Desde que aparecieron los primeros casos en Wuhan en enero de 2020, el origen del coronavirus ha sido fuente de muchas teorías. Una venganza de China, un virus creado en un laboratorio, una enfermedad para equilibrar la explosión demográfica y hasta la descabellada idea de que el culpable de todo era Bill Gates. Cualquiera daría para un guion en Hollywood, cuyo filme seguramente vendrá.
A pesar de ser una eminencia, en 2017 Luc Montagnier, premio nobel de medicina en 2008, se unió al movimiento antivacunas y con frecuencia hace afirmaciones polémicas. Su teoría fue descartada luego de un estudio publicado en la revista Nature que confirma que el virus es producto de la naturaleza.En un primer momento, y ante la presión por detener la creciente epidemia, los expertos desestimaron y condenaron las hipótesis conspirativas y se concentraron en lo urgente: buscar la vacuna. Pero hace una semana estalló un debate más serio, aunque no exento de polémica, en parte debido a las declaraciones del famoso virólogo francés Luc Montagnier, premio nobel de medicina en 2008 por descubrir el virus del VIH. El laureado científico dijo a los medios franceses que tras analizar el genoma del nuevo virus, había concluido que este no saltó de manera espontánea de la naturaleza, sino que era producto de bioingeniería sofisticada. En otras palabras, había una altísima probabilidad de que hubiera sido fabricado por el hombre.
El anuncio revivió las teorías desechadas en un primer momento. Eso, sumado a una nueva evidencia sobre una posible fuga accidental del virus del Centro de Virología de Wuhan (CVW), hizo que muchos de quienes antes rechazaron estas ideas hicieran una revisión más concienzuda y detallada de los hechos. Diarios como The New York Times y The Washington Post, y varios científicos prominentes han investigado el tema y no descartan que haya salido de un laboratorio.
El Instituto de Virología de Wuhan estudiaba varias cepas de coronavirus. En un comienzo el Gobierno dijo que el huésped intermedio entre los murciélagos (origen de la covid-19) y el hombre fue una serpiente. Pero después señalaron al pangolín. Aún muchos buscan ese eslabón perdido.Pero más allá de la ciencia, el asunto generó un rifirrafe político entre China y Estados Unidos, en el que ambos países se acusaron mutuamente de la pandemia. Una disputa político-científica con ese nivel de pasión y agresividad no se veía desde 1985, cuando la Unión Soviética culpó a la CIA de producir el virus del VIH.Donald Trump y su secretario de Estado, Mike Pompeo, hablaban del ‘virus de Wuhan’ o el ‘virus chino’, mientras el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país, Lijian Zhao, dijo que el ejército gringo había llevado la epidemia a Wuhan cuando participó en los Juegos Mundiales Militares en octubre de 2019.
Otros líderes mundiales también manifestaron la semana pasada su preocupación por la falta de transparencia de China en torno al virus. El presidente francés, Emmanuel Macron, por ejemplo, dijo al diario Financial Times que “hay cosas que aún no sabemos sobre el manejo de China en esta crisis. No seamos tan ingenuos para decir que China manejó mucho mejor la crisis que nosotros”. A los pocos días, el Gobierno chino ajustó las cifras de muertes y agregó más de un millón a los datos oficiales. A pesar de esto, los interrogantes continúan. La hipótesis más fuerte sigue siendo que el virus se originó de manera espontánea y natural en Wuhan. Pero la posibilidad de un accidente en el laboratorio ha cobrado fuerza.El gran misterioDe los detalles desconocidos del virus, siempre ha causado fascinación su origen. Cuatro hipótesis han surgido para darle una respuesta a ese interrogante: 1) que el brote tiene que ver con que China produce armas biológicas como estrategia de guerra; 2) que era una cepa producida mediante ingeniería genética que accidentalmente salió del laboratorio; 3) que los científicos chinos estudiaban una cepa natural del virus y esta salió del laboratorio por fallas de seguridad, y 4) que surgió naturalmente y llegó a los seres humanos después de pasar de los murciélagos a un animal intermediario.
