Ser víctima del imprevisible comportamiento humano ha sido la constante cuando de burbujas financieras se habla. Sir Isaac Newton, quien invirtió en la South Sea Company, una de las mayores burbujas de la historia, nos lo dejó claro: “Puedo predecir el movimiento de las estrellas, pero no la locura de la gente”.Las fuerzas detrás del crecimiento de las burbujas están ligadas al comportamiento de manada, una toma de decisiones atada a lo sesgos cognitivos y a la búsqueda de altos retornos. El precio a pagar es el riesgo de pérdida total.Le puede interesar: Franklin Templeton le apuesta a la resurrección de los países emergentesEn septiembre de 2017, escribimos sobre este fenómeno y nuestra hipótesis era que el Bitcoin sería la madre de todas las burbujas. En diciembre de ese año se dio el primer cambio, cuando esa criptomoneda entró al mercado de futuros. Este sería uno de los detonantes para lo que describimos cómo el colapso de un culto.En abril de 2018, cuando el Bitcoin pasó de US$19.000 a US$10.000, contamos por qué seguiría cayendo hasta los US$4.000. Hoy, esta criptomoneda se transa a un precio de US$5.900 y creemos que aún le resta una caída de por los menos un 20%.Lo que ha sido positivo de la burbuja del Bitcoin es que permitió que el mundo se interesara en el potencial que encierra la tecnología del ‘Blockchain’, lo cual concentró capital para la construcción del comienzo de una economía descentralizada. Así como en la era de las .com hubo empresas hechas de humo, también nacieron disruptores como Paypal, YouTube y Google. Alrededor de Bitcoin está pasando un proceso similar.En esta “locura de la gente”, que son las burbujas financieras, la del Bitcoin no es la única presente en Wall Street. Una de ellas es NVIDIA, la compañía que fabrica procesadores gráficos para computadores y que seguramente usted ha usado. Esta empresa ha llevado sus avances al mundo de los ‘gamers’ y se ha convertido en pieza fundamental para solucionar problemas en la criptografía y la robótica.
Valoración del Bitcoin (línea blanca) versus la del fabricante de microprocesadores de alto rendimiento, NVIDIA (línea verde con rojo). Fuente: Tradingview.Los precios de NVIDIA son una burbuja que está en su última fase donde sus retornos serían super-exponenciales. Aún así, no es la única compañía en EE.UU que se consideraría una burbuja. Netflix y Amazon también tienen acciones sobrevaloradas, pero el mercado todavía conserva expectativas de grandes retornos.Le sugerimos: La solución para el Medio Oriente pasa por ChinaDebemos aclarar que las burbujas no son del todo producto de la irracionalidad. Quienes invierten en ellas tienen la ambición de obtener ganancias espectaculares, pero son conscientes de que se arriesgan a pérdidas superiores al 50% de su inversión. La racionalidad en este caso, es que a mayor riesgo se puede obtener un mayor retorno.Cuando los activos de países emergentes lucen mal, tecnología se vuelve atractivoEn este momento, la paradoja más interesante del mercado es la escasez de dólares estadounidenses por fuera de EE.UU, lo que ha generado estrés en los mercados emergentes, en particular para las monedas de Turquía, Argentina, Brasil y México. Mientras tanto, existe una abundante liquidez de EE.UU, la Eurozona y Japón, donde sus tasas de interés real (tasa de interés nominal descontando inflación) aún permanecen negativas.
Recompra de acciones en tecnología y actividad en compras y adquisiciones (M&A) en EE. UU. Fuente: Compustat, FactSet, Bloomberg, Dealigic y UBS.A esto se suma la reciente reforma fiscal de Trump y la potencial corrección de la cuenta corriente de ese país. Ambas circunstancias causarán una repatriación de dólares a suelo estadounidense por medio de recompra de acciones, lo que disparará la última fase de la burbuja del sector tecnológico de ese país.Parafraseando a Newton, la “locura de la gente” traerá retornos altos a corto plazo con un alto riesgo. La consecuencia será un desbalance en la economía mundial y una nueva oportunidad para el sector tecnológico. Relacionando: Un dólar al alza nos tomará por sorpresa