“La calidad de un sistema educativo no puede exceder la calidad de sus maestros”. La frase la dijo un funcionario surcoreano a un investigador de McKinsey & Company en 2007. Aunque nunca se supo el nombre del funcionario, su frase quedó consignada en uno de los mundialmente citados informes de política pública de la consultora. Y, desde entonces, se ha vuelto una especie de adagio popular para los educadores de todo el mundo: la mejor forma de mejorar un sistema educativo es invertir en mejores maestros. Por eso hizo todo el sentido que la citara Andreas Schleicher, director de educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), cuando presentó a finales de junio los resultados del Estudio Internacional sobre Enseñanza y Aprendizaje (Talis, por su sigla en inglés), la encuesta más grande que se hace en el mundo sobre educación y que analiza cómo son, qué quieren y qué piensan los actores principales de los sistemas educativos de todo el mundo: los profesores. Lea también: Empresas de telecomunicaciones denuncian “dominancia” de Claro ante la Ocde
Esta se realizó el año pasado y era la primera vez que participaba Colombia. Gratamente, esta vez el país no se rajó –a diferencia de lo que ha pasado en otros estudios internacionales donde se mide con los países más desarrollados–. Incluso le fue mejor que al promedio de la Ocde en indicadores como la buena relación con los estudiantes o la pertinencia de la formación inicial. Sin embargo, la encuesta también demuestra varios aspectos a mejorar en el país y muchas cosas que puede aprender de los mejores sistemas educativos en el mundo. Le sugerimos: Este es el país que tiene las familias con más ingresos disponibles Más formación y clases más pequeñas Si pudieran elegir en qué gastar los recursos de su sistema educativo, la primera elección de los maestros sería contratar más personal docente y así disminuir el tamaño de las clases. Invertirían en eso aún por encima de mejorar sus salarios actuales o mejorar la infraestructura. Para los rectores, la principal escasez, más que la infraestructura o la tecnología, es la de personal. Esto refleja la alta carga laboral que están registrando y las dificultades que tienen para promover estrategias pedagógicas de moda, como la enseñanza individualizada o trabajar por proyectos en pequeños grupos, cada vez más comunes en las escuelas de todo el mundo. Otro aspecto importante que hace falta en el país es el tiempo que tienen los rectores para hacer tareas pedagógicas, como la elaboración de currículo y planeación de clases. En China, Vietnam, Corea y Japón los directivos docentes tienen entre 50% y 75% más tiempo que en Colombia para estas actividades. Según la encuesta, otro aspecto que debería mejorar el país de acuerdo con las actividades de desarrollo profesional. “Los profesores tienen que aprender toda la vida. No podemos esperar que los estudiantes empiecen a buscar el aprendizaje continuo si sus propios maestros no lo están haciendo”, apunta Schleicher. En Colombia, 91% de docentes dice asistir a actividades de formación continua, un promedio alto, aunque menor en comparación con la media de la Ocde (96%) y de los mejores países en las pruebas Pisa: Singapur, Taiwán y Estonia (98%). Por otro lado, el tipo de formación continua que más impacto tiene en los resultados, de acuerdo a la organización, es el de cooperación entre pares, que solo reciben 45% de los profesores en el país. También hay falencias en la formación de rectores (solo 45% estudiaron administración de escuelas antes de hacerse directivos. El resto aprendió sobre la marcha) y en la inducción de maestros primíparos, que solo recibieron dos de cada 10 profesores colombianos. En Singapur, más de la mitad de los maestros tuvieron un mentor en sus primeros cinco años laborales. Le sugerimos: Duque ratifica su apoyo a la libre competencia Una cosa destacable es que Colombia es el segundo país, después de Brasil, donde más profesores (55%) dicen necesitar cursos en cómo manejar estudiantes con necesidades especiales. Desde 2017, todas las escuelas del país están obligadas a recibir a los estudiantes con discapacidades físicas o cognitivas e implementar un plan de estudios personalizado para ellos. Pero eso requiere un trabajo para el que los maestros no están preparados. Finalmente, otro aspecto que está corto en Colombia es la posibilidad de atraer profesionales a la labor docente. Casi todos los maestros, 9 de 10, citaron la posibilidad de impactar en la vida de los jóvenes como la principal razón para enseñar, pero pocos pensaron en la docencia como su primera opción de vida. En Colombia, solo 67% de los maestros, mientras que en países con altos resultados como Vietnam, Estonia, Japón o Taiwan esa cifra ronda 85%.