Hace más de un mes, Murcia regresó al país a terminar de cumplir su pena, mientras que muchos de los exmiembros de la llamada familia DMG siguen esperando recuperar el dinero invertido. En opinión de quien escribe esta nota, casi con toda seguridad estos incautos van a tener que seguir esperando porque las posibilidades de recoger fondos de parte de DMG son muy bajas, por no decir inexistentes. Haciendo historia, los principios y cimientos de toda pirámide financiera, en Cafarnaúm y en Zipaquirá, son exactamente los mismos: aparece un “avión” que ofrece rendimientos altísimos y los pagos se efectúan a los primeros en invertir y se financian con los aportes de los que invierten más tarde. Las pirámides prosperan porque a medida que se corre la voz sobre los altos rendimientos, cada vez atrae a más incautos, y la pirámide crece hasta que el monto de principal e intereses pagaderos a los primeros inversionistas excede el de los fondos aportados por los nuevos inversionistas. Entonces, para atraer nuevos depositantes, la pirámide eleva sus tasas de interés, pero en poco tiempo se ve obligada a ofrecer tasas aún más altas para financiar los pagos de intereses. Cuando ya los ingresos no son suficientes para cubrir los egresos, los inversionistas intentan retirar sus fondos y la pirámide se desmorona de la noche a la mañana. Pero ya es muy tarde: los “aviones” han desaparecido con el dinero.
En Colombia han aparecido nuevas modalidades de pirámides, conocidas como Telares o Mandalas. Estos esquemas piramidales usan consignas (“Mujeres que toman el control de sus vidas a través de la realización de sus sueños”) y prometen una ganancia en muy corto tiempo, sin ningún intercambio de bienes o servicios, a quienes alcancen un nivel determinado por cumplir con la tarea de afiliar a otras personas para que hagan sus aportes correspondientes, obligatorios, para el ingreso al esquema.Como ocurre en este tipo de grupos de captación, en el momento en que se disminuye o detiene la participación de nuevas personas, el sistema colapsa y ni las mujeres agua ni quienes le siguen en línea pueden recaudar el dinero prometido. Según informes de prensa, por la estafa millonaria y las pérdidas que representó para miles de colombianos, el Estado ha recibido a lo largo de los años más de 300 demandas. De acuerdo con cifras de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado (ANDJE), que ejerce la defensa del Estado en las demandas en su contra, la Nación tiene actualmente 146 casos con pretensiones por $9,68 billones. Estas demandas son contra entidades como el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y las Superintendencias de Industria y Comercio, de Sociedades y Financiera.La Nación ya ha ganado 142 procesos gracias a la intervención de la ANDJE, con lo que Colombia se ahorró $2,30 billones; mientras que solo se han perdido tres casos, que han representado $13.570 millones. La parte más ridícula de estas demandas es que estos codiciosos incautos que perdieron su dinero pretendan que seamos nosotros los contribuyentes los que ahora les devolvamos lo que perdieron. La realidad es que el Estado no debe reconocerles un solo centavo. Los que se vinculen a una ‘pirámide‘, aparte del riesgo de perder la totalidad de su dinero, deben ser procesados judicialmente si se comprueba que, además de entregar recursos, promovieron la captación ilegal al invitar a otros participantes.
Acabar con las piramides va a ser casi imposible porque mientras haya “aviones”, con certeza van a encontrar a incautos codiciosos cuya avaricia hará que se esfumen rápidamentre sus ahorros. La única forma de morigerar la multiplicación de las pirámides es la certeza que no solo van a perder la totalidad de lo invertido, sino que pueden terminar en la cárcel.