En medio de todas las discusiones y opiniones respecto a la Ley de Financiamiento y en especial el tema relacionado con el IVA y la inclusión de más bienes de la canasta familiar con su mecanismo de devolución, parece ser que nadie se detuvo a pensar en cómo el manejo de la información afectaría las expectativas de los hogares. Seamos honestos, la cantidad de ruido que se ha generado alrededor de la propuesta y, más aún, del mecanismo de devolución está afectando la expectativa de los hogares tal y como puede verse en la última Encuesta de Opinión del Consumidor (EOC) publicada por Fedesarrollo. El tema de expectativas es un tema recurrente en muchos de mis escritos porque las expectativas condicionan nuestro comportamiento futuro, al afectar la forma en la que estamos percibiendo no solo el momento presente sino el escenario futuro. Por ejemplo, si mi expectativa es que algunos productos van a subir de precio por el aumento del IVA entonces ajustaré mi senda de consumo, de tal forma que tenga que reemplazarlos por otros bienes sustitutos o simplemente reduzca mi demanda por los mismos. Este ajuste en el consumo se basa en un concepto en economía que se llama la elasticidad precio de la demanda y quiere decir que entre más elástica la demanda de un bien, un aumento en su precio tendrá un mayor efecto en la reducción de la cantidad demandada. Así, de darse un aumento en la oferta de un bien inelástico (que no tiene sustitutos) lo que sucede es que simplemente los hogares reducirán su consumo. Lo interesante es que este resultado se daría independientemente de si en realidad lo hacen o no, sino más bien de lo que perciba que puede pasar, ya que es en función de esa creencia que modifico mi comportamiento. Le puede interesar:El mercado de capitales: ¿misión imposible? ¿Qué perciben los hogares? Pero, ¿cómo saber qué están percibiendo los hogares? A través de la EOC que muestra en el gráfico 1 el comportamiento de sus principales índices, entre los cuales el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) para octubre no solo se mantuvo en terreno negativo, sino que continuó su descenso desde septiembre cuando fue de -0,7% hasta ubicarse en -1,3%.
Grafico 1. Elaboración propia. Datos Fedesarrollo Como mencioné en el apartado anterior, todo este ruido alrededor la Ley de Financiamiento pareciera tener un efecto en las expectativas del consumo de los hogares, el cual es un componente crucial del Producto Interno Bruto. Si recordamos una de las metodologías de cálculo del PIB es vía gasto o demanda y se calcula de la siguiente forma: PIB = Consumo + Inversión + Gasto + (Exportaciones – Importaciones) Si pensamos que muchos de los bienes en la canasta familiar no tienen muchos sustitutos, es decir son inelásticos, distorsiones en su demanda por parte de los hogares afectarán el crecimiento económico. Para buscar un poco más de detalle, en el gráfico se presentan otras medidas adicionales como el índice de Expectativas de los Consumidores (IEC) y el Índice de Condiciones Económicas (ICE) que pueden aportar elementos al análisis ya que son componentes del ICC. Le sugerimos:Los retos de Bolsonaro Si bien el ICE se mantuvo relativamente en el mismo rango con un valor de -9,2% en octubre frente a -9,4% de septiembre, continúa estando en terreno negativo desde julio de este año y es interesante porque este mes el resultado, si bien muestra que la percepción de los hogares es que están mejor económicamente hoy que hace un año, por otro lado, no tienen incentivos de comprar bienes durables como electrodomésticos o muebles. Pareciera que hoy se siente mejor la situación, pero el futuro se torna más incierto, esto se soporta también en el IEC que mide la expectativa de los consumidores para los próximos 12 meses que se redujo de 5,1% a 3,9% y en la caída de la disposición a comprar vivienda (una deuda de largo plazo para muchos hogares) que pasó de 7,5% a 2,5%. En términos de nivel socioeconómico, no es de extrañar que la percepción de reducción de confianza sea más marcada en nivel medio al pasar de 0,4% a -6,0%, ya que es en este estrato donde las discusiones de la Ley de Financiamiento han transmitido un efecto importante en términos de la aplicación de impuestos sobre su consumo, lo que lo hace el único de los tres niveles en estar en terreno negativo. Finalmente, no quiero que se confundan con el objetivo de esta columna, ya que no es satanizar ni defender la Ley de Financiamiento, sino que más vale llamar la atención sobre el manejo público de la información, ya que ninguna de las partes involucradas parece estar siendo consciente del efecto que la desinformación o interpretaciones particulares puede tener sobre la expectativa de los hogares y al final en sus decisiones de consumo futuro, lo que terminará afectando inevitablemente el crecimiento de la economía. Lea también: El mes del terror para los mercados en Colombia