Supongo que a usted le ha pasado (como a mí) que tiene una cantidad de metas al empezar el año y viene el día a día y hasta ahí llega. Entonces, se siente frustración y la desmotivación frente a las metas. Ante esta situación, me propuse identificar un método que funcionara y hoy lo quiero compartir. Lo primero que hice fue probarlo conmigo mismo y como he logrado algunos resultados positivos con este método, me animé a compartirlo con mis lectores y seguidores de redes sociales. Este método se llama ODH y responde a un acrónimo que veremos a continuación: la O significa el objetivo; la D, la decisión personal y la H, la construcción del hábito diario. El objetivo La definición del objetivo es el primer paso y la clave radica en que este sea claro y realizable. Por ejemplo, sería ilógico decir que tu objetivo es aprender inglés en un año y tener un trabajo de tiempo completo, familia y vida personal. En cambio, sí podría ser más razonable decir que vas a practicar 30 minutos diarios de listening. Le sugerimos: “Un emprendedor no es lo mismo que un gerente” ¿Dónde estás tú? El segundo paso, y este es más importante que el primero, es poner las metas por escrito y asimismo, revisarlas todos los días, a la hora de levantarnos, a mediodía y en la noche antes de dormir. Este paso constituye el verdadero secreto del logro de las metas porque nos obliga interiorizar nuestro compromiso personal con la meta y, de esta forma, enviamos un mensaje a nuestro ser de la importancia de nuestro objetivo. En mis clases en Inalde Business School pregunto a mis alumnos sobre sus objetivos y esto es lo que me encuentro: ¿Cuántos tienen metas y objetivos? 100% levantan la mano ¿Cuántos tienen sus metas y objetivos por escrito? 30% levantan la mano ¿Cuántos hacen una revisión diaria de sus metas? 5% levantan la mano Ese porcentaje es el que me ayuda a comprender por qué a veces son tan esquivas las metas para nuestra vida. La decisión Una vez definimos el objetivo, empezamos a tomar las decisiones diarias para trabajar en él. Esto implica que debemos establecer la prioridad del objetivo y ello nos obliga a ejecutar a primera hora del día el objetivo. Esta recomendación, que es útil y que sabemos que funciona, se la aprendimos a Peter Drucker y se resume en la frase, First Things First (FTF). Si viene la tentación de tomar la decisión de ejecutar tu objetivo más tarde o por la tarde, con seguridad el día a día (con sus dinámicas y problemas) te ayudará a posponer y evitar que lleves a cabo lo que es importante para ti. Le puede interesar: ¿Eres directivo y no te alcanza el sueldo? ¿Qué hacer? El hábito La sumatoria de decisiones y comportamientos diarios en la dirección que elegiste podrán convertirse en un hábito. Una vez el comportamiento diario se convierte en hábito, te vuelves imparable y, por consiguiente, el logro de la meta estará a la vuelta de la esquina. Recuerda que primero tú creas el hábito y luego el hábito te construye a ti. Conclusión El secreto del logro de los objetivos está en tres actividades básicas: La definición de la meta La escritura de la meta La revisión diaria
Asimismo, fragmentar las grandes metas en metas diarias te puede permitir acercarte todos los días a tu objetivo y, sobre todo, mantienes el ánimo y la motivación. Por todo lo anterior, mi experiencia me ayuda a ver que la ciencia del logro y la excelencia personal está unida a el método ODH. Funciona siempre y cuando construyas una mentalidad basada en tres D: deseo, determinación y disciplina. Lea también: Michael Jordan para directivos (que quieran el alto rendimiento)