Como consecuencia de las tensiones geopolíticas y de la caída de la demanda de crudo a nivel mundial, 2020 ha sido uno de los años más complejos para la industria petrolera. El año había empezado con relativa calma en el mercado petrolero. Tanto la referencia Brent como la WTI superaban la barrera de los US$60 y, si bien no era la época de los US$100 por barril de hace varios años, no se esperaba una debacle como la de finales de abril. El 20 de ese mes, cuando se vencían los contratos futuros de mayo, el mundo se sorprendió. Por primera vez en la historia, los precios del petróleo llegaron a terrenos negativos. Es decir, los productores estaban pagando para que les recibieran el crudo, pues no había demanda para absorber la producción, lo que causó que cientos de buques tanqueros repletos de crudo se quedaran en el mar sin rumbo fijo. ¿Qué pasó? El mercado petrolero enfrentó un doble choque. Por un lado, el 6 de marzo, Rusia y los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), liderados por Arabia Saudita, iniciaron una guerra de precios ante la falta de acuerdo de producción. Por otro lado, la medidas de confinamientos instauradas a nivel mundial para hacerle frente a la primera ola del coronavirus en Europa y en el resto del planeta le dieron un golpe a la demanda. De un día para otro, millones de carros y miles de aviones dejaron de circular. En esos días, la demanda diaria de crudo cayó unos 30 millones de barriles y, a pesar de que los países petroleros llegaron a un acuerdo para reducir la producción en cerca de 10 millones de barriles diarios, el golpe fue monumental. Lea también: Opep+ insta a sus miembros a prepararse para "cuando sea necesario" Nadie sabía si la situación sería estructural o coyuntural. Hoy, casi siete meses después, ya hay señales de que fue un fenómeno coyuntural. Si bien en varias partes del mundo, sobre todo en Europa, aún hay algunas medidas restrictivas, hoy son más sectorizadas. Lentamente, los motores de los autos se han vuelto a encender y los aviones volvieron a despegar, y es claro que las economías del planeta no resisten más cuarentenas estrictas y la reactivación parece no tener reversa. Adicionalmente, desde hace dos semanas hay un factor que está empujando favorablemente los precios del crudo. Se trata de los anuncios que han hecho Pfizer y Moderna en cuanto a que sus vacunas brindan una protección del 95%. Después de muchos meses de incertidumbre, por fin el mundo empezó a ver la luz al final del túnel y, por supuesto, esto se ha reflejado en los precios del crudo, que al cierre de esta edición se ubicaban en US$43 para la referencia WTI y en US$46 para la Brent. Puede que esta tendencia se mantenga y se consolide de cara a 2021, teniendo en cuenta que, además, la Opep sigue discutiendo el recorte de la oferta. Todo parece indicar que miembros de la organización están de acuerdo con aplazar unos meses el incremento de dos millones de barriles por día en el bombeo que se tenía proyectado para el próximo año. Le recomendamos: Precios del petróleo subieron por avances en vacuna contra la covid-19 Por otro lado, la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA) reveló que el aumento de los inventarios en Estados Unidos fue menor que el proyectado, pero demuestra que la demanda se recupera, lo que impulsaría también los precios del crudo. De hecho, recientemente, Goldman Sachs tomó esta tesis y explicó que, bajo este orden de ideas, se espera que los precios del crudo repunten, gracias a la recuperación económica. Así las cosas, la firma prevé que el próximo año los precios del Brent lleguen a los US$60 por barril en el tercer trimestre y tengan un promedio anual de US$59,40. Además, considera que la demanda aumentará 3,7 millones de barriles diarios en los primeros ocho meses del año. Sin duda, esta no solo es una buena noticia para la industria petrolera nacional, que ha resistido el golpe y ve con optimismo la llegada del próximo año, también para el Gobierno, considerando que por cada dólar que baje el precio del barril en promedio, en un lapso de un año, deja de percibir $400.000 millones. Por otro lado, hay una fuerte expectativa en el país por el impulso que le dará a la economía el repunte de la actividad petrolera. Pese a que en el mes de agosto la producción fue de 742.091 barriles promedio por día, lo que muestra una disminución del 15% con respecto al mismo periodo del año anterior, esta viene recuperándose y, según las proyecciones del Gobierno, la meta es que para 2021 se llegue a los 802.000 barriles diarios. Cabe recordar que en 2019 la producción cerró con un promedio de 886.000 barriles diarios. Adicionalmente, las inversiones que se harán en la industria el próximo año no serán tímidas. El presidente de Ecopetrol, Felipe Bayón, anunció en la Cumbre del Petróleo y Gas que aumentarán sus inversiones. Así las cosas, el plan para los próximos tres años superará los US$11.000 millones. Le puede interesar: ¿Cuál es el producto que más se exporta en el mundo? Asimismo, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) estima que en 2021 el sector de hidrocarburos invertirá US$3.400 millones. “El próximo año iniciará la campaña exploratoria costa afuera, con inversiones previstas por más de US$1.900 millones. Además, se tienen compromisos por US$940 millones para las actividades en áreas continentales”, informó la entidad. La estrategia del sector se enfocará en cuatro ejes: el desarrollo de la exploración y producción costa afuera, la promoción de la exploración de yacimientos continentales, la implementación de tecnologías de recobro mejorado y el desarrollo de los Proyectos Piloto de Investigación Integral (PPII) en yacimientos no convencionales en Colombia. Todo parece indicar que 2021 será el año de los pilotos de fracking. De hecho, Ecopetrol se subió a ese bus y se espera que en los próximos días las otras empresas suscriban los contratos. Este sería el primer paso para definir el futuro de los no convencionales en el país y, por ende, el de la seguridad energética. Se estima que los PPII demandarán inversiones entre US$400 millones y US$650 millones. “Para el país es importante llevar a cabo los pilotos lo antes posible. Dependerá de la expedición de la totalidad de la regulación y si para las empresas resulta razonable. Me refiero a las privadas, que aún no han presentado sus propuestas. El Gobierno confía en evaluarlos en el primer semestre de 2022”, indicó Francisco José Lloreda, presidente de la ACP. Lea también: ¿Por qué apoyar la ciencia en la discusión del “fracking”? Desde el sector son optimistas y esperan que el próximo año se retome el rumbo luego de la pesadilla vivida en 2020 por cuenta de la pandemia. “Será un año crucial para la industria, pues esperamos su reactivación”, concluyó Lloreda. De que el sector petrolero se recupere plenamente depende, no solo la salud financiera del país en el corto plazo, sino una adecuada transición energética para el futuro.