Un joven pianista admira al maestro de piano más importante del mundo. Ambos comparten la meta de ser el mejor músico del mundo, solo que el de mayor experiencia logró lo que quería, mientras que el joven lo aprecia, e idolatra. Es en este punto cuando ambos se vuelven rivales. Sin embargo, para poder imitar al maestro, el aprendiz debe convertirse en el mejor pianista del mundo. Los dos quieren una misma cosa, una que solo puede ser de uno de ellos. La analogía de los pianistas es usada por el filósofo francés, René Girard, para explicar que la imitación es la fuerza que configura a las civilizaciones, una tendencia natural que se produce en los grandes conflictos sociales.Esta idea también nos sirve para entender el auge y caída de las potencias mundiales: Roma fue grande porque imitó y absorbió a la cultura griega; EE.UU utilizó elementos clave de la revolución industrial inglesa; Japón obtuvo su fantástico crecimiento económico en la década de 1980, copiando estructuras corporativas de EE.UU y China logró crecer gracias a la ingeniería inversa que aplicó a la tecnología estadounidense.Le recomendamos: El Bitcoin no es la única burbuja de Wall StreetY justamente, el robo de propiedad intelectual ha sido uno de los argumentos que Donald Trump ha utilizado para iniciar su guerra comercial con China, con la que pretende corregir el déficit de US$300.000 millones que tiene con ese país. China ha respondido con medidas retaliatorias de comercio internacional y con la devaluación del yuan, lo que, según algunos expertos, se convertiría en el comienzo de una guerra de monedas. Sin embargo, la estrategia china está limitada por el exceso de deuda corporativa en dólares y la exposición a productos de banca privada que les paga a sus clientes jugosas tasas de interés, solo cuando yuan permanece estable.Volviendo a la tesis de Girard, la imitación colectiva y la confianza en la estabilidad de la moneda, hicieron que muchos inversionistas en China invirtieran en masa en estos productos de deuda.
Índice de mercados emergentes vs. el yuan chino tranzado en Hong Kong (CNH) Fuente: Tradingview.Una desvalorización de la moneda china implicaría que muchos de estos productos entraran en pérdidas, creando un problema para el sistema financiero de ese país. El gobierno de Xi Jinping es consciente de esto desde hace varios años y ha empezado un proceso de reestructuración, convirtiendo la deuda corporativa en gubernamental. En el corto plazo, puede que esta estrategia cree cierto estrés financiero, pero en el largo permitiría una mayor emisión de deuda gubernamental, lo cual es un paso obligado para que la moneda china se convierta en una moneda de reserva internacional. Y es este uno de los objetivos clave en la agenda de Xi Jinping.Lea también: Así arma Trump su jugada en las guerras comercialesHay que tener en cuenta que cualquier aumento en la volatilidad en la moneda china tiene un impacto en los mercados emergentes. Ya sea por el desapalancamiento del sistema financiero chino o por una devaluación competitiva, como la ocurrida en 2015.Sin duda, de continuar la estrategia china serían los mercados y monedas de los países emergentes las primeras víctimas. Por ahora, resta esperar quién imitará a quién en la guerra comercial de Trump.