En ese sentido, es difícil encontrar personas que no estén de acuerdo con el ideal de conseguir que Colombia sea la nación más educada y una de las más innovadoras de la región en el año 2025.Como en cualquier sociedad que se dice y se pretende democrática, no sólo deberíamos aceptar que hubiese diferencias, sino que, incluso, deberíamos propiciar todos los escenarios en los que esas diferencias se expresen y se enfrenten con lógica, con respeto, con argumentación, con el nivel que amerita este tipo de debates, con la altura intelectual propia de la academia y con esa humildad personal e intelectual que se respira en los verdaderos centros de conocimiento. Lamentablemente en sociedades como la nuestra en las que estamos más acostumbrados a restar y a dividir, ante aquellas propuestas que, con rigor, compromiso y alto sentido del deber, unos compatriotas ponen en común y socializan con la comunidad y la opinión, suelen aparecen críticas malintencionadas, infundadas, escondidas tras el triste velo del anonimato, sin ningún viso de ánimo constructivo y más bien con evidente ánimo de incordiar y confundir como aquellos que, a tientas, recogen piedras para lanzarlas hacía allí donde se oye ánimo de trabajo y de compromiso con la Nación.Frente a estas actitudes la única respuesta posible es más trabajo, más convicción y más compromiso. Por eso debo celebrar el liderazgo de Colombia en la realización de la 4ª conferencia internacional y foro de acreditación del consejo mundial de acreditación de escuelas de negocio (ACBSP por su sigla en inglés) realizado la semana pasada en México, siendo la primera vez que se realiza este evento en América Latina. ACBSP es una de las instituciones más prestigiosas a nivel internacional alrededor de los procesos de acreditación de alta calidad de instituciones y programas académicos por eso tiene gran relevancia que Colombia, a través del reconocido académico Alejandro Cheyne, Decano de la Universidad del Rosario y México, a través del profesor Carlos Güereca, fundador y rector de la UNID, hayan liderado la organización de esta conferencia dedicada a la reflexión sobre la calidad en la preparación de los estudiantes para el éxito profesional. Ahora, más que nunca, nuestras universidades deben demostrar y compartir las innovaciones educativas que logran mejorar la satisfacción de las expectativas de los estudiantes y prepararlos para una economía global competitiva. ¿Cómo se logrará esto? ¿Cómo podemos, como educadores, transformar nuestras aulas para satisfacer el mercado en constante cambio y proporcionar el mayor valor educativo para nuestros estudiantes? Es necesario desarrollar estos espacios de intercambio para explorar y compartir estrategias exitosas para lograr una preparación pertinente de los estudiantes para enfrentarse al mundo profesional.Un elemento adicional por el cual se destacó esta conferencia internacional de ACBSP, y que yo rescato especialmente, fue la insistencia en la necesidad de contar con programas públicos y privados que propicien la mejor comprensión, el fortalecimiento y la eficiencia en el diálogo entre la Academia y el Sector Productivo.Tuve el honor de intervenir en la conferencia ante un centenar de rectores, decanos y directivos de entidades provenientes de todo el mundo, con una reflexión sobre responsabilidad social como fuente de competitividad y por supuesto con el debate sobre, ya no el diálogo Universidad-Empresa, sino incluso sobre el “Lenguaje” compartido entre la Academia y el Sector Productivo, que evite que en países como el nuestro, la empresa siga “subvalorando” el lenguaje y el modelo de calificación académica e investigativa de la universidad, al tiempo con que la academia en su carrera por el fortalecimiento de la investigación, termine “subvalorando” la validez del conocimiento, la innovación y el capital humano que vienen de la empresa. Todos estos retos de construcción de paz y de progreso para esta sociedad que poco a poco aprende el valor de sumar y multiplicar.