A nivel laboral no existe un cargo o empleo fácil, todos y cada uno tienen sus complicaciones y necesitan diferentes competencias, solo hay una característica que se requiere desde el cargo más operativo hasta el más gerencial: esta es ser ético, tener principios. Hace unos días vi una encuesta donde preguntaban a un grupo grande de presidentes de compañías qué clase de empleado preferían entre el más preparado y el que es mejor persona; obviamente ganó la última. Cada vez es más importante ser mejor persona que estar bien preparado o ser el mejor vendedor. Los cargos por lo general son recompensados económicamente. Esta compensación depende de muchos factores: el país, el sector de la economía, el tamaño de la empresa, la importancia del cargo en la empresa entre otros. Pero también hay cargos que no tienen recompensa económica como presidencias de entidades sin ánimo de lucro o algunas juntas directivas donde la recompensa es el reconocimiento social. Le puede interesar: Trabajemos la sanción social También hay otros oficios donde a las personas nadie los nombra ni son empleados de una compañía o una fundación. Este es el oficio de los líderes de la sociedad, estos tienen una responsabilidad inmensa porque son referentes en su actuar, en su forma de ver los problemas y de solucionarlos, dentro de estos líderes se encuentran los que además de serlo, son referentes morales y éticos de la sociedad. El caso específico de Antanas Mockus es el ejemplo perfecto. Desde hace más de 20 años cuando fue rector de la Universidad Nacional se ha convertido en ese referente. El hecho de verse ajeno a las costumbres políticas tradicionales y de no ser cercano a la corruptela de sector público lo catapultó como un ejemplo moral y ético de la sociedad. Desafortunadamente los tiempos y las personas cambian. Esta semana el Consejo de Estado le quitó su curul como senador de la República por estar inhabilitado por ser representante legal de una fundación que tiene o tenía contratos con el Estado. Este hecho ha generado gran cantidad de opiniones encontradas sobre la idoneidad moral de Mockus, hasta el punto que hay personas que piden que sea perdonado y exculpado por el hecho de ser él; mejor dicho, que la ley no sea para él. Le recomendamos: La necesidad tiene cara de perro Lo primero que debemos saber es que la ley debe ser para todos por igual independiente de su condición. Es más, si esta pudiera ser diferencial, debería ser más drástica con los referentes morales y éticos por el hecho de ser ejemplo para la sociedad. Yo personalmente pienso que la sociedad se equivocó con Mockus cuando revisó sus diferentes actuaciones durante los últimos años. No veo que sus comportamientos sean dignos de ser copiados. Es más, si alguien más los hiciera sería castigado socialmente muy fuerte o a quién se le perdonaría pelar el trasero cada vez que se quede sin argumentos, o tirarle un vaso de agua en la cara a un contradictor, o prestar el nombre para una lista al Congreso a sabiendas de estar inhabilitado. Si el profesor Mockus quiere seguir siendo el referente moral de la sociedad debería hacer mea culpa de sus últimas actuaciones y mirar de qué manera se recuperan los recursos que de alguna manera ha recibido del Estado que son muchos, y que nunca debió recibir. Acordémonos que no solo se debe ser honesto si no también parecerlo. Lea también: Entre la teoría y la práctica