A muy pocos kilómetros de Sogamoso, Boyacá y en medio de otros cultivos de cebolla, maíz y papa, se construyó una de las áreas de cultivo de cannabis medicinal más grandes del país. Se trata de la compañía Clever Leaves (Hojas Inteligentes), creada hace un par de años por 3 profesionales colombianos que lograron - mediante un fondo de capital privado de Estados Unidos- el dinero suficiente para realizar las inversiones en cultivo y laboratorio. Entre estos dos componentes la inversión asciende a los US$12 millones. Los creadores de esta compañía, escogieron como sede del cultivo el municipio de Pesca, Boyacá por la tranquilidad del sitio, el clima y la disponibilidad de mano de obra. “Siquiera que están viniendo estas inversiones por acá. Pesca es un municipio que hace unos años tenía 14.000 habitantes, ahora sólo somos 8.000, en gran parte porque no hay oportunidades de trabajo”, cuenta de manera espontánea Julio Rojas, la persona que le vendió los terrenos a Clever Leaves para la construcción de invernaderos y otras infraestructuras para el cultivo de cannabis con propósitos medicinales. Lea también: Cannabis medicinal Colombia se vuelve potencia En el siguiente video le mostramos cómo funciona la plantación.
A este recorrido fuimos invitados varios medios y mientras nos presentan el proyecto en una sala de conferencias improvisada, queda claro que cuenta con el management de cualquier multinacional. Entre el grupo de profesionales se destacan genetistas vegetales de España y algunas de las personas que más saben de cannabis medicinal en la Región. Nadie sabe hoy qué tan exitosa será esta agroindustria en el país y el mundo; en parte porque apenas si se asoma al comercio mundial y una que otra bolsa de valores. El asunto evidente tierra adentro es que está generando oportunidades de empleo y dinamizando poblaciones de Colombia que parecían condenadas a una muerte lenta . Es el caso de Pesca. “Esta compañía tiene 220 empleos hoy y espera cerrar el año con 600 trabajadores directos”, comenta a varios periodistas, Gustavo Escobar, director de Innovación & Cofundador de Clever Leaves. Clever Leaves inició operaciones en mayo del 2016 y actualmente tiene en producción 5 hectáreas de cultivo y un laboratorio de extracción y producción de última tecnología, con capacidad de producir 3.000 litros de aceite cannábico al año. Para el 2019, Clever Leaves tiene como meta llegar a 23 hectáreas y para el 2023 a 100 hectáreas de cultivo en invernadero. “Clever Leaves tiene por objetivo convertirse en el 2023 en la compañía más grande de cultivo de cannabis medicinal del mundo, con más de 100 hectáreas de tierra cultivada y laboratorio de punta, con la certificación en Gacp & GMP que asegura los más altos estándares en la materia”, dijo Escobar. Le puede interesar: Floricultor explica por qué se metió al negocio del cannabis medicinal En la visita que Dinero realizó hace unos días, pudimos conocer varios invernaderos que permiten abrir o cerrar ventanas de manera automática y así mantener las condiciones de humedad, así como tecnología de punta en materia genética para crear variedades de cannabis medicinal resistentes a las plagas y al mismo tiempo, más productivas. En una hectárea se pueden producir 4,5 toneladas de flor seca por año. Dicho material que se resguarda y almacena como si fuera ‘oro verde’ se lleva a una planta de procesamiento que la compañía tiene en Tocancipá, Cundinamarca. Allí las instalaciones son extremadamente asépticas, casi del nivel de una fábrica de chips. Es necesario el uso de trajes especiales, limpieza profunda de manos, tapabocas y varias zonas que solo pudimos ver a través de un vidrio o puerta de seguridad. En especial se restringe el acceso a los sitios donde se trabaja directamente con las nuevas variedades y donde se almacenan y producen los aceites que se extraen de la flor de cannabis. “Colombia tiene una oportunidad única para desarrollar un nuevo sector de la economía que atraiga inversión extranjera, genere empleo y desarrollo, promueva la innovación, la investigación y el desarrollo. Las razones son principalmente: una buena regulación, óptimas condiciones agro climatológicas y contar con industrias de flores y farmacéuticas bien desarrolladas”, explicó Escobar. En consumo de agua las instalaciones también tienen modernos sistemas de recolección y reutilización del agua. La compañía calcula que el agua se recicla en un 90%, gracias a la implementación de una planta importada de Israel. Al interior había decenas de trabajadores en labores de corte, arreglo y manipulación de las flores de cannabis. Varios de ellos tenían muy claro que no estaban en una planta de marihuana, sino en una compañía de cannabis medicinal. Lea también: Las trabas para invertir en el cannabis medicinal