La educación ‘online‘ ha sido ofrecida por muchas instituciones académicas desde hace ya aproximadamente dos décadas, principalmente en especializaciones y maestrías, como una opción para reducir costos y tiempos en desplazamientos. Un estudiante ‘online‘ no tiene necesariamente que vivir en la ciudad donde se encuentra su universidad preferida ni renunciar a su empleo local. La educación ‘online‘ en tiempo real o sincrónica ofrece una interacción personal mucho mayor a la que ofrecen los programas asincrónicos en los que el estudiante accede a clases pregrabadas. Sin embargo, las clases pregrabadas permiten que el estudiante pueda ir a su propio ritmo, repetir clases y ajustar la velocidad de reproducción de los videos. Esta misma facilidad requiere un perfil de estudiante altamente autodidacta, constante y organizado. Para obtener buenos resultados, estos cursos asincrónicos deben contar con algún tipo de acompañamiento o asesoría periódica de un docente, ya sea ‘online‘ en tiempo real o presencial. Lea también: El Internet retorna a sus conceptos esenciales Tal como los participantes de una sesión de aeróbicos ‘online‘ normalmente prefieren una clase en tiempo real a una pregrabada, o tal como se prefiere ver un partido de fútbol en directo a uno en diferido, un curso sincrónico es percibido como un evento con información de último momento, abierta a una discusión directa y fresca, y por lo tanto de mayor valor social. El modelo de educación actual convencional se basa en que los estudiantes, todos en un mismo salón de clase real, aportan a la construcción y asimilación del conocimiento del curso, con sus preguntas y opiniones sobre temas guiados por el docente. En este modelo tradicional el buen docente como facilitador y líder tiene una lectura constante del progreso de sus estudiantes y mantiene su motivación. Lograr estos mismos grados de cercanía e interacción social en métodos ‘online‘ se convierte en todo un reto para el docente. Pero, ¿hasta qué punto las tecnologías actuales de conexión virtual pueden permitir nuevos modelos académicos e incluso cambiar los paradigmas educativos? Le puede interesar: La start-up que forma tecnólogos y les cobra si consiguen empleo Algunos modelos académicos menos comunes son los híbridos o de alternancia que han venido proliferando como respuesta al distanciamiento social impuesto por la pandemia. En esta modalidad un curso presencial ofrece también la opción de que los estudiantes puedan conectarse en tiempo real desde su casa ya sea para todo el curso o solo algunas de las clases. Varias instituciones educativas reconocidas en Bogotá ya han optado por contar en sus salones de clase con una cámara especializada tipo PTZ, es decir con rotación vertical y horizontal. Esta cámara está normalmente instalada en el techo y permite adicionalmente configurar posiciones y enfoques preestablecidos a los cuales se regresa automáticamente presionando una sola tecla del control remoto. Así el docente puede cambiar la vista entre el tablero, su escritorio, la cartelera del salón y otros espacios en el aula. También con ayuda de software especializados es posible manejar diferentes tipos de micrófonos dentro del aula, ya sea de tipo omnidireccional en el techo para lograr interacción entre estudiantes presenciales y los conectados virtualmente, o inalámbrico de solapa para el profesor. Lea también: WhatsApp sigue creciendo, pero también el espacio para una alternativa Algunas herramientas como Zoom o Google permiten seleccionar como fuente de audio el sonido de videos reproducidos en el computador del docente bloqueando en caso de ser necesario su propio micrófono para evitar ruido externo. El dominio de las tecnologías disponibles le permitirá al docente usar toda su creatividad para sacar provecho del sistema híbrido. Incluso el docente puede también estar desde su casa interactuando con estudiantes presenciales y ‘online‘, y sin la dificultad que implica tener que dictar clase con tapabocas. El docente debe tener en su casa recursos como tableros, tarjetas y mezcladores de audio externos. Para clases que requieren uso de laboratorios o manipulación de elementos, se puede contar con ayuda de los estudiantes en el aula. Estos estudiantes pueden tener el papel de manos remotas de los estudiantes ‘online‘ en juegos de roles que fomenten la interacción social. Hoy en día hemos aprendido que estas diferentes opciones de clases pregrabadas asíncronas, o virtuales sincrónicas, no son opciones excluyentes sino por el contrario altamente complementarias con las clases presenciales para lograr una educación más cercana, completa e incluyente en modelo híbrido. Le puede interesar: Microsoft: “Nuestros hijos trabajarán a futuro en empleos que hoy no existen" Los estudiantes que no cuenten con recursos tecnológicos apropiados en casa deben tener siempre la opción de asistir a la universidad. Podría ser recomendable contar con estudiantes usando diferentes métodos para lograr actividades interactivas que permitan trabajos en salas tanto virtuales como presenciales. Si un estudiante, por alguna razón de causa mayor, no alcanzó a tomar la ruta, encontró cerrada su estación de TransMilenio, o tuvo cualquier otro impedimento que le permitiera llegar a su clase, puede tener la posibilidad de conectarse virtualmente y no perder el aprendizaje impartido ese día en el aula. El resultado puede ser incluso una comunicación más enriquecedora para el curso en general, al estar usando diferentes fuentes de información, recursos y puntos de vista que permite la diversidad de métodos de conexión. Los nuevos esfuerzos educativos en la coyuntura actual deben estar encaminados a buscar modelos que junten la conveniencia y variedad de herramientas digitales del mundo ‘online‘, y lo humano y natural del mundo ‘offline‘.