La gente quiere meterse en negocios nuevos, las redes sociales disparan la facilidad de inventarse productos, de mostrar servicios y de lanzar cosas que antes eran impensables y dada la dificultad de salir permanentemente y por supuesto la relevancia de conseguir recursos, el emprendimiento es una buena alternativa. Hoy no importa mucho el lugar geográfico donde estas si al final puedes enviar las cosas, escribir, tener citas virtuales, llamadas o videoconferencias. El mundo está a la disposición sin necesidad de visa y aunque así estaba antes de la pandemia por un tema de necesidad y oportunidad muchos se lanzaron a esta faena del emprendimiento. La mayoría de las veces el emprendimiento aparece a través de una idea innovadora y el conocimiento de cómo llevarla a cabo. Pero a un negocio nuevo hay que darle tiempo y desafortunadamente cuando se monta el negocio con afán de retorno la ecuación falla y la plata se pierde. Los proyectos innovadores toman tiempo y es bueno apalancarse con otra cosa financieramente o es muy factible darse por vencido rápidamente. Lea también: Hogares vulnerables han recibido más de $7,8 billones durante la pandemia Antes de la nueva realidad hice varias mentorías a emprendedores y descubrí que hay algunas habilidades y detalles que solo los dan la experiencia y muchas veces estos nuevos líderes que emprenden son muy inexpertos o en tiempos de crisis se hacen bajo la premisa de nuevos ingresos. ¿Qué he encontrado de manera reiterativa? Desorden y falta de planeación, se cree que solo con el conocimiento técnico y una buena red de contactos el éxito está asegurado. Pero esto no es viable así. Arrancando por lo básico hay que tener una planeación que lleve a tener unas metas e indicadores claros que en el camino posibiliten ver las alarmas de ajuste para llegar al cumplimiento de objetivos financieros. En otras palabras, sino hay planeación clara, sino hay un norte y una manera de medir empezamos muy mal. Entonces antes de correr la maratón hay que tener las habilidades físicas, el aguante para poder saber que distancia correr y cómo hacer para que el cuerpo resista. De nuevo entiendo la necesidad de generar ingresos. Ignacio, un amigo de hace años es uno de los que nutren ese horrible 20% de desempleo. Tiene dos niños y ha tenido que ver que puede inventarse para poder pagar los gastos básicos familiares así que empezó a montar un negocio de clases de licores donde se hacen catas de vinos y algo de catering para maridaje. No va mal, pero toma tiempo y empieza a desesperarse. Lea también: La Universidad de Los Andes abre ofertas de trabajo para profesionales Ignacio se lanzó sin pensar mucho, usando su red primaria de amigos y conocidos y esperando que el voz a voz lo ayudara. No puedo decir que soñó demasiado, porque los sueños no deben tener techo, pero si es complicado entender hasta donde su bolsillo va a aguantar. Creo que Ignacio necesita un socio capitalista y aunque no es el mejor momento para encontrarlo, su negocio parece tener buenos números así que si quiere crecer debe invertir y lo mejor será encontrar alguien que también crea en su sueño. No todo el que rebusca es emprendedor. El que emprende le cree a su sueño, busca generar experiencias diferentes o al menos mejoradas en sus clientes o acceder a otro tipo de consumidores. Las cosas por su nombre. Ignacio tuvo una buena idea, una situación que lo hizo arrancar, la pasión de ponerle las ganas a su idea, el motor de su familia para generar los ingresos. Ignacio es un emprendedor y no puede darse por vencido. Las cosas van a salir bien, pero hay que tener paciencia y buscar soluciones para la necesidad de inversión. Como dice el gran emprendedor y escritor Tim Ferris, lo que más tememos hacer, es lo que normalmente debemos hacer. Animo Ignacio, ya te redescubriste, vas por cosas grandes.