Cada día vamos teniendo una mayor claridad de cuán incierta es esta crisis porque por cada cosa nueva que sabemos le salen mil nuevas preguntas. Ya se estima que entramos en la peor situación global en 100 años y 2020 pasará a la historia como peor en registros que la gran crisis financiera de 2008. La esperanza es que 2021 sea un año de estruendosa recuperación, pero el riesgo sigue siendo qué tanto la covid-19 va a cambiar el curso de la historia económica moderna aún si las autoridades se han comprometido a evitarlo al costo que sea (o puedan).
Aunque se conoce mucho sobre el nuevo virus, desde una perspectiva médica y científica faltan muchas por estudiar y ello genera grandes interrogantes. De allí que existan visiones con trayectorias y destinos diferentes. El problema, para hacer proyecciones económicas, es primordialmente que un virus no tiene tratamiento que lo elimine sino protocolos que manejen sus síntomas y aunque parece genera inmunidad nada asegura que no pueda volverle a dar a quien ya lo tuvo. En medio de esa complejidad, la humanidad a través de los gobiernos está haciendo todo lo que puede para evitar una nueva gran recesión, y más una nueva gran depresión económica. Solo los países con mayor capacidad fiscal y con mejor disciplina social estarán más cerca de lograrlo. Por ende, el apagón socioeconómico no será igual para todos los países ni todas las personas y es pronosticable que aumentará aún más la desigualdad y las tensiones sociales por cuanto será más disruptivo y amenazante para quienes ya estaban menos preparados. El libreto para ir reactivando las relaciones económicas y sociales apunta a que la luz se irá encendiendo por clústeres, lenta y muy gradualmente cumpliendo estrictamente etapas. Por meses, o quizás años, muchas personas se quedarán trabajando desde casa, otras saldrán con permiso y en forma selectiva, pero quienes salgan usarán obligatoriamente equipamiento, como tapabocas, y un distanciamiento de otras personas. El manejo georeferenciado de la enfermedad mantendrá por un tiempo prolongado asilados lo clústeres. Los clústeres donde más rápido regrese alguna forma de normalidad serán aquellos con bajo foco infeccioso y robusto sistema de salud, los demás harán más o menos tiempo fila para alcanzar el cumplimiento de esos requisitos.
Reconectarnos físicamente en las empresas o en las comunidades para luego hacerlo entre municipios y departamentos, para finalmente hacerlo entre países será dispendioso. Esta nueva realidad no solo replanteará cómo modificar las cadenas de suministros y abastecimientos, sino que generará emprendimientos de autoabastecimiento. La aldea global regresa para empezar a ser de nuevo la local, una realidad que inicia porque el sistema de salud que es una red que ya no se evalúa como nacional, o departamental sino municipal. Entender este proceso significa estudiar las oportunidades. Entre ellas no solo está hacer como nunca el ejercicio de planeación económica del país desde la realidad, caracterización y necesidades de los municipios hacia lo departamental y luego a lo nacional para atender lo social, educativo y de salud y lo productivo en esa nueva dimensión de autosuficiencia. El debate económico sobre la mano invisible del mercado en la asignación de recursos en pro de la eficiencia de las economías de escala ha perdido vigencia por el tiempo que la profundidad de la crisis determine, al igual que la imperiosa eficacia de la especialización. Para las regiones y para el país eso supondría una nueva oportunidad de diversificación que para ser exitosa tendrá que superar los obstáculos de la transferencia técnica, el acceso a bienes públicos y la baja productividad.
Así que la vicepresidente Martha Lucía Ramírez, quien en 2012 fue portavoz de una coalición de grandes empresarios que buscaba impulsar la creación de una política industrial desde el Gobierno, ahora le llega la oportunidad de empeñarse en hacerlo realidad. Y ojalá, aunque ya no sea parte del Gobierno, Carlos Enrique Moreno ayude a que de verdad en medio de la muy difícil situación y su pronostico reservado para el mundo, el sector productivo nacional tome como una oportunidad la nueva realidad que impone tener más autoabastecimiento.