Lo determina la geografía colombiana: para conectar los centros de producción del país con los puertos marítimos hay que construir túneles y viaductos. Estas obras reducen los tiempos de viaje y bajan los precios de los productos. Por eso, el programa vial de infraestructura 4G tiene previsto construir 93 túneles, la mayoría de ellos ya en ejecución. Y otros proyectos de transporte bajo la modalidad de obra pública, que también incorporan un buen número de este tipo de obras. Es el caso del cruce de la cordillera central o túnel de La Línea, que incluye 22 túneles, uno de ellos de 8,5 kilómetros de longitud. Eso sin contar que más de 80% de la energía eléctrica del país proviene de hidroeléctricas, que también requieren de kilómetros y kilómetros de perforaciones subterráneas. Esta ‘ola‘ de túneles tiene otra consecuencia: el surgimiento de empresas que acumulan experiencia en ese tipo de construcciones. Una de ellas, Estyma, nació en Medellín en 1986, de la mano der dos ingenieros que participaron en la obra de la primera línea de metro de esa ciudad.
Se trata de Guillermo Ángel y César Solano, quienes iniciaron su carrera empresarial con Cementos Samper en la construcción de obra civil para proyectos mineros. Estyma también se abrió camino en la ejecución de túneles y obras subterráneas de varias de las hidroeléctricas que se construyeron en la década de los noventa. “Con Estyma hemos participado en 11 centrales hidroeléctricas, y en los túneles piloto de la Línea; Buenavista, cerca de Villavicencio, Occidente (Santa Fe de Antioquia) e hicimos parte de la concesión del túnel de Oriente, inaugurada hace unas semanas”, dijo a Dinero Carlos Ángel, gerente general de la firma.
Cada proyecto de Estyma cuenta con un equipo propio de gerenciamiento, una de las claves del éxito de la firma. La compañía también ha participado en obras urbanas clave como los puentes de la avenida Suba en Bogotá, puentes sobre la Autopista Norte, el intercambio vial de la Aguacatala y el puente de la Madre Laura. Por estos días, sus ingenieros trabajan en el intercambio vial La Ayurá, también en Medellín.
Estyma también forma parte del consorcio que construye el túnel del Toyo, que mejorará la conexión entre Medellín y Urabá. Tendrán que perforar 10 kilómetros, lo que lo convertirá en el túnel más largo de Suramérica. “Hemos construido o participado en la construcción de 80 kilómetros de túneles y estamos en la obra de otros 35 kilómetros”, dijo Ángel. Esta empresa, según el mismo ingeniero tiene entre las claves de su éxito la conformación de equipos técnicos y humanos especializados en cada proyecto. "Cada contrato funciona como una compañía aparte, con su administración y gerenciamiento propio", cuenta. También influye la compra de equipos de última generación.
En la vía Buga-Buenaventura, los ingenieros de Estyma tuvieron que enfrentar varios retos en materia geológica. La empresa tiene entre sus planes construir los túneles de la concesión Mulaló - Loboguerrero, el Regiotram de Bogotá, otra línea de tranvía en Medellín, la modernización del acueducto de Bogotá y la primera línea de metro de la capital. Empresas como Estyma reflejan otro beneficio derivado de las obras de infraestructura en un país como Colombia. Se trata de la conformación de un tejido empresarial local que crece y acumula valiosa experiencia.