Explican la investigadora Mariek Vanden Abeele y sus colegas, de la Universidad de Tilburg en Holanda, que el hecho de poder estar conectados desde cualquier lugar y a cualquier hora -aunque da sensación de autonomía, libertad y control sobre las limitaciones de tiempo y espacio que anteriormente existían- ha hecho que nos auto-impongamos voluntariados laborales en tiempos no remunerados y estemos tolerando nuevas formas de supervisión, monitoreo y control. Adicionalmente, el hecho de estar perpetuamente conectados hace que se reconfiguren el sentido de urgencia, inmediatez y sobrecarga de información, lo que conduce al aumento del estrés, agotamiento y diferentes afectaciones sociales y cognitivas. En un estudio del año 2017 de las investigadoras Nicole Blabst y Sarah Diefenback, de la Universidad de Munich, se encontró que existen ciertas interacciones por WhatsApp que se correlacionan positivamente con la profundidad percibida de la comunicación, pero también con estrés percibido y pérdida de tiempo. Y este estudio recomienda que las personas personalicen, activen y desactiven las configuraciones (como por ejemplo, la opción de recibidos de lectura) de las aplicaciones de mensajería instantánea de acuerdo con sus características y necesidades individuales. Independientemente de las razones técnicas de interferencia o de afectar la concentración para escuchar las instrucciones de los pilotos y la tripulación para apagar el celular o ponerlo en “modo avión” al volar, el hecho de desconectarse o “ponerse en modo avión” tiene grandes beneficios. Lea también:Blockchain: más que transparencia y descentralización… El derecho a desconectarse De hecho, hay países en los que se ha legislado el derecho a desconectarse y se han establecido límites regulatorios. En Francia, desde el año 2001 la Suprema Corte dictaminó que, aunque los avances tecnológicos lo permitieran, los empleados no tienen la obligación de llevarse trabajo a la casa. En el mismo país, en el 2004 se dictaminó que no es una falta de conducta si un empleado no podría ser ubicado en teléfono fuera de las horas laborales. Fue el 9 de agosto 2016, después de haber sido validado por el Consejo Constitucional y promulgado por el presidente François Hollande, que se publicó en el Diario Oficial de la República Francesa la ley El Khomri que afectó profundamente el código laboral francés. Esta legislación no restringe de manera explicita las comunicaciones por fuera del horario laboral, pero sí obliga a las organizaciones a que tengan claridad de los términos con los empleados respecto a las comunicaciones fuera del horario establecido. Italia también tiene un derecho legal similar al de Francia y las organizaciones deben presentar claridad contractual a los empleados sobre las comunicaciones por fuera del horario laboral. En Alemania, con el fin de mejorar la cultura de autorregulación, Volkswagen implementó desde el año 2011 la política interna de congelar los correos electrónicos y para esto configuró sus servidores para que no sean enviados mensajes entre las 6:15pm y las 7:00am.   En el 2013, la entonces Ministra de Trabajo Ursula von der Leyen, introdujo reglas al interior de esa Cartera para que ningún empleado fuera contactado por fuera de horas laborales y manifestó su interés en que otras organizaciones en el país implementaran esta práctica. En el 2014, la también alemana Daimler implementó un control radical para los correos enviados durante las vacaciones. Los empleados pueden activar un mensaje automático de vacaciones, donde se anuncia que el correo que se recibió será borrado y se dan opciones de contactar a otra persona en caso de requerir algo específico. En marzo 2018, Rafael L. Espinal Jr., concejal de la ciudad de Nueva York, presentó la propuesta de un acto legislativo para que los empleados de organizaciones privadas tuvieran el derecho a desconectarse en horas no laborales. Sin embargo, Luc Pansu, profesor de la Abertay University en el Reino Unido, encontró en un estudio para analizar el impacto en la productividad de los trabajadores de la legislación francesa del “derecho de desconexión” que, aunque hay una percepción positiva hacia la legislación por parte de los trabajadores franceses, incluido el nivel de dirección de la empresa, esta poco se ha implementado. Las razones que explican esta baja implementación es el arraigamiento al estilo de trabajo actual. Por eso el autor encuentra que la terminología “derecho a una conexión elegida" parece ser más flexible tanto para empleados como para organizaciones. Por ende, el profesor Pansu recomienda que los empleados y sus representantes, y la dirección de las empresas desarrollen en conjunto políticas que regulen el uso de herramientas digitales en aras de proteger a los trabajadores. Le sugerimos: La importancia de la transcendencia generacional de las empresas familiares Vacaciones en modo avión y desintoxicación digital Para infortunio de muchos de nosotros, la opción de conexión a internet existe en numerosas aerolíneas, haciendo el desconectarse un reto mayor para los adictos a la conexión digital y, además, perder una de las grandes ventajas de estar en un avión: desconectarse del internet. Según la columnista Alexandra Talty de la revista Forbes, a septiembre de 2018 en el mundo 82 aerolíneas ofrecían wifi durante el vuelo y 13 de estas ofrecían 100% de cobertura en los viajes de larga distancia (entre estas Delta, Emirates Airlines, Etihad Airways, Lufthansa, United Airlines). Quizás uno de los propósitos para el año 2019, o de las prescripciones para el agotamiento y el estrés por presión, debería ser tratar de poner más a menudo y por más tiempo el celular y demás dispositivos en “modo avión”.   Tal vez esta puede ser una época propicia para conseguir recogimiento y reestablecer límites, y crear la oportunidad de desconectarse digitalmente y re-conectarse con su entorno, consigo mismo y sus seres queridos. Con esto revise los grupos en WhatsApp (WeChat u otros servicios de mensajería instantánea) a que pertenece, y explore las posibilidades de configuración de las aplicaciones. Busque ir a lugares donde no haya cobertura de teléfono móvil o donde no haya wifi. Desconectarse no solamente le dará momentos de conexión con usted mismo y con quienes hacen parte de su círculo offline, también puede aprovechar para desintoxicarse de la exposición a radiación de radiofrecuencia que hace parte del espectro electromagnético y del calor de la energía wifi. Le puede interesar: El estancamiento de las inversiones extranjeras y los retos de la agenda de desarrollo 2030