Comienzo haciendo la aclaración que lo que a continuación escribo no es ninguna novedad, por el contrario, es algo conocido por nuestra sociedad: la corrupción en Colombia es una tragedia. Sin embargo, me veo motivado a escribir esta reflexión como un emprendedor que ha tenido un acercamiento directo con este fenómeno socio-cultural. Anticipo la conclusión de este artículo: ¡me mamé de la maldita corrupción! A continuación explico mi relación con ella. Cuando un emprendedor es un fusible que queman los corruptos Ser emprendedor en Colombia es un reto de supervivencia para muchos debido a los factores comúnmente conocidos en el sector del emprendimiento: acceso a mercados, a recursos financieros, la inestabilidad jurídica, el reto de construir equipos de trabajo de confianza y capacitados, y otros más. No obstante, hace un tiempo empecé a entender que el fenómeno de la corrupción empieza a ser la barrera más determinante para impedir que un emprendimiento se pueda desarrollar y replicar. Esto fue cuando un funcionario me presentó a un amigo/colega suyo que tenía interés en conocer a una empresa con experticia y experiencia en el tema ambiental. La conversación con aquel personaje fue directa y frentera, lo cual me sorprendió. Para resumir: El personaje me sugirió hacer una unión temporal con su empresa, la cual no tiene nada que ver con el tema ambiental. El objetivo era acceder a un contrato público por valor de cerca $2.800 millones. A mi naturalmente se me abrieron los ojos y me emocioné. Pensé, “¡por fin llegó la oportunidad para hacer proyectos con presupuestos grandes!“. Me preguntó si me interesaba y de inmediato dije que sí en medio de mi ingenuidad y ansiedad. Al instante, el personaje se sinceró: “los directivos de la entidad me deben favores puesto que yo les colaboré durante su campaña“, y siguió de manera directa, “la unión temporal hay que formalizarla en dos semanas y presentar la propuesta antes de navidad porque el contrato sale antes del puente de reyes“. Le pregunté, “pero, en una semana yo no alcanzo a hacer una propuesta técnica para poder licitar o concursar por los fondos“, y de inmediato me evidenció el chanchullo: “no qué va, si no hay necesidad de desarrollar una gran propuesta, el contrato ya está asegurado y lo importante es el análisis de la experiencia de las empresas de la unión temporal“. Lea también: Hay emprendedores que sufren por no lograr lo de Zuckerberg o Rappi Ya sabiendo que me estaban proponiendo algo turbio, me hice el ingenuo y dije, “bueno, si son $2.800 millones, podemos hacer varias cosas como..“, y me interrumpió y sin pelos en la lengua me dijo que “en realidad debemos montar un grupo de actividades en donde tú te encargues de lo técnico-ambiental y mi empresa de temas administrativos y de gestión; a ti te corresponderían $1.500 millones y a nosotros $ 1.300. Pero, ojo, debemos tragarnos algunos sapos como dicen por ahí..” y se echó a reír igualito a como cuando Don Jediondo imita a algunos personajes en La Luciernaga.., “¿y cómo es eso?“, pregunté, “pues sencillo, debemos incluir en la nómina de consultores a tres personas que vienen recomendadas“, respondió él. Cuando le dije que yo ya tenía mi equipo de trabajo formado y que para mí era riesgoso desde el punto de vista técnico trabajar con personas que no conocía, él respondió: “no te preocupes, pues le asignas algunas funciones en sus contratos, las pones a hacer cosas que no te trastornen tus actividades para que no se te vuelvan un obstáculo, pero ellos sí te tendrán que pasar su cuenta de cobro mes a mes“. Yo le seguí la cuerda y a lo James Bond traté de poner la grabadora de mi celular pero no lo logré. En su afán, él me dice: “toma una decisión de aquí al jueves porque debemos pasar los documentos al personaje en la entidad para que el contrato salga antes del 15 de Enero“. Yo sin haber logrado prender la grabadora le dije, “listo, pues yo no soy abogado ni experto en contratos, así que hagamos algo: mándeme todos los papeles que tenga y el contrato de la unión temporal y yo se los muestro a mi prima que trabaja en la Contraloría, si ella dice que todo está en orden, firmamos, si no, pues no me puedo comprometer“; fue mi manera diplomática de decirle, “no me interesa“, además que no tengo prima en la Contraloría pero el culillito me llevó a tal mentira. Colombia tiene instituciones y políticas que trabajan por el emprendimiento, pero hay personajes corruptos se encargan de opacarlo Debo aclarar que no generalizo aquí cuando hablo de los funcionarios, sean ellos públicos o privados. Estoy seguro de que la gran mayoría de profesionales tienen las mejores cualidades personales, éticas y profesionales. Voy a rematar la historia. Una semana después del hecho, conocí a un señor con