A pocos metros del mercado de animales marinos señalado como el epicentro de la epidemia en Wuhan está el Instituto de Virología, fundado en 2015 para estudiar los patógenos más peligrosos. Una serie de cables diplomáticos de Estados Unidos entre 2017 y 2018 señalaba que el centro presentaba problemas de bioseguridad.La primera teoría, que en un comienzo sostuvieron algunos medios conservadores y políticos republicanos, pertenece a la franja conspirativa. En Wuhan hay dos laboratorios, uno de virología y otro de bioseguridad, ambos sometidos a las más estrictas medidas de seguridad del ejército de ese país. Pero ninguna evidencia respalda o siquiera insinúa esta teoría. Según el columnista David Ignatius, del diario The Washington Post, ni siquiera los funcionarios de los servicios de inteligencia de Estados Unidos creen en esta versión por falta de pruebas."Un premio nobel dijo que el nuevo coronavirus tenía fragmentos del VIH y del ébola. pero otros estudios controvierten su tesis".El científico francés Montagnier sostiene que hubo intervención humana. Argumenta que en su ARN tiene pequeños fragmentos del código genético del VIH, el virus que produce el sida, y del ébola, la enfermedad que ha causado epidemias mortales en África. El virólogo no se atrevió a señalar culpables ni a lanzar teorías sobre las circunstancias en que se produjo. No obstante, sugirió que los científicos chinos probablemente estaban haciendo una vacuna contra el virus del VIH y podrían haberlo dejado escapar accidentalmente.
Montagnier podría tener razón frente a las similitudes del nuevo coronavirus con el del VIH, pues otros vieron lo mismo que él. En un trabajo hecho por científicos indios a finales de enero, el virus aparentemente tiene insertos de VIH que le permiten adherirse con más facilidad a las células humanas. Señalan que la covid-19 ataca una proteína conocida como furin, que se encuentra en muchos tejidos humanos (como en el pulmón, hígado e intestino delgado), tal y como hacen el ébola y el VIH. Eso explicaría su virulencia, entre 100 y 1.000 veces más alta que en el SARS.El estudio indio fue retirado del sitio web donde salió, aparentemente por falta de rigor científico, sin embargo, muchos sostienen que por presión política. Una investigación más reciente realizada a comienzos de marzo por científicos chinos de la Universidad de Nankín concluyó algo similar: la covid-19 tiene una extraña mutación parecida al VIH, que le da propiedades que no existen en otros coronavirus. Ambos trabajos indican que es imposible que estos fragmentos se hayan dado en el virus de manera natural.
Donald Trump siempre se ha referido a la covid-19 como el virus de Wuhan por las sospechas de que pudo salir del laboratorio de virología de esa ciudad. Recientemente, él y su secretario de Estado, Mike Pompeo, han dicho que esclarecerán las dudas al respecto. No obstante estas hipótesis, científicos en varias partes del mundo, incluida Colombia, han podido estudiar el código genético y no han encontrado indicios de que el nuevo coronavirus haya resultado de la ingeniería genética. Carlos Franco, biólogo del Instituto Nacional de Salud, quien trabajó en la decodificación del primer genoma de SARS-CoV-2 en Colombia, afirmó que al estudiar el código genético del virus queda muy claro que no pudo ser manipulado en un laboratorio. “Como mencionan Kristian Andersen y colaboradores en su artículo de la revista ‘Nature’, los datos genómicos muestran de manera irrefutable que el SARS-CoV-2 no es derivado de ningún virus usado previamente en laboratorios de investigación”, dice Franco. Andersen, profesor de inmunología y microbiología del Instituto Scripps de California, precisamente hizo el estudio para calmar las especulaciones del origen del nuevo coronavirus y encontró que la proteína de la corona evolucionó para tener como objetivo la enzima ACE2. Los expertos explican que los virus mutan para volverse más eficientes.
