Durante los últimos cuatro años, la United States Agency for International Development (Usaid) ha desarrollado un programa de cooperación para mejorar el acceso financiero de los habitantes de las regiones más afectadas por el conflicto armado y la minería ilegal. Como resultado, se han movilizado $848 millones en servicios financieros, 85% de los cuales fueron créditos y el resto ahorros y microseguros. Así mismo se lograron vincular al sistema financiero formal 638.000 micros y pequeños empresarios rurales. Germán Sanz, coordinador del portafolio de servicios financieros de Usaid, explica que este programa de cooperación da asistencia técnica a las entidades financieras que tradicionalmente no hacían presencia en esas zonas. La idea nació tras evaluar los programas agroindustriales de la entidad con pequeños productores. Ellos iniciaban entusiasmados sus proyectos, pero una vez terminaba el apoyo de Usaid, abandonaban el tema, pues les hacía falta capital de trabajo.
Tan solo 11% de la población rural tiene acceso a créditos formales debido a que estas personas no tienen las suficientes garantías que les exigen los bancos para otorgarles créditos. A esto se suma el desconocimiento de las zonas afectas por el conflicto armado, así como de las microfinanzas. Eso hacía que la mayoría de establecimientos de crédito del país no se animaran a ofrecer sus servicios en esas regiones del país, pero Sanz explica que con el proceso de paz los bancos ya están más dispuestos a ir. “Desconocían a esos clientes y no sabían cómo atenderlos. Por eso, lo que les ofrecimos fue asistencia técnica para desarrollar productos especiales para los usuarios rurales e incentivos como una garantía de créditos por US$500 millones, que es otorgada por la Development Credit Authority (DCA)”, explica Sanz. Banco de Bogotá, Davivienda, Bancolombia, Bancompartir, las cooperativas financieras Coofisam (Huila), Congente (Meta) Interactuar (Antioquia), la fundación Mario Santo Domingo, ACH y Tecnipagos son algunas de las 30 entidades que participaron en el programa, el cual se desarrolló en 197 municipios. El crédito promedio de estos deudores rurales es de entre US$1.000 y US$3.000 (entre $3,4 millones y $10 millones) y con plazos promedio de 18 meses.
Germán Sanz, coordinador del portafolio de servicios financieros de Usaid Buenas pagas Contrario a lo que se puede pensar, la calidad de esta cartera (nivel de morosidad) es buena, pues muchos de estos clientes rurales accedieron a crédito por primera vez y, por ende, cuidan mucho esa relación. Pese a este avance, las zonas Pacífico y Caribe, que han sido duramente golpeadas por el conflicto, son las que registran menores niveles de inclusión financiera. Según datos de la Banca de las Oportunidades, 81,4% de la población adulta del país tiene al menos un producto financiero y en las regiones Caribe y Pacífica, baja a 71,2% y 72,75, respectivamente. Sanz señala que este programa de asistencia técnica termina en un año y el de garantías es para 10 años. No obstante, el plan de Usaid es seguir apoyando la inclusión financiera, sobre todo en otro grupo de población vulnerable, como los migrantes venezolanos. Explica que trabajaron con bancos grandes, no tanto porque ellos no cuenten con los recursos, sino para motivarlos a entrar en otra línea de negocios, como las finanzas rurales, donde curiosamente han sido las entidades pequeñas las que han empujado a las de mayor tamaño.
Una de las iniciativas destacada es el programa ´Soy Líder’ de Bancompartir, el cual incentiva a las personas de las zonas rurales más marginadas para que se conviertan en embajadores de inclusión financiera dentro de su entorno. Ellos socializan, tanto con vecinos como con familiares, las oportunidades de ahorro y crédito de la entidad. En contraprestación, cada embajador recibe beneficios económicos y sociales para sus comunidades. Adicionalmente, Usaid ha impulsado la apertura de nuevas sedes del Banco, en las que ofrece microcréditos, créditos de vivienda o agropecuarios y productos de ahorro. Solo en el último año abrió en San Agustín y La Plata (Huila); Yarumal y Apartadó (Antioquia); Granda (Meta) y Santander de Quilichao (Cauca).