La economía global ha experimentado cuatro olas de acumulación de deuda en los últimos cincuenta años. Las primeras tres terminaron con crisis financieras en algunos mercados emergentes y economías en desarrollo. La primera ola, comprendida entre 1970 y 1989 tuvo como protagonistas a los mercados emergentes latinoamericanos; la segunda comprendida entre 1990 y 2001 se situó fundamentalmente en los países asiáticos y en México; la tercera se ubicó entre 2002 y 2009 con el eje central en el sector financiero teniendo como resultado la Gran Recesión y la cuarta de acuerdo con el Banco Mundial se originó en 2010 y actualmente continúa en desarrollo. Buena parte del aumento de la deuda en esta última oleada ha dependido de China, pues la relación entre PIB y deuda ha crecido al punto de ubicarse en 255% desde 2010. Para los mercados emergentes y en desarrollo los niveles de deuda duplican los registrados en 2007, incluso excluyendo a China. La deuda de Colombia es de casi el 50% del PIB, que de acuerdo con el banco de la República registraría un máximo histórico en abril. Teniendo en cuenta que mayores niveles de endeudamiento suelen ser la antesala de una crisis, este es un buen momento para encender todas las alarmas y actuar en consecuencia. Lea también: Banco de la República ahora espera ganancias por $7 billones De acuerdo con el Instituto Financiero Internacional, la deuda global en todos los sectores aumentó en más de US$10 billones en 2019, superando los US$255 billones. Con más del 331% del PIB, la deuda global es ahora 40 puntos porcentuales más que al comienzo de la crisis financiera de 2008. Ahora que todos están centrados en enfrentar la pandemia, conviene reflexionar sobre el altísimo nivel de deuda en el que se encuentra el mundo. La deuda global está aumentando a pasos agigantados en 2020, fenómeno que no se detendrá hasta que se tenga una vacuna eficaz. La emisión de deuda ha sido hasta el momento una alternativa para buena parte de los gobiernos del mundo, por lo que esta se disparó a niveles récord, duplicando en pocos meses en más del doble el promedio de los años 2017 a 2019. China ha mostrado señales importantes de recuperación este último mes, sin embargo su sostenibilidad en el tiempo aun está por verse, en particular por los cierres producidos por los últimos rebrotes, que no se garantiza dejen de ocurrir. Soluciones parciales En particular para los mercados emergentes se ha desarrollado por parte de académicos y especialistas una solución: la creación de una línea de crédito central que otorgue facilidades a los deudores. En el centro de la propuesta está el Banco Mundial que está creando esta línea de crédito la cual ayudaría a los países que están en riesgo de impago. De acuerdo con ella, los países que tengan deudas y no puedan solventarlas total o parcialmente deberán consignar la parte de la deuda que puedan pagar, no a los acreedores, sino directamente a la línea de crédito del banco. Una vez hecho esto el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional completaría el pago, lo cual da una garantía plena a los acreedores. De esta manera se da un respaldo legal y monetario a las obligaciones que los mercados emergentes tengan dificultades de pagar. Otra alternativa es la reestructuración de deuda, de la cual estas entidades supranacionales también serían partícipes. Otra alternativa que se plantean académicos de la Universidad de Liverpool es la emisión de nuevos bonos gubernamentales vinculados al PIB. Esto tiene sus riesgos, es particular porqué puede incentivar a algunos gobiernos para que informen un PIB más bajo con la finalidad de pagar menores rendimientos a los tenedores de los bonos. Los primeros en emitir estos bonos tendrían que ser los países más ricos. Lea también: Proyecto de refuerzo eléctrico de La Guajira operaría en octubre Costas Milas, catedrático de esta Universidad, afirma que “Para eliminar el estigma de primer movimiento, los países más ricos deberían tomar la delantera en la emisión de estos bonos. Y cuantos más países los emitan, más caerían las primas en todas partes, ya que los inversores podrían cubrir sus apuestas exponiéndose al PIB de varios países al mismo tiempo. Dado que los inversores probablemente insistirían en primas de mayor riesgo para los bonos del PIB emitidos durante la crisis actual, es aún más importante que los países actúen al unísono”. El cumplimiento de los compromisos adquiridos es fundamental. Una eventual crisis producida por el endeudamiento puede evitarse si se utilizan los mecanismos adecuados para ello. El mundo desarrollado debe compadecerse de los que están en vías de desarrollo en condición de insolvencia, y de ser posible, condonar deudas, practica que ya se viene adelantando en algunos países africanos.