Etienne Simon-Loriére, virólogo del Instituto Pasteur, explicó que este tiene pequeños fragmentos de otros virus de la misma familia, que a su vez recuerdan secuencias del material genético de ciertas bacterias, virus y plantas. Eso explicaría que tenga fragmentos similares al del VIH y el ébola. Pero en ningún momento eso significa que alguien haya implantado esos trozos allí. Como dijo Andersen en su trabajo, “SARS-CoV-19 se originó por medio de procesos naturales”.Con esto la tesis de la conspiración de las armas biológicas y de la mano humana queda descartada. Aunque no la posibilidad de que los científicos chinos estuvieran estudiando el virus y que luego se les escapara del laboratorio, lo que lleva a la tercera hipótesis: una falla en la seguridad.¿Un lamentable accidente?El virus SARS-CoV-2 se parece mucho a los coronavirus de ciertas poblaciones de murciélagos de herradura o rinolófidos que viven a 1.600 kilómetros de Wuhan, la ciudad donde la epidemia comenzó. Cuando finalmente el Gobierno chino admitió el brote, señaló como epicentro un mercado de animales de mar e indicó que el animal intermediario había sido una serpiente. Posteriormente, otros científicos postularon al pangolín. Lo más seguro es que haya sido este último, pero hoy eso no está confirmado.
Reconocidos medios de Estados Unidos, Gran Bretaña y revistas especializadas se han interesado por investigar el tema para descartar teorías falsas y conspirativas. A pesar de eso, aún quedan dudas; para aclararlas, piden a China una investigación forense con un equipo internacional de expertos.Además de ese eslabón perdido, para algunos, como David Ignatius, columnista del diario The Washington Post, la historia del mercado de Wuhan es débil porque allí no vendían murciélagos ni pangolines. Además, un estudio publicado en enero en la revista The Lancet que analizaba los casos de los primeros contagiados en Wuhan encontró que varios de ellos nunca pusieron un pie en el famoso mercado de animales. ¿Cómo se infectaron? ¿Cómo pasó el virus de una especie que se encuentra a kilómetros de distancia de esta ciudad a los humanos?
Varias voces apuntan al Centro de Virología de Wuhan (CVW), establecido en 2015 y uno de los pocos en el mundo capaz de manejar cuatro de los patógenos más letales (para lo que debe tener seguridad nivel BSL-4), y donde científicos investigaban coronavirus de murciélagos. Shi Zhengli, conocida entre sus colegas como Batichica por su interés en estos animales, coordinaba dichas investigaciones. En 2017, la experta publicó un trabajo en la revista Plos Pathogens en el cual habla del peligro de estos coronavirus debido a que usan el receptor ACE2 para infectar las células y luego replicarse en las vías respiratorias humanas.
Emmanuel Macron, presidente de Francia, le dijo al Financial Times que China había brillado en esta crisis por su falta de transparencia. “Hay muchas cosas que sucedieron que desconocemos”, señaló. Otros líderes mundiales se han unido en torno a esa queja.Por esa misma época, el periodista Josh Rogin, del The Washington Post, tuvo acceso a una serie de cables con información sensible del departamento de Estado. Según él, ellos muestran la preocupación de los científicos gringos por la precaria seguridad de dicho laboratorio. Esto sucedió tras una visita de funcionarios de la Embajada de Washington en China que observaron que allí no solo hacían investigaciones riesgosas con los coronavirus de murciélagos, sino “que no contaban con científicos bien entrenados para operar de manera segura el lugar”, dice Rogin, citando uno de los cables."Reconocidos expertos en bioseguridad, como Richard H. Ebright, no descartan que el virus haya escapado por accidente".La terrible paradoja es que dicho laboratorio investigaba justamente para prevenir un posible nuevo brote de SARS. Pero los cables dieron cuenta de que desde hace mucho tiempo había preocupación por estos trabajos si no eran protegidos de la forma debida. En ese momento científicos estadounidenses del Laboratorio Nacional de Galveston, en Houston, y de otras organizaciones trabajaban hombro a hombro con sus colegas chinos y conocían el asunto de seguridad. Muchos de ellos pidieron al Gobierno de Washington ayudar a mejorar el bloqueo de las posibles vías de escape del virus. Sin embargo, este “nunca proporcionó asistencia adicional a los laboratorios”, dice Rogin. Para el columnista, los cables muestran la posibilidad de que la pandemia haya salido de un accidente en un laboratorio.
