El escenario es simple: un dron de menor tamaño transporta pequeñas cargas de explosivo listas para detonarse en la cabeza de su blanco, el cual ha sido pre-programado a través de un algoritmo que determina características físicas creando un fenotipo identificable para la máquina. Una vez ubicada la víctima, la máquina cumplirá sin titubear su letal misión. La historia parece de ciencia ficción, pero lo difícil de asimilar es que es sólo cuestión de tiempo para que cualquier noticiero reporte el primer ataque con un robot asesino como protagonista. Los ‘killer robots‘, como se les conoce a nivel global, son máquinas dotadas de sistemas que les permiten no solo atacar sino también tomar la decisión de hacerlo, eliminando así el factor humano de la ecuación - excepto por la desafortunada víctima -. Le puede interesar: Mujeres y niñas en tecnología: ¿y si hablamos de liderazgo antes que de STEM? ¿Que si los robots asesinos tienen ventajas? Por supuesto, dirán los fanáticos de la carrera armamentista, porque sin lugar a dudas estamos frente a armas de alto poder y gran eficiencia. En defensa de las armas autónomas el mayor argumento es que gracias a estas se reducen las víctimas humanas, ya que los conflictos tendrán tintes de videojuego, enfrentando a todo tipo de máquinas entre bandos. Guerras de humanos peleadas por máquinas programadas por otros humanos, bajo el argumento de mantenernos a salvo, sin darse cuenta que nos ponen en mayor riesgo. “Una máquina no tiene misericordia y cumplirá sin dudar su misión cuando se trata de atacar un blanco”, esta es la contundente frase con que Camilo Serna, líder de la iniciativa Stop Killer Robots para Colombia, marca un vacío fundamental entre el avance tecnológico y los límites éticos, y de donde se desprenden los mayores argumentos en contra de las armas autónomas. Le sugerimos: Salarios, brechas y deficiencias en el mercado laboral digital Suena extraño hablar del tema, sigue pareciendo de ciencia ficción, y tal vez ese es el mayor problema cuando se trata de hacer que los gobiernos del mundo entiendan el afán por determinar los alcances de la tecnociencia. Y no se trata de detener el desarrollo de las investigaciones, todo lo contrario, se busca impulsarlo pero con un sentido ético, que realmente impulse el avance de la humanidad y no la ponga en riesgo. Bajo este marco, los líderes globales en materia tecnológica, como Elon Musk, Bill Gates y en su momento Steve Jobs, han hecho pronunciamientos sobre la necesidad de analizar los casos de la autonomía de las máquinas para determinar límites que permitan aprovecharlos y que no pongan en riesgo aquello que nos hace humanos. Sobre los robots asesinos, colectivos de la sociedad civil a nivel mundial están haciendo un llamado para que las Naciones Unidas analicen el caso de estas armas no convencionales y determinen hasta dónde pueden llegar en caso de una guerra digital que suceda fuera de las pantallas. Vea también: Más digitalizados, más vulnerables ¿Qué tan dispuesto está usted a que los robots lo tengan como blanco? #StopKillerRobots *** Más reflexiones sobre los impactos de la tecnología en la vida social, económica y el desarrollo sostenible en @amolanor