Para fomentar el crédito y la inversión que soporten el desarrollo económico generado por pymes y personas independientes, tanto Inglaterra como la Unión Europea están realizando una gran apuesta al fomentar la transparencia en la información que reciben los usuarios de los productos crediticios y de inversión. Con los cambios en la regulación y la publicación de nuevas circulares normativas, las empresas que proveen servicios de financiación deben presentar en su publicidad no solo las tasas de interés que cobran a los usuarios sino, más importante, las comisiones adicionales que pueden cobrar por otros conceptos. Así mismo, deben diferenciar los cobros realizados por otros conceptos ligados al procesamiento y operatividad de cada producto. Lea también: El huracán de la Superfinanciera Aun cuando lo anterior parezca contraproducente desde un punto de vista comercial, la verdad es que la historia ha demostrado que si se le entrega la información suficiente al consumidor financiero previo a la toma de una decisión, este podrá identificar con mayor certidumbre lo que realmente quiere y necesita comprar, generando una mejor experiencia con el producto adquirido y mayor credibilidad y confianza en su proveedor. Al final del siglo pasado, cuando el Santander aún era considerado un banco mediano en España, ganó muchos usuarios introduciendo cuentas de bajas comisiones y teniendo un acercamiento diferenciador con los usuarios, brindando mayor información y un mejor servicio. En Estados Unidos durante las décadas de los 80 y 90 se evidenció una gran rivalidad entre los bancos de la época y las entidades con mejor servicio y menores costos en comisiones fueron quienes se adjudicaron gran parte del mercado. Una de las estrellas de aquel entonces es el actual CEO de JP Morgan, que en su momento desarrolló lo que hoy conocemos como Citigroup, y hoy en JP Morgan lidera una inversión en tecnología con crecimientos consistentes de doble dígito durante la última década, para entregar un mejor servicio a sus clientes, mejor información y adaptar la organización a los requerimientos de los nuevos usuarios. Teniendo en cuenta que Colombia vive este año una revolución financiera, con más de 200 fintech y nuevos bancos comerciales presentando su solicitud de licencia, la Superintendencia Financiera debe realizar unos cambios regulatorios importantes para fomentar la competencia y la transparencia. La ley 45 de 1990 define el interés como cualquier cobro que se hace por un crédito, lo que impide que el usuario identifique claramente cuánto le cobra una entidad financiera por los costos asociados a emisión, estudio de crédito, seguros y tecnología, entre otros, que enfrentan las entidades para poder prestar estos servicios. Esto es fundamental dado que de esta manera, el usuario puede comparar en el mercado la opción que mejor se ajuste a sus necesidades. Lea también: Propuestas para transformar el sector financiero Es más, la Superintendencia Financiera presenta en su página web la información de las tasas de interés y comisiones cobradas por las entidades financieras en una hoja de Excel, lo que es bastante ajeno a las formas usadas hoy en día (infogramas o rankings) y resta practicidad a su consulta. Así mismo, la información de evaluación del servicio de las entidades y la información que se le brinda a los usuarios en términos de producto es insuficiente y desactualizada; esto sin mencionar lo poco intuitiva que resulta la página para quienes la visitan. Ejemplo de la cartilla, el ABC de los créditos de vivienda – fuente SIC.
Si Presidencia quiere desarrollar el sistema financiero colombiano, es fundamental que se modifique la Ley 45 de 1990, se actualicen los conceptos en línea con las necesidades de información de los consumidores y los nuevos productos que se vienen vinculando al mercado financiero.