Junto con mis colegas Eduardo Atehortúa y Camilo Santa, realicé recientemente un conversatorio para validar la anterior afirmación. Invitamos a Carolina Suárez, directora de LatImpacto-Latin American Venture Philanthropy Network y a Andrés Neira, managing director de un family office latinoamericano. De esta conversación resultaron varias conclusiones que, a continuación, compartiré, pero, sobre todo, una esperanza en mí y en quienes la escucharon de reconocer que la generación de hijos o nietos de aquellos que iniciaron y forjaron las grandes fortunas está caracterizada por la creciente voluntad y deseo de hacer de su capital un instrumento para generar impactos ambientales y sociales significativos y transformadores. Para que esto suceda, su dinero debe llegar de manera más directa y en mayor cuantía a los emprendedores que tienen las soluciones para los retos socioambientales del planeta. Si bien el sector de la inversión de impacto ha tomado fuerza en los últimos años, la proporción de capital que se destina para causas y negocios ambientales y sociales es muy baja con relación al valor total de las inversiones. De acuerdo con las cifras mencionadas por Andrés Neira, tan solo el 7% de los family offices han asignado capital a inversiones de impacto. El riesgo de los grandes capitales está condicionado por las circunstancias y los contextos que vivimos: la covid-19 o el cambio climático, por ejemplo. Con el tiempo, los hábitos de consumo en el mundo cambiarán drásticamente y las empresas familiares que tuvieron éxito financiero en el pasado, debido a que gestaron sus fortunas gracias a las antiguas dinámicas de mercado y tendencias de consumo, enfrentarán un alto riesgo si no logran adaptar su gestión patrimonial y de inversiones hacia actividades que estén alineadas con las nuevas circunstancias. Lea también: Así será la devolución a las empresas de saldos a favor de impuestos Para que esto suceda, debe cambiar la manera como se conecta el capital de las familias con grandes patrimonios con las inversiones verdes y sostenibles. Hoy en día, los encargados de conectar el dinero son los intermediarios financieros como los bancos o los assets managers (gestores de activos). Ellos siguen presentándole a los dueños del capital inversiones que resultan ser más de lo mismo: inversiones en renta fija, renta variable o private equity en sectores y actividades en los que el deseo o la intención de generar valor ambiental o social no es el factor primordial (por ejemplo, los bienes raíces o las industrias de hidrocarburos). Aquí es donde las family offices (administradores de grandes fortunas familiares) tienen la oportunidad de repensar su quehacer, orientación e impacto. Las nuevas circunstancias, los panoramas de riesgo económico que se exponen en el futuro, sumados a la voluntad de los nuevos dueños del capital de generar un cambio positivo en nuestro entorno, son un motivo para gestionar los patrimonios multimillonarios que administran de una manera diferente. Aquello con el fin de que se prioricen las inversiones en negocios verdes y sostenibles y se logre llegar de manera más directa a ellos. Esto supone varios retos, como el hecho de que los dueños del capital tengan la oportunidad de conocer de manera más directa los proyectos verdes en los que pueden hacer las inversiones, sin necesidad de pasar por los filtros o intermediarios financieros. También permite que los emprendedores e innovadores, que traen consigo las soluciones a los retos ambientales y sociales, logren demostrarse como agentes confiables y capaces de incrementar el valor socioambiental de las inversiones. Le puede interesar: Colombia busca reactivar economía de Comunidad Andina en Presidencia pro tempore Todo lo anterior resulta convirtiéndose en un mapa de ajustes necesarios al sistema: Innovar los mecanismos para facilitar la conexión directa entre los dueños del dinero con los demandantes de este. Aumentar las capacidades entre los emprendedores para presentar y evidenciar el impacto de las inversiones que solicitan. Incrementar las actividades de pedagogía entre los gestores y administradores de los patrimonios y otros intermediarios financieros sobre las oportunidades de las inversiones sostenibles en los negocios verdes.
Le recomendamos leer: Reactivar la construcción sumará 1,3 millones de empleos a 2022 En lo personal, creo que es cuestión de tiempo para que el mercado de las inversiones en los proyectos verdes sea un segmento mucho más estratégico. Es importante comunicar, inspirar y motivar a la acción a los administradores de capital que han guardado una postura conservadora y tradicional por años. El momento de repensar la administración del capital es ahora y ya varios lo están haciendo: no por pura y simple filantropía, sino motivados por una visión estratégica, de negocio y reputacional. Los invito a ver el conversatorio completo aquí.