El crecimiento empresarial es determinado fundamentalmente por el incremento de las ventas, cuando la demanda es creciente suele incrementarse el número de clientes y volumen que hay que atender, hacerlo requiere aumentar la inversión en activos y capital de trabajo para poder cumplir con la nueva demanda. Entonces, el crecimiento de las empresas es definido por la inversión que lleven a cabo en nuevos activos. Una empresa que no invierte difícilmente experimentará crecimiento sostenible, puede que logre cierta expansión en el corto plazo, pero está limitada a la capacidad de los activos que ya tiene, una vez la colme, su crecimiento queda limitado a nuevas inversiones. Financiar las nuevas inversiones desde diferentes fuentes de capital es una tarea fundamental que debe hacer la gerencia, no solo para conseguir los recursos, también para conseguirlos al menor costo posible y guardando sincronía con la generación de ingresos para cumplir adecuadamente con el servicio a la deuda o el pago de dividendos a los socios. Para eso existen fuentes de dinero que van más allá del crédito bancario tradicional y que son más baratas y de un plazo mayor, lo que permite que cuando son explotadas adecuadamente la empresa logre completar sus inversiones y crecer, sin exponerse a riesgos de liquidez o de refinanciamiento. Una de esas fuentes es la emisión de bonos en el mercado de valores, o deuda corporativa. Le puede interesar: Vendiendo de lo mismo, no ganamos lo mismo Mientras el crédito de cartera comercial suele ser de corto plazo, con plazos de máximo 36 meses, la deuda corporativa contratada a través de emisiones de bonos tiene plazos mucho más largos, y es en términos de tasa de interés más económica que la contratación de cartera comercial. La razón es sencilla, mientras en el crédito comercial las empresas reciben dinero a una tasa de interés activa (la ofrecida por el banco) en las emisiones de bonos reciben el dinero a una tasa pasiva (la que pagan los inversionistas). En el crédito pagan el interés al cual el banco se financia más el margen de intermediación por ejemplo DTF + 5,5% E.A. En cambio, en el mercado de bonos, no pagan intermediación puesto que es un mercado des – intermediado, y son los inversionistas quienes ofrecen directamente los recursos. Otras ventajas de las emisiones de bonos es que el capital adquirido esta disponible todo el tiempo para ser explotado ya que el pago del capital es hasta la fecha de vencimiento y el pago de intereses anual, así mismo las condiciones de tasa de interés, monto y plazo son fijadas por el emisor, permitiendo programar el pago del capital e intereses con la generación de efectivo evitando presiones sobre el flujo de caja, y el riesgo de refinanciamiento de inversiones que generan retorno a mediano y largo plazo. En el crédito el pago del capital se realiza conforme se va amortizando, un crédito con pagos semestrales implica que desde el primer semestre la empresa devuelve parte del capital que solicito, algo que en la práctica impide explotar los recursos todo el tiempo y genera presión en el flujo de caja. Le sugerimos: De qué depende el crecimiento Durante 2017 las empresas colombianas del sector real llevaron a cabo emisiones de bonos por $10,4 billones y recibieron ofertas por $19,9 billones, mientras que en 2018 hubo emisiones por $8,8 billones y ofertas de compra de bonos por $15,1 billones, con tasas de interés promedio del IPC + 3,8% y tasas fijas del 7% con plazos que van desde 3 hasta los 25 y 30 años. En ambos años la oferta de capital fue casi el doble de las necesidades de los emisores, mostrando que hay suficiente apetito desde los inversionistas por nuevas emisiones, y que el mercado de bonos es otra fuente de recursos que debe ser explorada por todas las empresas, puesto que les ayuda a diversificar sus proveedores de capital y reducir su exposición al endeudamiento bancario, y además pueden sustituir deuda de corto plazo por deuda a largo plazo reduciendo sus riesgos financieros. Lea también: Arranque del año con coletazos internacionales