La movilidad es un servicio esencial y por eso se requiere de un servicio eficiente, permanente y no contaminante. Al margen de las protestas de los últimos días registradas en Bogotá y municipios vecinos, y que muy probablemente se repetirán por uno u otro motivo más adelante, queda comprobado que esta ciudad región necesita cuanto antes sistemas masivos de transporte que reduzcan el tiempo de viaje de millones de personas. El Banco Mundial ha sido muy claro en varias publicaciones; no se trata de construir trenes, metros u otros sistemas de transporte, sino de brindarle a las personas más tiempo para que sean más productivas y felices.
El problema es que nos hemos quedado varados en medio de las discusiones de qué tipo de sistema y el modo de financiamiento más adecuado. Al tiempo, millones de hogares se viene asentando en estas zonas y municipios sin una respuesta efectiva por parte de los gobiernos en materia de movilidad pública. El actual gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, es una de las personas que más ha ambientado e impulsado este tipo de construcciones. En la actualidad, está abierta la licitación para construir el tren de occidente, Regiotram, y se espera que hacia finales de este año quede adjudicado. De ver la luz del día esta licitación, sería el primer tren de cercanías que se construye en el país. Una de las principales ventajas de este proyecto es que utilizará un corredor férreo disponible desde el siglo XIX pero abandonado a su suerte en la segunda mitad del siglo XX. Según los planos previstos, el nuevo sistema de tren eléctrico tendrá una longitud de 40 kilómetros y dispondrá de 17 estaciones, 2 patios y un taller. “En Bogotá tendría 9 estaciones (14,7 km), mientras que en el área suburbana otras 8 paradas (24,9 km)”, dijo Miguel Ricaurte, socio de Silk Banca de Inversión. Todo el recorrido podría tomar unos 52 minutos, mucho menos de las casi 2 horas que algunos ciudadanos de estos municipios tienen que sufrir en los penosos accesos de Bogotá. La inversión incluye 4 intersecciones (puentes férreos) distribuidos así: Avenida Boyacá, Avenida 68, carrera 40 y NQS. Se ejecutará a través de una concesión integral que incluirá en un único contrato: la ingeniería de detalle, la construcción, el suministro de trenes, la señalización y la operación y mantenimiento. En cuanto a las tarifas, hay algunas cifras preliminares. Si viaja dentro de Bogotá costará $2.400, si toma el tren en Facatativá y el viaje termina en Bogotá valdría $6.300, mientras que si lo toma en Mosquera pagará $3.900 y en Funza $3.500. Una vez adjudicado y firmado el contrato vendrá un periodo de 18 meses para estudios de mayor detalle para luego, en los siguientes 30 meses, adelantar las obras y la compra de los trenes, que tendrían un precio estimado de $700.000 millones. Posteriormente, como en todo proyecto de estas características, viene un periodo denominado ‘marcha blanca’ en donde se prueba cada detalle, vagón y sistema. El periodo de explotación del concesionario es de 21 años. Rey, que termina su administración este 31 de diciembre, también busca dejar contratados los estudios para otro ramal que iría desde el centro de la capital hasta Zipaquirá, pasando por Chía y Cajicá. Muncipios donde también se han presentado problemas de movilidad estos días, pero que siempre han tenido deficiencias en sistemas masivos de transporte. Este nuevo sistema férreo, también utilizará el espacio disponible actual para la puesta en marcha del material rodante o trenes. Según la Gobernación, la Financiera del Desarrollo Territorial (Findeter) será la encargada de realizar los estudios del tren entre Bogotá y Zipaquirá. Además de pasajeros, la ruta contemplaría un tren de carga, indicó la Empresa Férrea Regional (EFR) en su cuenta de Twitter y añadió que está planeado que esta alternativa de transporte inicie operaciones en la calle 26 y recorra la línea férrea de La Caro hasta llegar a Zipaquirá. Hay que decir también que las propuestas iniciales de trenes eléctricos no excluían la participación accionaria de las compañías que prestan hoy el servicio de buses intermunicipales y que comunican a Bogotá con estos municipios. Sin embargo, esa idea fracasó debido a que el modelo financiero no cerraba, es decir, los números no daban. Aunque los trenes no van a evitar las protestas, como las de estos días, sí permitirán que los millones de ciudadanos y familias cuenten con opciones más seguras, eficientes y no contaminantes. Taxis sin pico y placa Como parte de las medidas anunciadas por el gobierno distrital para enfrentar el caos generados por protestas en varios sitios de Bogotá y los municipios aledaños, se anunció la decisión de levantar la medida de pico y placa para taxis, medida que entró en vigencia desde el medio día del martes 24 y va hasta el jueves 26 en la noche. La Secretaría de Movilidad también decidió levantar la restricción a rutas intermunicipales de mediana y larga distancia, esto para que puedan recoger y dejar pasajeros en la ciudad, mientras se resuelve el paro. La Secretaría aclaró que las medidas se levantarán una vez se normalice la prestación del servicio de transporte en la ciudad.