El mundo empresarial ideal es aquel en el que las organizaciones públicas o privadas tienen a sus empleados con contratos laborales y todas las prestaciones de ley. Infortunadamente, en el mundo real, los beneficiados de este sistema de contratación, están por debajo del 50% de los colombianos en etapa productiva. Con lo cual, la polémica propuesta de la flexibilización laboral, no está contemplada desde lo ideal, sino desde lo real. El país está pasando por uno de sus momentos más críticos en materia laboral, de acuerdo con cifras del Dane, el 2019 cerró con una tasa de desempleo de 10,5%, la más alta de los últimos ocho años, la informalidad en el último trimestre alcanzó 47,2% en las principales ciudades y un alto porcentaje de Pymes atraviesa serias dificultades financieras, porque con el bajo crecimiento de la economía en los últimos años, los costos de producción vienen siendo muchos mayores que los ingresos.
En la actualidad diferentes sectores de la economía como alimentos, transporte y servicios, por nombrar algunos, ya contratan por horas, pero lo hacen de manera informal, sin prestaciones sociales y regularmente por debajo del valor real del servicio prestado. Es tan crítica la situación que, si una empresa requiere los servicios de una persona por un tiempo determinado y le exige presentar sus aportes en salud y pensión para poder realizar el respectivo pago, normalmente esa persona no cotiza y pertenece al Sisben. El deber ser es que usted como empresario se ajuste a las normas laborales vigentes, sin embargo, el ser es que, al no existir flexibilidad en la contratación, se vinculan personas para trabajos puntuales de manera informal, sin que quede registrado en ninguna parte. Para entender mejor este planteamiento, podemos citar lo que pasó en el país cuando se legalizó el aborto para casos puntuales. Más allá del aspecto moral, el deber ser es que el aborto es ilegal, pero frente a la cantidad de abortos realizados en la clandestinidad, en pésimas condiciones que cobraron muchas vidas, fue necesario flexibilizar la norma y permitir que dejara de ser ilegal en casos especiales, como malformación del feto, violaciones o riesgo inminente de muerte de la madre. ¿Qué hacer para vincular laboralmente a las personas bajo un modelo más flexible, pero sin atropellar sus derechos? Sencillamente seguir con el modelo de contratación actual y adicionarle el de trabajo por horas solo para casos puntuales. Suena un poco ilógico que las empresas vayan a cancelar todos los contratos laborales y los remplacen por contratación por horas, simplemente porque para tener un buen desempeño, siempre se necesitará que la mayor parte de los empleados estén tiempo completo. Para cuando se necesiten labores específicas, lo justo es contratar por horas y sumar proporcionalmente las prestaciones de ley por el tiempo trabajado. Si bien la OIT ya manifestó que la propuesta debe ser corregida porque representa una diferencia de al menos el 30 % en los ingresos salariales frente a un trabajador de tiempo completo, la prioridad del país debe ser la de trabajar por el desempleo, con medidas de choque. La idea es que una persona realizando la misma actividad, pero con empleadores distintos, pueda cotizar a salud y pensión, uniendo esos tiempos trabajados y recibiendo el mismo dinero mensual de un contrato laboral. Toda la legislación está para minimizar los efectos secundarios, pero no podemos prejuzgar, si no hemos hecho ni siquiera el esfuerzo de pensar cómo sería esa normatividad y para ello tenemos ejemplos de países que ya lo hicieron con éxito, es algo inventado que podemos adaptar a nuestra idiosincrasia. Tenemos que desarrollar la capacidad de entender que este mundo es cada vez más complejo, que necesitamos tener la mente abierta y legislar rápidamente, dejando el individualismo.
Teniendo en cuenta a todos los actores involucrados, desde el punto de vista de los sindicatos, la ley de flexibilización laboral debería mirarse como la oportunidad de llegar a más personas con derecho a prestaciones sociales. Desde la sociedad, de sacar poco a poco al país de la informalidad, uno de sus problemas laborales más agobiantes. Desde los empleados independientes o informales, la oportunidad de generar prestaciones sociales por trabajos que nunca les habían permitido contar con ese derecho.