Un día, durante una asesoría, tuve una revelación muy interesante: el emprendedor estaba muy frustrado porque, a pesar de que el negocio vendía muy bien, estaba a punto de cerrar la compañía. Cada decisión en la firma tomaba muchísimo tiempo en hacerse realidad porque los socios creaban conflictos permanentemente. Los dos socios ya habían llegado al punto de no poder soportar más y querían vender su participación, o cerrar. No podían vender a un tercero porque tenían muchas deudas pendientes por pagar y a nadie le interesaba el negocio con esa estructura financiera; no se podían vender de uno al otro porque ninguno contaba con recursos extras para hacerlo, así que habían llegado a la conclusión que lo mejor era cerrar. En ese instante pregunté: ¿Hace cuánto son socios? ¿Por qué se hicieron socios? La respuesta me impactó. Me respondieron que eran socios desde el principio y que lo eran porque eran amigos. Esa respuesta me sorprendió porque lo que ellos no sabían en ese instante es que gran parte de los emprendimientos fracasan porque crecen con base en malas sociedades; las sociedades no pueden ser creadas porque simplemente las personas son amigas o familiares. Las sociedades deben ser creadas para complementarse uno con otro; de lo contrario, los socios terminan teniendo muchos conflictos, empiezan a tener guerra de poderes por áreas específicas del negocio (en las que alguno o varios de ellos son expertos) y terminan descuidando otras (en las que ningún socio tiene conocimiento).
Socios Los startups debemos contar, desde la base, con tres tipos de roles representados en personas: El creador del producto o servicio El vendedor del producto o servicio El Financiero, quien tiene claro cómo se puede ganar dinero con el producto o servicio. Algunas veces un mismo emprendedor tiene todas estas habilidades, pero en la mayoría de los casos no es así. Lo primero que debemos hacer es identificar de cuál de esas tres habilidades carecemos y buscar un socio que nos complemente. Cuando lo encontremos analicemos si nos sentimos cómodos con su nivel de ética y compromiso con la compañía, y con las horas que va a trabajar en la compañía (estas son las causas de conflictos más comunes después de tener socios que no se complementan).
También es importante que dejemos claro cuál de los socios tiene la última palabra para tomar decisiones (siempre debe haber un jefe) y qué tan largas son las discusiones, para poder avanzar rápidamente. Tengamos claro que las discusiones no pueden trascender después de las reuniones, porque si esto pasa, el ambiente en la compañía se va dañando poco a poco. ¿Dónde podemos encontrar el socio que necesitamos? Si necesitamos buscar socios con una habilidad en específico es bueno preguntar a amigos y familiares si conocen este tipo de persona. Otra fuente muy útil son las universidades; normalmente tienen en bases de datos los exalumnos y sus habilidades. Cuando encontremos quiénes potencialmente podrían ser nuestros socios, entrevistémoslos y descubramos si podemos trabajar juntos. Luego preparémonos para hacer una de las ventas más importantes de nuestro startup: convencerlo de trabajar con nosotros. Primeros Empleados En este paso también debemos analizar si necesitamos ayuda extra para liberarnos de trabajos rutinarios. Los fundadores de los startups siempre debemos tener tiempo libre para dejar volar la imaginación; de otra forma la compañía no puede ir hacia adelante y se empieza a quedar estancada. Necesitamos que, como mínimo, el 50% de nuestro tiempo siga estando enfocado en crear, mejorar y planear. Si no es así, miremos si con las ventas o la inversión que recibimos podemos contratar a una persona que nos permita tener más tiempo libre, así sea por horas.
Junta de Asesores Finalmente, en este punto debemos crear nuestra junta de asesores, un grupo de personas especializadas y admiradas por desarrollar productos o servicios como el nuestro, en conocer nuestra industria, en hacer alianzas y en crear negocios. Muchos emprendedores no le dan la importancia a crear una junta de asesores potente, pero a veces una simple llamada de alguno de sus miembros puede hacer que el destino de la compañía cambie. Además, los inversionistas se fijan muchísimo en la junta de asesores; esto da mucho respaldo. Puede ser que el inversionista nunca haya oído hablar del emprendedor, pero si de un miembro de la junta. ¿Cómo creo mi Junta de Asesores? Pensemos en las personas más capacitadas que podamos. No dejemos que nuestras ideas negativas nos limiten ni pensemos en que es imposible contactar a una persona. Después de identificarlos busquemos la forma de llegar a ellos (las redes sociales son muy útiles para esto, tanto para conocerlos mejor como para llegar a ellos); siempre hay una manera. Cuando los conozcamos, démosles nuestro Elevator Pitch y digámosles que su opinión para nosotros es muy importante, que nos gustaría invitarlos a tomar un café (usualmente las personas se sienten halagadas). Algunos no aceptarán el café, pero por lo menos nos darán su opinión. Asegurémonos de preguntarles si nos puede facilitar un correo por si tenemos otra pregunta; y poco a poco se pueden volver los asesores que andábamos buscando. Esta es la táctica que utilizó Alexis Ohanian fundador de Reedit para conseguir mentores en Y Combinator.
Un emprendedor que estaba en un taller conmigo y que tenía una compañía relacionada con alimentos, por ejemplo, quería que los hermanos Rausch lo asesoraran. Una y otra vez decía que era imposible lograrlo, que ellos estaban muy lejos de su alcance. Le sugerí que fuera a uno de sus restaurantes a comer pues ellos están allá algunas veces, o que contactará sus profesores de Gato Dumas para ver cómo podía llegar a ellos. No sé si logro contactarlos o si el Elevator Pitch fue lo suficientemente bueno para convencerlos, pero definitivamente poco a poco se puede construir una junta poderosa.