Xiao Qing, investigador de la Universidad de Berkeley, dice que está claro que el virus no fue hecho por humanos, pero “eso no es lo mismo a afirmar que no salió de ese laboratorio que analizó por años esos coronavirus”. Para complicar aún más las cosas, Nikolai Petrovsky, del Flinders Medical Center en Australia, señaló además que es posible que el virus hubiera obtenido esas características en el laboratorio. “Lo cultivaron con células que tienen el receptor humano ACE2 y con el tiempo el virus se adaptó. El resultado es una cepa muy letal para los humanos, pero, como las mutaciones se dieron por azar, no hay señal de la mano del hombre, aunque surgió con intervención humana”, dijo el experto al portal de noticias científicas LiveScience. Agrega que es posible que ese virus infectara a un científico que luego fue al mercado de Wuhan, donde pudo contagiar a otras personas. El resto es historia.Pruebas, pruebas y más pruebasPara Rogin, esta teoría tiene el problema de que todas las pruebas son circunstanciales. Hasta ahora la evidencia científica más segura muestra que no fue hecho por humanos, pero pudo haber salido de un laboratorio. Aunque, según dijo Shi, la Batichica, a la revista Scientific American, en diciembre 30, cuando se conoció del brote, ella corrió al laboratorio a cotejar las pruebas de pacientes infectados con las de las muestras de coronavirus en su laboratorio para ver si había salido de allí. También revisó posibles vías de escape del virus, pero no encontró nada. Por esa razón, el grupo de Shi fue el primero en decodificar el genoma del virus.
En represalia por las acusaciones de Trump, Zhao Lijian, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, dijo que el coronavirus provenía de Estados Unidos. Según The Washington Post, el Gobierno chino, liderado por Xi Jinping, ha bloqueado la información sobre el origen del virus en su país.La cuarta hipótesis, y por ahora la más aceptada en la comunidad científica, dice que el bicho saltó de un murciélago a un intermediario, probablemente el pangolín, que se usa en China como afrodisíaco, y de allí a una persona, con las consecuencias trágicas conocidas. Pero Rogin asegura que esta teoría también se apoya en evidencia circunstancial y no controvierte la posibilidad de que haya escapado del Centro de Virología de Wuhan. “La primera infección pudo ser un accidente”, dijo Richard Ebright, un experto en bioseguridad y microbiología de la Universidad de Rutgers, al columnista Ignatius, de The Washington Post.
En el mundo todos hablan de pruebas, respiradores y unidades de cuidados intensivos. Pero en China, de acuerdo con Rogin, el Gobierno bloqueó la información sobre el origen del virus y no ha atendido el requerimiento de Estados Unidos de proporcionar muestras recolectadas de los primeros pacientes. Un laboratorio de Shanghái decodificó en enero el genoma del nuevo virus, no obstante, cerró por ‘modificaciones’. Y “varios de los médicos y periodistas que dieron información sobre el brote en los primeros días desaparecieron”, afirma Rogin.Algunos líderes mundiales han criticado a China por la falta de transparencia en el manejo de la pandemia. Presionan para que investigue qué dio origen al virus que tiene hoy al mundo en ascuas. Para ponerle punto final a las teorías conspirativas, pero, ante todo, para evitar que un virus que tiene arrodillada a la humanidad, ha dejado decenas de miles de muertos y llevará a millones más a la pobreza vuelva a surgir en el futuro.