Por estos días sobreabundan toda clase de teorías que pretenden develar el origen del virus. Algunas responsabilizan al bioterrorismo, al  Gobierno chino, otras al de los Estados Unidos, a los fondos de pensiones o a un murciélago. Procedo a analizar una por una: Bioterrorismo El bioterrorismo es una amenaza real para la humanidad. Así lo describe la Interpol en su página web, en donde además plantea que tiene información de grupos terroristas y delincuentes que tienen la capacidad y el ánimo de usar agentes biológicos para provocar daño a la sociedad. También advierte que el perjuicio causado por un suceso de este tipo puede alcanzar magnitudes insospechadas, al provocar un gran número de contagios y de muertes, así como sembrar el miedo y el pánico a nivel mundial, es decir una situación muy similar a la actual.

Al Qaeda y el Estado Islámico durante años han intentado tener acceso a una fórmula que les permita realizar atentados terroristas con el ébola, esto de acuerdo a un informe del Instituto Español de Estudios Estratégicos. Recientemente, en entrevistas dadas a distintos medios de comunicación, Peter Piot, científico que descubrió ese virus, afirmó que el coronavirus tiene una propagación “mucho, mucho peor". Hasta ahora, no sabemos de dónde surgió el coronavirus de Wuhan, solo que se encontró por primera vez en un mercado de esta ciudad. Tampoco se tienen noticias del “paciente cero”, lo cual dificulta la investigación científica. ¿Fue Estados Unidos? Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, este 12 de marzo, dijo qué “podría ser el ejército estadounidense quien trajo la epidemia a Wuhan”. Lijian también pidió transparencia por parte del Gobierno de Estados Unidos en la publicación de fechas, pues Robert Redfield, director del Centro de Control y Prevención de Estados Unidos (CDC), manifestó que varias personas que habían fallecido por gripa en su país podían haber muerto realmente por coronavirus. Lijian en su cuenta de Twitter (enviando de esta manera directa un mensaje a Estados Unidos, pues en China está restringido el uso de esta red social) escribió: “¿Cuándo se registró el paciente cero en Estados Unidos? ¿Cuántas personas hay infectadas? ¿Cuáles son los nombres de los hospitales? Podría haber sido el ejército estadounidense quien trajo la epidemia a Wuhan. ¡Sean transparentes! ¡Hagan pública la fecha! Estados Unidos nos debe una explicación" En octubre de 2019 se celebraron en Wuhan los Juegos Mundiales Militares, en la que participaron miembros del Ejército de los Estados Unidos, por lo que los señalamientos del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la China obedecerían a ello. ¿Fue China? En Estados Unidos el senador republicano Tom Cotton dijo que el virus pudo haberse originado en un laboratorio de bioseguridad cerca de Wuhan. Donald Trump ha decidido llamar al virus como el “virus chino”, contrario a las recomendaciones de la OMS, pues esto estigmatizaría a ese país. Las acusaciones mutuas entre los dos países no cesan. Ayer, el secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamado para poner fin a los enfrentamientos en todo el mundo y unirnos en contra de la pandemia. Creo que Estados Unidos y China deberían oír este llamado. En lo personal, creo que ni China ni Estados Unidos son autores de la pandemia. Los efectos para estas dos potencias a todos los niveles no pueden ser más devastadores; nadie querría eso para un país. En redes sociales encuentro gran cantidad de informaciones malintencionadas afirmando que China se estaba haciendo un país rico gracias a la epidemia; nada más falso, pues no solo en ese país se perdió un número importante de vidas humanas, sino que las personas del mundo entero ya no comprarán productos provenientes de China con la confianza de antes. El impacto económico en el corto, mediano y largo plazo es más que negativo. Estados Unidos tampoco se beneficiará por cuenta del coronavirus. El país se encuentra en estado de emergencia nacional, y dadas las actuales circunstancias es posible que no tenga cómo afrontar la crisis sanitaria que se le avecina. La reelección de Trump está en entredicho si no se ataja de una vez por todas el virus. La “guerra del petróleo” que libran actualmente Rusia y Arabia Saudita también trae efectos nefastos sobre Estados Unidos, todo por cuenta del coronavirus. ¿Quién quisiera algo así? Claramente nadie. ¿Los fondos de pensiones son culpables? Otros señalan a los fondos como responsables de la pandemia. Insinúan que el virus solamente ataca de manera letal a la tercera edad, por lo que se reconocería en el covid-19 un arma a su favor. Esta apreciación también es absolutamente errónea, pues los fondos de pensiones han sido otros de los grandes damnificados. No veo sentados a los presidentes de los fondos de pensiones del mundo reunidos conspirando contra el mundo….eso es completamente absurdo. La culpa es del murciélago En efecto, un estudio divulgado en una publicación científica de todos los quilates, la revista Nature así lo confirma. El virus ha tenido un origen natural, no fue elaborado en un laboratorio. Si le interesa, puede acceder al estudio aquí. Ya en el pasado el planeta ha atravesado por epidemias y pandemias, todas ellas de origen natural, no tendría por qué ser distinto ahora.

Lo que tenemos que pensar es que este es un llamado de la naturaleza, que de cuando en cuando nos recuerda que si la atacamos ella se defiende. Nosotros no somos dueños de ella, somos tan solo parte y eso es algo que todos tenemos que entender. Es sorprendente ver como la calidad del aire mejoró en todo el mundo. En China fue de al menos un 25%, según la Nasa y la Agencia Espacial Europea. Hay que tener en cuenta que China aporta al planeta el 30% del total de emisiones de gases de efecto invernadero (Gei). Fue grato ver esta semana durante la cuarentena a un zorro cangrejero en el barrio Santa Bárbara en la ciudad de Bogotá; bajó de los cerros orientales a darse un paseo. En Venecia los peces volvieron a las canales, y los delfines a las costas de Cagliari. Espero que una de las grandes lecciones de esta actual pandemia sea esa; el inmenso respeto que le debemos a nuestra casa común.