El país sigue celebrando el histórico triunfo de Egan Bernal en el Tour de Francia. Emocionante hasta las lágrimas ver a un muchacho humilde, sencillo y auténtico, de 22 años –el más joven que ha ganado el Tour en más de un siglo– , con el mundo a sus pies. Cómo olvidar el abrazo en el que se fundió con su hermano apenas cruzó la meta de la última etapa. Su mamá, su papá y su novia se convirtieron también en protagonistas de esta historia, pues lo siguieron en cada pedalazo de la competencia más dura del ciclismo mundial. O el gesto solidario de Geraint Thomas, el capo del equipo Ineos en la carrera, que lo arropó para cuidar su liderato. El triunfo de Egan no solo le entrega al país una de sus mayores alegrías en la historia del deporte nacional. Ya un par de semanas atrás Juan Sebastián Cabal y Robert Farah habían escrito las páginas más gloriosas del tenis colombiano al obtener el título de dobles en Wimbledon. Y hace apenas unos días, en un deporte no tan popular como el rugby subacuático, Colombia fue campeón en la rama masculina y ocupó el tercer lugar en la femenina.

Desde hace mucho tiempo, el deporte une a los colombianos como casi ninguna otra actividad. En medio de una desgastante polarización política, ver a los deportistas nacionales lograr en medallas y resonantes triunfos ofrece una gran satisfacción para el país. Pero, sin duda, haberse quedado con la icónica camiseta amarilla del Tour de Francia ha sido uno de los momentos más especiales para el país. Al fin y al cabo el ciclismo y el fútbol pueden ser considerados los deportes nacionales. Egan deja muchas lecciones para los colombianos y ofrece un ejemplo de la lucha diaria y de cómo, con persistencia y dedicación, se alcanzan las metas y los objetivos. Una de las primeras lecciones es la constancia. Con apenas 8 años logró entrar al ciclomontañismo y con recursos de un amigo participó y ganó la primera de muchas de sus competencias. Nunca ha desfallecido en sus intentos, incluso cuando ha tenido que buscar recursos por redes sociales para participar en competencias.

Egan no surgió por generación espontánea sino por el fruto de años de trabajo, esfuerzos y dedicación. Y porque logró reinventarse para dejar una carrera exitosa en el ciclomontañismo para buscar nuevos triunfos en el ciclismo de ruta. También deja la enseánza de sus renuncias. Las estrategias de vida y las empresariales pasan por fijarse objetivos y metas que, a su vez, llevan en ocasiones a tomar decisiones clave. Esos desprendimientos por lo general generan dificultades y traumatismos. Pero Egan lo logró: obtuvo una beca de la Gobernación de Cundinamarca para cursar Comunicación Social en la Universidad de la Sabana, pero decidió darle prioridad a su carrera en el ciclismo y retirarse de la universidad. Seguramente en el futuro podrá retomar su formación en ese u otros campos. Además, se ‘abrió a los mercados internacionales’, que se convirtieron en su mejor vitrina, y logró con su paso por Italia que el equipo más poderoso del mundo en ese momento –el Sky, hoy Ineos– fijara sus ojos en el talento colombiano.

Egan ha tenido claro que el ciclismo implica trabajo en equipo. Llegó al Tour de Francia para lograr el objetivo de ganarlo con Thomas. Respetó el liderazgo natural de su jefe de filas y respondió cuando le dieron la posta de pelear por el título. Además, como dice el adagio popular ‘a la suerte hay que ayudarle’. Una fractura de clavícula le impidió participar en el Giro de Italia, y llegó al equipo que iba para el Tour. Christopher Froome, el líder del Ineos, tuvo un grave accidente y no participó en la competencia francesa y los astros empezaron a alinearse para Egan. Pero en carrera, Bernal atacó en los momentos adecuados, siempre estuvo atento a los cortes y a permanecer en la cabeza del lote. Esta nueva figura del deporte colombiano, junto con muchísimos otros referentes, posiblemente nos seguirá dando lecciones, no solo de capacidad deportiva, sino de humildad, trabajo en equipo y reinvención. Todo ello hoy lo coloca en lo más alto del ciclismo mundial. ¡Al fin, buenas noticias!.