinante. Permite reconocer a las personas con información única de su comportamiento como su velocidad para digitar, el ángulo en el que sostiene su celular o la presión con la que toca la pantalla.
Gracias a los esfuerzos de compañías como las aquí mencionadas y por supuesto Truora, la compañía que dirijo, el panorama es mucho más alentador. Mientras existan los recursos y disposición para invertir en tecnología antifraude, seremos nosotros quienes burlemos a los ladrones, y no al contrario. *Daniel Bilbao, es Cofundador y CEO de Truora, startup latinoamericana de tecnología que busca prevenir el fraude de la región. Es inversionista ángel, miembro de la junta de Frubana, y embajador de Innpulsa en Silicon Valley.