Normalmente pensamos que nos merecemos más de lo que tenemos. Sentimos muchas veces que el destino es injusto y que hay gente con más suerte y más oportunidades. La invitación eterna y facilista al conformismo puede hacernos creer que estamos donde debemos estar y que hay que aceptar lo que se tiene como un designio divino, aunque por supuesto, hay que seguir quejándose.Pero en realidad hasta los dones naturales hay que probarlos para que funcionen. Los grandes artistas han tenido que esforzarse mucho para lograr ser grandes, así el camino les haya dado cualidades adicionales al resto de los humanos. Miro a mi alrededor. Pienso si siempre hay que esforzarse por todo para ser feliz. La respuesta que viene a mi cabeza es no. No hay que sufrir para merecer pero hay que aprender a resistir para superar.Dejando la filosofía y pensando en un mundo más práctico y terrenal; cómo saber si tengo el trabajo que me merezco. La respuesta automática es pensar que no. Pensar que obviamente me merezco más por que soy mejor de lo que todos piensan. En teoría parezco ser el único en entender lo fabuloso que soy.Le puede interesar: ¿Terco o bruto?Pero usando la psicología inversa me gustaría reflexionar si mas bien estoy en una posición laboral que est por encima de mis capacidades. No se si sea fácil escuchar un humano promedio diciendo “este puesto es demasiado para mi”.No existe nadie perfecto. Si esto se entiende es fácil reconocer que puedo tener falencias en mis habilidades y puedo mejorar si realmente hago conciencia y me lo propongo.Pero también sería bueno reconocer si el puesto es para mí o me queda grande. ¿Podrá acaso el ego permitir que eso ocurra? La gente que he visto afrontar algo así y decir este puesto no es para mí, suele poner la responsabilidad en otros pero jamás en sí mismo. Las razones pueden ser, es que eligieron mal, no describieron bien el cargo, no entiendo lo que quiere mi jefe, y la gran tendencia actual, decir que es un tema de fit cultural, que usado como excusa es fantástico.Hacerse algunas preguntas incómodas puede ayudarnos a entender si estoy en el lugar correcto. Qué tal analizar si yo llevo mis hábitos equivocados a todas partes. Se vale preguntarse por qué siempre “todas” las compañías donde trabajo son adictas al trabajo (¿no seré yo el adicto?).Tengo otro par de ejemplos que podrían ayudarnos a aterrizar. Si todos los jefes que he tenido son malos, si el ambiente siempre es difícil, si la “gente” no deja trabajar, si el mundo conspira contra mi o si siempre me pagan mal.La reflexión aquí invita a mirar adentro de nosotros mismos para entender si nos estamos quejando de lo que tememos permanentemente, si no ponemos límites y aún así pensamos que los demás abusan…muchas veces un abusado pasa por esta situación porque no pone claros los límites desde el inicio de la relación laboral.Le sugerimos: Dolor de corazónTambién puede ser que en realidad estoy sobrecapacitado para el puesto que hago. Eso técnicamente es posible, pero me pregunto, para qué me quejo y hablo de la mala suerte que tengo si al final tampoco hago algo por cambiarlo.Creo que es importante empoderarse de las decisiones que se toman. Ser responsable de la vida que vivo y no culpar a los demás de mis propias desgracias o a la mala suerte.El universo está listo para darnos lo que pedimos. Sólo hay que pedirlo correctamente y meterle decisión a aquello que hacemos. Deja de quejarte y piensa si tienes el puesto que te mereces. Si la vida te puso allí para algo y de manera arrogante ni te das cuenta. Reflexiona si más bien estás por debajo de las necesidades del perfil y deja de quejarte de los demás.El mundo necesita líderes empoderados. Empieza por empoderarte de tus propias decisiones.Le sugerimos: Cómo quererte