En la medida que avanza la pandemia, las previsiones del futuro también cambian constantemente. Hasta la idea más sencilla viene ahora cargada de advertencias, suposiciones y un sinfín de especulaciones. Y con una recesión económica mundial, no es para menos. Según Mckinsey, una transformación acelerada para mejorar la eficiencia y la eficacia puede dar lugar a una estrategia eficiente para hacerle frente a la pandemia, mientras se abordan las presiones regulatorias y de costos. Por supuesto, estas estrategias pueden variar entre sectores y Euromonitor consolidó una investigación con las tendencias más destacadas que definirán el futuro de la manufactura. Con supuestos básicos propuestos por Euromonitor, como las múltiples olas de la pandemia, una duración de medidas de bioseguridad como el distanciamiento social hasta finales de 2021, y un retraso en la elaboración y distribución de una vacuna viable hasta 2022 o 2023, el crecimiento económico mundial de 2020 se estima en un -5,6%, mientras que en el año 2021 sería del -1,9%. Este es un panorama que refleja fielmente la dificultad que han atravesado todos los sectores de la economía. En el caso del manufacturero, la escasez de los suministros, el aumento de los costos logísticos y los obstáculos dentro de su cadena de abastecimiento, así como la generación de valor son algunas de las problemáticas que manifiestan expertos del sector. Lea también: Reestructuración económica y comercial: nuevos retos No obstante, la covid-19 ha tenido efectos limitados en ciertos segmentos. Por ejemplo, ha tenido un impacto positivo en el renglón de transporte terrestre, farmacéuticas, industria alimenticia y hasta la de muebles. Como hemos sabido bien, hay otros que han sufrido graves consecuencias, empresas dedicadas al transporte aéreo, hoteles y restaurantes, vehículos, y varios servicios de entretenimiento. A nivel regional, América Latina tiene los pronósticos de crecimiento más pesimistas según el mismo estudio. Aunque la industria farmacéutica ha tenido un buen momento, se espera un crecimiento del -11,3% en la región, mientras que Europa o Norteamérica experimentarán un -4% y un -0,1%, respectivamente. El mismo efecto, con unas brechas más amplias que otras, se presenta en todos los sectores objeto de análisis, profundizándose más en construcción, servicios financieros, comunicaciones, maquinaria y productos químicos. Con esto en mente, se espera que, bajo un escenario de recuperación propagado desde 2021, América Latina sea la más lenta en esta transición, incluso bajo una proyección sostenida hasta 2023. Mientras tanto, Asia Pacífico, Europa del Este y Norteamérica serán las regiones que se recuperarán a una mayor velocidad. Sin embargo, a diferencia del sector manufacturero, el de servicios sería el más destacado en la búsqueda de esta recuperación. En general, y pese a las discrepancias que se han experimentado en los sectores con la variedad de impactos, son varias las industrias de manufactura (y hasta de otros renglones) que tienen algunos “as” bajo la manga para adaptarse a la nueva normalidad. Entre lo más común que se plantea está, por ejemplo, la diversificación del riesgo. Para ello, esperan poder implementar una reubicación de su producción a Europa y América del Norte para diversificar los riesgos operativos como una prioridad. Asimismo, la idea es diversificar las cadenas de suministro para dejar de depender de los megaproveedores y empezar a tener una sólida red de proveedores más pequeños. Puede interesarle: Medidas empresariales para adoptar ante una crisis Si bien las estrategias de ventas se han centrado bastante en los canales digitales, también se propone una priorización del e-commerce en conjunto con las tiendas físicas para diversificar los canales, en la medida que siguen implementando las medidas de distanciamiento social, porque lo más seguro es que prevalezcan. En resumen, la expresión clave viene siendo la diversificación en distintos ámbitos. En la práctica, muchas empresas emplean ahora una cadena de suministro impulsada por la demanda. Por ejemplo, la industria agroalimentaria viene ofreciendo modelos de ventas directos al consumidor para disminuir la dependencia con sus intermediarios. Esto contribuye a mejorar o mantener la lealtad de marca y provee un futuro con oportunidades para expandir sus ventas. El estudio estimó que las herramientas de automatización pueden ayudar a aumentar la producción manufacturera en USD 1,3 billones. Si bien los nuevos métodos de producción aportan a mejorar la eficiencia, esta estrategia debe ser evaluada integralmente para considerar sus impactos negativos, como el costo de la inversión, la pérdida de la flexibilidad y, lo más preocupante, la sustitución de mano de obra, que constituye un aumento en los índices de desempleo de todo el mundo. En síntesis, la idea es evaluar alternativas que permitan una respuesta más rápida del sector de la manufactura en tiempos de crisis. Ahora el reto es adaptarse. En definitiva, la diversificación parece ser una palabra clave. Lea también: Liderazgo laboral en la pandemia Con miras a estar más cerca de la demanda, algo que también podría desencadenarse en el sector es la localización de la producción más cerca de los consumidores como lección aprendida de la crisis. Son muchas las organizaciones que no pasan por alto los riesgos del retraso de una vacuna o de las olas de contagio que se proyectan. El sector manufacturero viene aprendiendo de la pandemia para formar ecosistemas de manufactura más flexibles y resilientes.