mucha experiencia en el sector público, de aquellos que sacan la cara por la función pública como lo comenté en el párrafo inmediatamente anterior. Le cuento la historia de aquel personaje y me dice: “a usted lo iban a coger de fusible“, le pregunté el porqué y continúa: “porque estas mafias buscan empresas pequeñas, hambreadas, con ganas de hacer cancha, de demostrar su capacidad técnica y que nunca han visto tanto dinero; las enredan en la figura de la unión temporal y las ponen a firmar para que si llegara a haber alguna investigación o si alguna olla podrida se destapa, pues quien se quema es ella y no el que arma todo el plan de contratación“. Me pareció lógico y le conté otra cosa que me había dicho el personaje: “además, este hombre me dijo que iban a salir más contratos durante los siguientes años, así que por dinero no había que preocuparse“. A lo cual el señor me respondió “pues claro, bajo ese modelo usted puede hacerse rico, siempre habrán contratos que usted firmará, pero, y ojo a esto, el día en el que usted no quiera firmar dentro del marco de la unión temporal, o se niegue a tragarse los sapos que mencionó, ahí es donde empiezan las amenazas hacia usted“. No todo vale en el emprendimiento: Un no para Maquiavelo El fin justifica los medios, dijo Maquiavelo. Frase tan cierta si lo que se busca es matar la confianza de alguien y tan errada para aquellos que asumimos el emprendimiento como una opción de vida. Errar es de humanos, es cierto. Pero hay errores que no ameritan justificación alguna. La nefasta implicación de acometerlos, radica en las consecuencias que acarrean: la destrucción de la confianza y la credibilidad. He cometido errores que matan la confianza y varias personas han matado la mía. No obstante, recibir o cometer esos errores no puede ser un juego de suma cero. Del error cometido queda el arrepentimiento y con ello, la oportunidad de reflexionar, mejorar y no repetir. Recientemente me dieron una lección de vida que comparto y que invita a repensarse: “la coherencia entre lo que se dice y se hace, habla de quién es un verdadero emprendedor”. Las palabras dicen mucho pero los actos dicen más. Ser emprendedor no es otra cosa sino la travesía diaria por superar retos para lograr crecer. Pero no como lo sugería Maquiavelo, sino demostrando que cada reto se puede superar en franca lid. Le sugerimos: Más innovación e inversión en educación para afrontar el cambio climático La honestidad en los negocios y la ética construyen confianza Muchos emprendedores dicen que las mayores dificultades para hacer crecer sus negocios son la falta de oportunidades de mercado, de recursos financieros, la complejidad de la burocracia y demás. Si bien estos retos son adyacentes al contexto nacional, no son los más relevantes. Hacer empresa en Colombia será fácil en el momento en el que la confianza reine en el ambiente de las transacciones y los negocios. No en vano todo en Colombia es con contrato en mano con doble póliza de cumplimiento y cláusula penal inclusive. La desconfianza imposibilita crecer y generar impacto; impide hacer del emprendimiento un hobby para convertirlo más bien en una decisión llena de sacrificios y sufrimientos. Desafortunadamente la gran mayoría de personas y emprendedores en Colombia, acudimos en alguna u otra medida a la vía fácil, a la trampa y el engaño. Vemos en estos caminos los mecanismos para superar las barreras del emprendimiento que son inherentes a este proceso. Mentir en una propuesta, exagerar cuando hay que venderse para ganarse una convocatoria, hacerle el quite a un IVA que hay que declarar, maquillar los estados de resultados, ocultar información y ser turbios (no transparentes), son ejemplos de esos errores que no acreditan al buen emprendedor. Reflexioné: Nadie nos obligó a emprender, es o fue una decisión personal y voluntaria y como tal, asumimos que nuestro mayor reto y valor consistiría en superar esos retos con ética. Indiferentemente de su nivel, pequeño o grande, cualquier desacato a la honestidad mata la confianza, destruye amistades e imposibilita que podamos emprender y disfrutar al hacerlo. Quienes copiaron a Maquiavelo consiguieron su fin, ¿pero disfrutaron o se sienten orgullosos de haberlo hecho? Conclusión Este artículo es una invitación a repensarnos como emprendedores para no caer en la fácil. Me invita también a repensarme porque debo ser autocrítico cuando Maquiavelo quiere asomarse. Si un error se cometió y el golpe a la moral llega a la cabeza, bienvenido el arrepentimiento, bienvenido el cambio y a corregir el camino dejando a Maquiavelo atrás. Gracias por la reflexión y la lección F.J.H. ¡Hasta el próximo jueves! Le puede interesar: Sin mercado no hay empresas sostenibles: otro reto de la sostenibilidad en Colombia