GOBIERNOS PROGRESISTAS POR LA SOBERANIS Y LA DIGNIDAD Hay temas que sirven para autodefinirse uno y para ubicar a los demás, porque son temas polarizantes y obligan a tomar posiciones, a un lado o al otro, constituyen una especie de test con solo dos respuestas excluyentes que le permiten a uno saber de que lado esta, y de que lado están los otros. El reciente caso de argentina en relación a la nacionalización de las acciones de la Repsol en YPF (Yacimientos Petroleros Fiscales), es uno de ellos; con un pequeño y grave obstáculo, que muchas personas no saben realmente de que se trata, pues manejan información confundida y en consecuencia tienen grandes dificultades para definirse Europa y España, incluida la centro derecha socialdemócrata obligada a quitarse su careta de izquierda, que si saben de que se trata, se han rasgado las vestiduras. Se sienten robados, estafados, asaltados en su buena fe. Sienten que les han negado el derecho a apoderarse de la economía y de las empresas estratégicas de los países a los cuales no les quieren reconocer ninguna autonomía para manejar sus propios asuntos y recursos; porque por una parte creen que no le son propios y por la otra que carecen de la madurez necesaria para hacerlo; solo los países imperiales las tienen y como su virtud es exclusiva, de ahí derivan su derecho “indiscutido” a intervenir. Mas de 30 años lleva el neoliberalismo haciendo de las suyas, apoderándose de las economías, de los países a los cuales por todos los medios se les ha impedido el desarrollo; apoyándose en sus clases dominantes vendidas por migajas y promoviendo cuando es necesario regimenes de extrema derecha e incluso dictaduras para lograr su cometido. De hecho fueron en los países de la dictadura y al calor de ellas donde primero se empezaron a aplicar las políticas neoliberales en América Latina como en los casos de Chile y Argentina. Hoy la orgía neoliberal cuando llega a os mismos países de origen, empieza a ser cuestionada ante la actual crisis; le piden a sus estados que intervengan para salvar la grandes empresas en quiebra por sus maniobras especulativas, pero que no lo vayan a hacer los otros estados para salvar a sus pueblos, porque eso es un crimen, un atentado contra el gran capital y eso es inadmisible. Argentina en tiempos Menen, sucesor de las políticas ultraderechistas de la dictadura militar, entrego a Repsol, transnacional Española, la empresa YPF en ese entonces publica, que manejaba del petróleo argentino y como las transnacionales a pesar de sus compromisos extraen pero no invierten, porque según ellas esto le sigue correspondiendo al estado; la transnacional sacaba todas sus ganancias del país y ante la reducción de la producción en los pozos perforados, estaba negociando la venta de su participación mayoritaria en YPF, para entregarle su negocio a empresarios Chinos e irse con sus ganancias, y entonces el gobierno argentino nacionalizo sus acciones en la argentina, para de paso recuperar como función del estado, la política petrolera del país, que la había perdido en manos de los intereses privados. Es una nacionalización con indemnización, pero la orden a la gran prensa s referirse a al hecho como una expropiación y así lo escuchamos y lo vemos en todos los medios de comunicación, en todo el mundo occidental. Bolivia también acaba de nacionalizar, una empresa de trasmisión de energía, igualmente en manos de monopolios españoles que con el auge neoliberal, se dieron a la tarea de la reconquista de sus antiguas colonia. Con estas nacionalizaciones lo que se esta cuestionando a partir de gobiernos progresistas es la necesidad de un país, para mantener su soberanía, de conservar el control de sus recursos y servicios estratégicos, sacándolos de la voracidad del capital internacional, cuyo único propósito es el saqueo de los países, la explotación inmisericorde de los usuarios, sin ninguna otra responsabilidad. En Colombia basta mirar lo que ha significado la entrega de los servicios y de las empresas públicas a las trasnacionales; precios de los servicios públicos cada vez más prohibitivos para la mayoría de la población, con alzas por encima de toda ponderación y como nadie puede dejar de utilizarlos porque no hay otra alternativa, para eso son un monopolio, hay que dejarse estafar por ellos.