Este 2020 que se asoma a su final ha sido un año extremadamente retador. Desde hace cien años, la sociedad no enfrentaba un desafio semejante, sin embargo, ahora fue un poco más fácil y, aunque con un alto costo en vidas humanas y estragos económicos inmensos, ya empezamos a ver el final del coronavirus que va a encontrar su extinción en la inventiva humana para desarrollar la vacuna junto con el inicio de su aplicación. El coronavirus, igual que todo en la vida, no es eterno en el mundo. Ahora es importante pensar en las lecciones aprendidas y ponerlas en práctica. Hace un año el coronavirus empezaba a acecharnos, un año después, la obtención de la vacuna más su distribución empiezan a inclinar la balanza, hoy son Pfizer Biontech, Moderna, y Astrazeneca etc. quienes están acechando al virus. Indispensable en este momento la disciplina de la sociedad y continuar con las medidas de protección para que los riesgos, sino se mitigan del todo, al menos sean menores. Con la distribución masiva de la vacuna y la inmunidad que esta puede brindar, poco a poco el virus y sus consecuencias letales irán extinguiéndose y, con ello, la mayor parte de las actividades que hacíamos antes regresarán, pero también es un hecho que no todo volverá a ser igual. Primero, el trabajo en casa llegó para quedarse. Es lógico que habrá un equilibrio entre 100% trabajo remoto y presencial, se puede pensar que habrá más trabajo remoto sin llegar al extremo de solo trabajo a distancia, pero el cambio sí se implementará. Lea también: Que el aumento del mínimo no se quede en poco Segundo, más conciencia ambiental y cuidado del planeta son acciones que deben profundizarse. Así como el coronavirus está encontrando el límite en la inventiva humana, los humanos, de no cambiar nuestros hábitos, pronto lo encontraremos en la capacidad del planeta para soportar nuestras infracciones contra él y la exigencia de nuevos recursos que en gran medida se desperdician. El 2021 vendrá mejor, porque al contener la letalidad del virus se permitirá abrir el tránsito de pasajeros, se van a abrir los sectores de la economía que faltan, así como rescindir los confinamientos que a nivel global se han tenido que volver a implementar para evitar más muertes y propagación del virus. La demanda por bienes y servicios iniciará su fase de recuperación, igual que parte de los empleos que se destruyeron. Este punto es transcendental, el foco de las políticas públicas además de la vacunación debe ser la generación de empleo y la implementación de mecanismos que permitan que las brechas de desigualdad que se ampliaron por los efectos de la pandemia se cierren. Millones de personas alrededor del planeta perdieron sus empleos, vieron quebrar sus emprendimientos o quedaron sin ingresos para subsistir dignamente; la recuperación solo se puede considerar un éxito si además de eliminar los efectos del coronavirus en la salud, también se revierten los efectos económicos que ha causado, especialmente en las poblaciones más vulnerables. No se pierda: Lo que viene en la tributaria de 2021 Debemos recibir 2021 con optimismo, conservando las medidas de prevención, pero con la confianza de que será un año de recuperación, que vamos a aprender de lo sucedido en 2020, olvidando lo malo que paso, dejar atrás los malos momentos de lo que se perdió y no es posible recuperar, para pasar a construir lo bueno que nos puede traer 2021. Retos en la salud van a continuar, retos en lo económico habrá muchísimos, no obstante, la recuperación traerá oportunidades, por eso lo mejor es cerrar el año sin pendientes para recibir lo bueno que traerá 2021. A todos quienes siguen esta columna mi más sincera gratitud por su compañía, les deseo felices fiestas de Navidad y Año Nuevo junto a los seres que aman. Nos veremos de nuevo el tercer sábado de enero de un año que será fabuloso.