El premio Nobel de Economía recibido en el año 1994 por sus aportes a los procesos de negociación y a lateoría de juegos, conjunto al alemán Reinhard Selten y al estadounidense John Harsanyi (precedidos de los análisis de von Neumman y Morgenstem), le entregó el justo reconocimiento a una vida envuelta en la maravilla, la genialidad y la esquizofrenia, que dio hasta para ser reconocida en la aclamada cinta The Beautiful Mind (2001), en la que bajo una mezcla de licencia biográfica y ficción, se rescató no sólo los aspectos clave de su vida, sino que logró acercar al mundo común las estrategias detrás de las acciones humanas, más allá de un entorno cerrado a las ciencias económicas. Asimismo, hace dos meses había recibido el Premio Abel que otorga la Academia Noruega de Ciencias y Letras, considerado el Nobel de Matemáticas. Dentro del legado que nos dejó Nash, la teoría de juegos se ha convertido en instrumento primordial para los economistas; esto puede sonar frívolo, pero no lo es. Podríamos decir que los últimos veinte años, palabras más, palabras menos, ha revolucionado la economía y el entendimiento de la organización industrial, y ha influido en muchas otras ramas del devenir económico, en particular las teorías de política monetaria y del comercio internacional. Hoy día, no hay estudiante alguno de Economía que llegue a graduarse de las aulas universitarias sin conocer los aspectos básicos de las estrategias de negociación que nos da la teoría de juegos. Dentro de los cimientos de la formación académica, se nos enseñaba que los economistas suponen que las empresas podían ignorar los efectos de su comportamiento sobre las acciones de los demás. Eso está muy bien, siempre y cuando los mercados fueran perfectamente competitivos; también, cuando los monopolistas dominan, no tienen rivales de los cuales preocuparse. Pero en muchos casos, esta suposición es incorrecta. Variados sectores productivos están dominados por pocas empresas (tan sólo en Colombia, mercados como el de la telefonía móvil o el de las bebidas gaseosas, por mencionar algunos son preponderantemente oligopólicos), y mediante la construcción de una nueva planta o estrategias de reducción de los precios, una compañía puede afectar el comportamiento de sus competidores. Y no es sólo en economía industrial que tales cálculos importan. Algunos países pueden imponer (o amenazar) sanciones comerciales contra otros en un intento de aranceles o medidas proteccionistas. Nash en sus análisis determinó el mecanismo que explica cómo los juegos de estrategia se terminan cuando los jugadores no pueden comprometerse (dilema del prisionero), o no quieren conspirar entre sí (halcón – paloma). Un "equilibrio de Nash" se produce cuando ningún jugador quiere cambiar su estrategia, dado pleno conocimiento de las estrategias de otros jugadores. Las teorías del matemático han influido hoy día en las negociaciones comerciales, en los avances de labiología y economía evolutiva, y en las relaciones laborales, entre muchas otras acciones en donde la estrategia de decisión es la que prima. Sin embargo, algunos economistas aún desconfían del poder de la teoría de juegos, a pesar de las bondades analíticas. Eso es en parte porque la teoría dependiendo del caso de análisis, incluirá una generosa cantidad de matemáticas. Eso, sin embargo, no es más que un reflejo, tanto de la complejidad del mundo, como de las relaciones humanas. Casualmente, según no los muestra la película basada en la novela de Nasar (1999), el detonante que inspira a Nash en su armazón analítico surge de una discusión de la mejor estrategia para abordar mujeres en un bar. Debe ser claro que la teoría de juegos es sólo eso: teoría. Hasta ahora ha habido pocas aplicaciones de la vida real. Los teóricos de juegos han sido buenos para explicar las complejidades que subyacen de la interdependencia estratégica y la producción de conceptos cada vez más refinados de equilibrio, pero menos adeptos en dar a los gobiernos y las empresas soluciones prácticas. Esto también se puede analizar en que no siempre la mejor solución para la sociedad, es la que se logra si se introducen las mejores soluciones individuales para cada individuo. “Mentes maravillosas, corazones maravillosos”, fue lo que tuiteó el actor Rusell Crowe, que interpretó el papel de Nash, recién se enteró del fallecimiento de Nash y su mujer. No se habría podido resumir de una mejor manera.