El robo que recrea Netflix en la miniserie, protagonizada por Andrés Parra y Christian Tappan, llegó a la plataforma de streaming más popular del mundo, aunque el caso ya ha sido expuesto públicamente en la televisión con El gran robo (2007) y el libro Así robé el banco, del periodista Alfredo Serrano “Logramos con este personaje desde la propuesta que se hacía en el libreto y con las conversaciones con los directores salirnos un poco del estereotipo del ladrón y entrar a explorar este otro tipo, que él mismo se autodenomina ‘ladrón de categoría’”, dijo el actor Andrés Parra en entrevista con Semana. Lea también: Rappi le apuesta a videojuegos, música y eventos en vivo

Si bien la serie se basa en hechos reales, Netflix aclara que personajes y varias de las situaciones que se desenvuelven alrededor de ellos hacen parte de la ficción. Dinero presenta diez datos reales sobre el robo a la sede del Banco de la República en 1994 y sobre los cambios que se dieron a partir de ese año:  Lea también: El mercado de los derechos de televisión del fútbol reflexiona sobre su futuro El grupo de asaltantes logró hacer el robo sin dar un disparo y se llevaron $24.072 millones (más de US$30 millones de la época). En el asalto participaron unas 26 personas de forma directa e indirecta, según las autoridades. Aunque más de cien personas fueron investigadas. Elkin Susa, el principal financista del asalto, dijo en 2016 desde prisión que solo 3 o 4 de los implicados estaban aún con vida. Del total del monto robado, según publicaciones de la época, $18.560 millones eran billetes sin emitir, es decir, que no habían salido al público. El resto eran billetes nuevos o que ya habían estado en circulación. Las aseguradoras se encargaron de asumir las pérdidas, de acuerdo a la prensa de la época. Estas se distribuyeron en Suramericana (50% de la poliza), Chubb de Colombia (20%), Colpatria (20%) y GranColombiana (10%). El Banco publicó la serie de los billetes robados y estos pasaron a llamarse popularmente ‘los billetes vallenatos‘. De acuerdo a información publicada en el portal del Banrep, el robo “tuvo importantes consecuencias para el manejo de los billetes en circulación, particularmente en las denominaciones de $2.000 (Bolívar), $5.000 (Núñez) y $10.000 (mujer embera)”. De hecho, el Banco, “para mantener la fe pública”, determinó cambiar el diseño de los billetes de estas tres denominaciones “con la mayor celeridad posible”. Este proceso se inició con el billete de $5.000. Después, se continuó con la denominación de $10.000, que se diseñó bajo la orientación del entonces gerente del banco, Miguel Urrutia M. Desde entonces, para el papel se implementó un sistema de "lentejuelas iridiscentes", que “protegen el billete contra falsificación mediante fotocopiadora”, según la publicación El logro de la autosuficiencia. Desde 1994, el cargo del funcionario que acompaña en la firma de los billetes al gerente general es el gerente ejecutivo. Según la prensa, para 1997 aún habían billetes circulando con las viejas características, aunque eran muy pocos.

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