Paulatinamente, a medida que baja la marea del virus, aparecen los estragos. Por ejemplo, las 33 capitales del país sintieron duramente el impacto. Esto afecta todos los indicadores, porque los centros urbanos representan 54% del PIB y 47% de la población del país. Por eso, las cifras ya muestran el nivel de deterioro en las grandes áreas urbanas: el desempleo ya llegó casi a 25%, la informalidad es cercana a 45% y la mayor parte de los contagios (75%) está en estas ciudades. En consecuencia, la caída en la actividad productiva dejó a muchas capitales sin buena parte de sus ingresos. De acuerdo con la Asociación Colombiana de Ciudades Capitales (Asocapitales), en el segundo trimestre, dejaron de recibir $3,38 billones. Solo Bogotá dejó de recaudar cerca de $2,3 billones. Esto se explica principalmente por la caída en el impuesto de Industria y Comercio (ICA), directamente relacionado con los niveles de ventas de las empresas. Apenas seis ciudades lograron un incremento en el recaudo de este tributo respecto del mismo período de 2019, y en el resto de la muestra el registro fue negativo. En 10 de estas ciudades, donde están, entre otras, Barranquilla, Medellín, Popayán y Pasto, el recaudo de ICA cayó más de 20%. Lea también: Centrales obreras demandarán decreto de piso de protección social El tema obviamente tiene encendidas las alarmas de los mandatarios locales. Según Luz María Zapata, directora ejecutiva de Asocapitales, “el golpe fue duro. Hicimos un esfuerzo por tratar de dimensionar cómo les fue a las ciudades en el primer semestre. El balance para la ejecución de presupuestos no es tan malo, porque muchas de ellas hicieron gestión y se apalancaron en deuda. A muchas, eso les permitió montar programas para enfrentar la pandemia”.
Los indicadores en materia social han retrocedido notablemente por la crisis. Pero de cara a la reactivación, el tema es más grave, porque las necesidades de recursos no cederán y la situación fiscal será ya crítica. Por eso, Asocapitales se dio a la tarea de pensar cómo deberían recuperarse los principales centros urbanos del país. En alianza con la Universidad de los Andes realizaron el diagnóstico sobre su capacidad para enfrentar ese nuevo estado de cosas. Producto de ese esfuerzo es la Guía general para la reactivación económica y social de las ciudades. El diagnóstico busca medir la capacidad institucional y la vulnerabilidad social y económica de cada centro urbano. En función de estas variables, establecieron cuatro grupos: el primero, ciudades con alta capacidad institucional y baja vulnerabilidad económica y social. El segundo, ciudades con capacidad institucional pero alta vulnerabilidad social. El tercero, ciudades con baja capacidad institucional y baja vulnerabilidad. Y el último y más crítico, aquellas ciudades con baja capacidad institucional y alta vulnerabilidad social y económica. En el primer grupo están 12 ciudades, como Bogotá, Barranquilla y Medellín. En el segundo, están Cúcuta, Montería, Popayán y Sincelejo. En el tercero, Neiva, Providencia, Villavicencio y Yopal. Y en el cuarto, hay 12 ciudades, entre las que se destacan Santa Marta, Riohacha y Quibdó. Lea también: ¿Qué tan preparados están los hoteles para reabrir? El estudio propone 10 acciones, entre las que están impulsar la construcción de infraestructura para ampliar los servicios de energía eléctrica y agua potable. También, establecer programas para reducir la intermediación entre los productores agrícolas y el consumidor final, identificar y apoyar empresas en riesgo de quiebra y hacer un esfuerzo adicional para comunicar las políticas públicas, transparencia y acercamiento al ciudadano, entre otras. Daniel Felipe Escobar Valencia, director de Estudios Fiscales de Asocapitales, explicó que cada ciudad es un universo muy particular. Por eso, el siguiente paso del ejercicio es publicar una ficha de cada una para hacer las sugerencias más adecuadas a cada centro urbano. Puso de ejemplo Riohacha, capital de La Guajira. Esa ciudad debe establecer una estrategia efectiva por el impacto del desempleo en sus habitantes. Entre 5.000 y 8.000 personas del sector comercio y reparación de vehículos y del sector de alojamiento y servicios de comida perdieron sus empleos. De otra parte, el diagnóstico señala que 80% de la fuerza laboral está en riesgo de perder su trabajo por el alto nivel de contacto físico que requieren estas actividades. En materia social, la pandemia causó un movimiento importante en la capital guajira. La población pobre creció 6,8%, la vulnerable 55,4%, mientras que la clase media y la clase alta cayeron 2,8% y 25%, respectivamente. Este es solo un ejemplo del tipo de diagnóstico que está realizando Asocapitales y que busca poner de presente la perspectiva de cada ciudad. En las próximas semanas se conocerán las fichas para el resto de ciudades. Que la pandemia haya empezado a ceder terreno es una buena noticia. No obstante, es necesario actuar con urgencia para impedir que esos desarreglos se vuelvan estructurales. Las ciudades más grandes del país ya lanzan ese mensaje de auxilio.